lunes, 8 de febrero de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 5 de tiempo ordinario

Génesis 1,1-19



REFLEXIÓN

Al principio creó Dios el cielo y la tierra

Desde una lectura interpersonal hay que añadir: para uds. Porque el destino de la creación, con evolución o sin ella, es el ser humano como cuidador. Se nos da una misión y responsabilidad,  no una herencia para que hagamos lo que caprichosamente queramos.

La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla.

Esta informidad caótica, elemento de una cosmología antigua, nos advierte que sigue estando próxima, como se advierte en la tendencia a la desorganización y ruina que se da en diferentes partes del planeta, con y sin intervención humana.

Por eso es una naturaleza creada pero en riesgo. La regresión al caos es un riesgo sistémico. Y el ser humano alguien desafiado por el riesgo del caos a cada paso.

Una señal de los tiempos sobre el caos que puede sobrevenir es la fuerza emotiva, hoy tan destacada y enfatizada, que igual que motiva a cosas sublimes, nos lanza al desastre.

Parecen términos semejantes a los de la ciencia sobre el inicio del universo o de la tierra. Solo que desde el principio del texto se plantea una creación por parte de un Ser Supremo.

Y separó Dios

El caos se va domando por las sucesivas separaciones: luz, agua, tierra, especies del mar, del suelo y del aire. Luces abajo y luces arriba en el cielo. Separación pero no destrucción del contrario, de las tinieblas, del caos, el cual está retenido solamente.

Y asomará de tiempo en tiempo para dar a entender que el orden no es absoluto. El cuidador ha de dormir siempre con un ojo abierto, en vigilancia.

De ahí el constante asedio del caos por doquier, para tentar nuestra confianza en el Creador y su obra.

Y vio Dios que era bueno

La Palabra viene en nuestra ayuda para darnos confianza en la obra del Señor y alabarlo por la seguridad que nos dona. Una seguridad en el orden que se afirma históricamente, y nos revela que estamos en las manos de su designio de salvación.

Salmo responsorial: 103



REFLEXIÓN

¡Dios mío, qué grande eres!

La lectura teleológica del universo y la creación como don del Señor hacia nosotros, es un don para nuestro razonar razonable y afectivo? Es un don para la libertad en el reconocimiento del Creador? La alabanza por esta magnificencia es un don del Señor que nos llama a la unión agradecida y amorosa?

la luz te envuelve como un manto

Uno de los elementos más nombrados en relación al ser y presencia del Señor.

Una luz increada que buscamos anhelosamente desde todos los puntos, en todas las culturas, las ciencias, los conocimientos y  sabidurías, y que la Palabra nos dona gratuitamente a los que vivimos de fe en fe.

Cuántas son tus obras, Señor, / y todas las hiciste con sabiduría;

Las obras del Señor son buenas, se mantienen en un rumbo benefactor mientras no son desquiciadas. El agente que pervierte es el humano, que sabe lo que hace y piensa más en sí y los suyos que en los demás

Marcos 6, 53-56



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos

Es como alentar la magia y el materialismo de la curación. Pero eso no está rechazado, antes lo contrario, en el evangelio. Acercarse al Señor por necesidad no es desdeñable. Quizás sí reducir la relación con él a eso solamente.

Se trata de un relato que expresa un tipo, una generalidad para perfilar una actuación de Jesús de Nazaret por un tiempo indeterminado y la acogida de la gente a su sanación. Pasó haciéndolo bien.

Según los entendidos un resumen o recapitulación en el relato evangélico es una ficción técnica para cubrir un espacio de tiempo y espacio con las actividades de Jesús y su repercusión.

Nos da la imagen de un incesante predicador itinerante y curador cuya fama se va ampliando en las aldeas.

Nos da a entender la intensidad de la entrega a una tarea asumida para establecer un reino, un dominio, una creación.

Está Jesús enmendando la creación de Dios? Si advertimos que nunca el caos ha desaparecido sino que amenaza y aparece aleatoriamente, sabremos que la misión de Jesús no carece de necesidad y su pretensión se justifica.

Se busca una nueva creación, un orden más acabado, una seguridad definitiva, una colaboración humana más decidida en su responsabilidad de cuidar la creación.

Jesús nos enseña y guía para reparar y recrear infatigablemente, sin dejarnos vencer por el asomo de caos y tinieblas, con las arras del Espíritu de la nueva vida inaugurada en su Resurrección.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1358739344396324865?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Buenaventura  Breviloquio, prólogo

El origen de la sagrada Escritura no hay que buscarlo en la investigación humana, sino en la revelación divina, que procede del Padre de los astros, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, de quien, por su Hijo Jesucristo, se derrama sobre nosotros el Espíritu Santo, y, por el Espíritu Santo, que reparte y distribuye a cada uno sus dones como quiere, se nos da la fe, y por la fe habita Cristo en nuestros corazones.

