San José
2Samuel 7,4-5a.12-14a.16
REFLEXIÓN
"Ve y dile a mi siervo David:
Según la
biblia “Dios Habla Hoy”, antes de este pasaje el Señor se manifestaba a través
de instrumentos para descifrar el futuro como el efod, tumim y urim
Ahora a
través del profeta Natán, tal como se había hecho anteriormente por medio de
otros profetas.
Los
medios utilizados por los sacerdotes de los santuarios son dejados de lado.
La voz
del Señor es libre y se presenta sin consultar previamente ni pedir permiso.
Muestra una iniciativa autónoma que se expresa en diversos medios.
Al
creyente se se le pide una disponibilidad para la escucha, no sólo en cuanto a
la docilidad del corazón sino también en cuanto a la apertura a los medios que
elija el Señor para comunicarse.
Es algo
que atrae la atención: cómo el Señor se comunica con los protagonistas de una
historia, en este caso David. Usa a otros que se convierten en su voz.
Sin
embargo el protagonista queda a merced del mensajero, para entender el dicho
del Señor.
Es un
orden de cosas que debe tener algún sentido. Quizás porque no hay peor juez que
el que tiene parte, intereses que cuidar y no es enteramente objetivo, incluso
para ir contra sus intereses.
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus
entrañas, y consolidaré su realeza.
Puede
considerarse también un texto político además de teológico, en la medida que
una casa reinante, la de David, se muestra consolidada según Dios, como su
voluntad. Dicho de otro modo: para el creyente la dinastía davídica es lo mejor
que le pudo pasar como bendición a Israel.
Nosotros
tendemos a tomar esta bendición como eterna. Pero andando el tiempo esta
consolidación fracasará, y se dividirá en dos reinos.
Para los
que sustentan la bendición en la casa real de David y sus descendientes, Judá es
la continuación y no Israel, reino del Norte. Sin embargo en su existencia más
inestable este reino del Norte también tuvo voz de Dios en los profetas que le
fueron enviados.
Pero
para el Israel-Judá, que resta después de la prueba del destierro, la dinastía
de la bendición seguirá siendo la de David y sus descendientes.
Por eso
al redactor de Mateo le interesa hacer ver que a través de José, padre de
Jesús, se da la línea de esa bendición davídica. Lo que avalaría ser llamado
hijo de David.
Esa es
una contribución al cambio hacia la justicia y un nuevo orden social: la
paternidad-maternidad.
Es una
construcción silenciosa de nutrición, actitudes, valores, visión y misión que
se realiza silenciosamente, hasta el tuétano y las entrañas de cualquier ser humano.
Sabemos
de su importancia por la disfunción que trae como consecuencia sicópatas y
malhechores. Y por los frutos logrados de personas maduras y sensatas que
contribuyen al bien común.
La
paternidad como extensión de la construcción milenaria que el Padre ejerce con
nosotros y nos mantiene como administradores del mundo y su progresivo cambio
hacia algo mejor.
construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el
trono de su realeza para siempre
Vamos
construyendo un reino, un orden en el que los seres humanos estrenaremos una
novedad que ya se ha concretado en Jesús crucificado, muerto y resucitado, y
que desde el final de la historia nos atrae para la consumación.
Yo seré para él padre, y él será para mí hijo
Es su
designio: ser nuestro Padre.
Salmo responsorial: 88
REFLEXIÓN
anunciaré tu fidelidad por todas las edades
Por
haber sido Padre y seguirlo siendo.
"Tu misericordia es un edificio eterno, / más que el
cielo has afianzado tu fidelidad."
Misericordia
eterna, vulnerabilidad permanente, Dios amor. El desafío es conciliar lo
irreconciliable: el Señor en su amor fiel y nuestra libertad rebelde.
La
rebeldía, tan valorada y alabada en nuestro tiempo, aunque no ha sido el único
tiempo que la valora en el pasado, muestra la naturaleza humana en lo más
propio: su propensión a la libertad, lo que no quiere decir libertad
conquistada y plena.
