San Agustín, obispo De los sermones (Sermón 274, Sobre el
martirio de san Vicente: PL 38, 1252-1253)
Hemos contemplado un gran espectáculo con los ojos de la
fe: al mártir san Vicente, vencedor en todo. Venció en las palabras y venció en
los tormentos, venció en la confesión y venció en la tribulación, venció
abrasado por el fuego y venció al ser arrojado a las olas, venció, finalmente,
al ser atormentado y venció al morir por la fe. Cuando su carne, en la cual
estaba el trofeo de Cristo vencedor, era arrojada desde la nave al mar, Vicente
decía calladamente:«Nos derriban, pero no nos rematan».
REF
LEXIÓN La admirable resistencia al dolor del tormento, que a tantos nos intimida y nos parece desde antes de sufrirlo, intolerable, tiene su fuente en un espíritu de entrega por amor a una causa, que prefiere ser una víctima que un victimario. Es el Espíritu de Jesús crucificado y glorificado, impreso milagrosamente en nuestra carne.