REFLEXIÓN

Se corta así por lo sano la discusión eterna sobre el origen de la Sagrada Escritura. Es un tema de fe, no de investigación humana. Si algo habría que discutir, es sobre la fe y su pretensión de alcanzar el origen, privando al esfuerzo humano de comprensión, dada por el mismo Creador, propia y según la coherencia y consistencia de sus métodos.

En esto consiste el conocimiento de Jesucristo, conocimiento que es la fuente de la que dimana la firmeza y la comprensión de toda la sagrada Escritura. Por esto, es imposible penetrar en el conocimiento de las Escrituras, si no se tiene previamente infundida en sí la fe en Cristo, la cual es como la luz, la puerta y el fundamento de toda la Escritura.Se trata de una contradicción radical: conocimiento por la fe de Jesucristo mediantela fe previamente infundida, donada, dispensada y que actúa como según las imágenescomo luz porque alumbra la oscuridad del misterio, como puerta porque permite entrar desde dentro y no por violencia, y fundamento porque sin ese paso lo que venga no podrá darse.En efecto, mientras vivimos en el destierro lejos del Señor, la fe es el fundamento estable, la luz directora y la puerta de entrada de toda iluminación sobrenatural; ella ha de ser la medida de la sabiduría que se nos da de lo alto, para que nadie quiera saber más de lo que conviene, sino que nos estimemos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno.

REFLEXIÓN

Se trata con la fe de una sabiduría donada, de lo alto o de lo profundo, según las tendencias espaciales de tal o cual generación a lo largo de los siglos.  Una sabiduría que opera como un sometimiento, o cesión de derechos, una sumisión, docilidad u obediencia, que obviamente resulta discordante en un ambiente rígido en cuanto a la afirmación del intelecto humano como medida de todas las cosas.

La finalidad o fruto de la sagrada Escritura no es cosa de poca importancia, pues tiene como objeto la plenitud de la felicidad eterna. Porque la Escritura contiene palabras de vida eterna, puesto que se ha escrito no sólo para que creamos, sino también para que alcancemos la vida eterna, aquella vida en la cual veremos, amaremos y serán saciados todos nuestros deseos; y, una vez éstos saciados, entonces conoceremos verdaderamente lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano, y así llegaremos a la plenitud total de Cristo.

REFLEXIÓN

El fin de tal estilo de vida, que tanto descompone la autonomía del conocimiento humano, es alcanzar la vida que, como alternativa a esta, no tiene fin, y por lo tanto implica la felicidad plena, que consiste en ver, amar y saciar todo anhelo.De esto y su valor en los tiempos presentes, nos son testigos las investigaciones humanas que plantean la dinámica de la búsqueda de la plenitud de los hombres y mujeres. Porque ellas arrojan, que llevamos muy profundamente el anhelo, el deseo, la ansiedad por ser más.

En esta plenitud, de que nos habla el Apóstol, la sagrada Escritura se esfuerza por introducirnos. Ésta es la finalidad, ésta es la intención que ha de guiarnos al estudiar, enseñar y escuchar la sagrada Escritura.

REFLEXIÓN

Dedicarse a la Escritura, es consagrarse a vivir con ilusión de eternidad y plenitud.

Y, para llegar directamente a este resultado, a través del recto camino de las Escrituras, hay que empezar por el principio, es decir, debemos acercarnos, sin otro bagaje que la fe, al Padre de los astros, doblando las rodillas de nuestro corazón, para que él, por su Hijo, en el Espíritu Santo, nos dé el verdadero conocimiento de Jesucristo y, con el conocimiento, el amor, para que así, conociéndolo y amándolo, fundamentados en la fe y arraigados en la caridad, podamos conocer lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo de la sagrada Escritura y, por este conocimiento, llegar al conocimiento pleno y al amor extático de la santísima Trinidad; a ello tienden los anhelos de los santos, en ello consiste la plenitud y la perfección de todo lo bueno y verdadero.

REFLEXIÓN

Tal es el compromiso con la plenitud que anima este estudio de La Escritura por fe, que no se puede dar sin un trabajo por la perfección de lo bueno y verdadero,  de lo ético, lo conveniente, lo razonable y lo responsable desde ahora en esta convivencia humana.