Libertad
humana troquelada en la plenitud del Señor que confunde su temporalidad
histórica con la eternidad de la que proviene. Ese es su drama.
Él me invocará: "Tú eres mi padre, / mi Dios, mi Roca
salvadora."
Los que
echamos de menos un Padre perfecto, porque nuestra experiencia del que nos tocó
y la paternidad que hemos ejercido, es limitada y defectuosa, anhelamos un
encuentro con la paternidad de Dios.
Un
encuentro acabado es nuestra esperanza, mientras se construye esa paternidad de
su Reino, a travès de las edades.
Romanos 4,13.16-18.22
REFLEXIÓN
como todo depende de la fe, todo es gracia
Gracia
es la vivencia del modo propio de Dios, que se hace sentir en una libertad
alejada de toda violencia, constricción o cálculo.
Es buena
fe definitiva sin sombra de malicia.
En medio
de la gracia nos apenamos de ser en otra forma. Nos avergonzamos de nuestra
malicia.
así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no
solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de
Abrahán, que es padre de todos nosotros
Por eso
los adúlteros y los bastardos son figuras que rompen con el esquema de la
bondad atrapada y vinculada exclusivamente con la normalidad: la norma de la
cultura.
Son las
advertencias del Señor libre de la gracia, que su orden va más allá y por
encima, y trastoca para perfeccionar nuestro ordenamiento degenerativo.
Abrahán creyó
Así
Abraham entró en contacto con el Dios de la gracia, y se pudo hallar en su
presencia.
El orden
de la gracia tiene su propio sensor y potenciador: la fe.
Vivir de
fe implica una discrepancia con todo orden que no sea de fe.
Una
distancia dolorosa y gozosa.
Una
visión para algunos, que aflige y motiva, y que en alguna forma debe ser
significada, escenificada para llamar a la fe y que se siga haciendo
comprensible.
Es un
don que llevamos en vasos de barro.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que
llegaría a ser padre
José el
papá designado de Jesús, según la Palabra, también asumió con fe su misión,
porque era iniciativa de gracia del Señor, como también lo era la de su esposa
María.
Debió
sustentarse en esa fe para llevar adelante esa misión contra toda evidencia
contraria de que Jesús era hijo de un padre
desconocido, pero por fe, del Espíritu Santo.
La fe
nos hace tontos que negamos evidencias del mundo, para hacernos sabios con una
sabiduría distinta. José como María son los maestros de sabiduría para Jesús.
Lucas 2,41-51ª
REFLEXIÓN
"Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre
y yo te buscábamos angustiados."
Es la
cuota que deben pagar por su misión: la angustia, porque Jesús siendo hijo no
es su hijo, sino que tiene un Padre y no alcanzan a descifrar a Jesús como
hijo.
Hoy por
hoy, hemos ido entendiendo que cada hijo tampoco es hijo sometido para siempre,
sino que como ser humano tiene su propia misión, le duela a quien le duela.
Un
conflicto que se vive en el espíritu cuando el creyente se entrega por fe. No
todo es seguridad y gozo. El Señor como misterio se nos oculta y nos interpela
en nuestra limitación, aun teniendo toda la mejor buena voluntad posible para
seguirlo.
Su
misterio se muestra en que nos experimentamos rebasados por el sentido del
Designio en el que Él nos ha incluído.
Mateo 1,16.18-21.24ª
REFLEXIÓN
antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por
obra del Espíritu Santo
Por ese
orden de gracia, el Señor pone en problema a sus elegidos
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto
Nuestro
tiempo ha zarandeado el sentido del justo por la crítica nitzcheana.
Ya no se
considera hoy una ecuación automática al justo o santo como un buenecito,
inocentón, que no mata una mosca ni quiebra un plato.
Hoy nos
atraen los anti-héroes, los no convencionales, los de la periferia, las
minorías, los desinstalados, los rebeldes: todo lo que se oponga a la tradición
y a su obediencia.
Esto
para disipar la sospecha acerca del creyente que tiene fe por no poder hacer
otra cosa. Porque es un perdedor, un invisible.
La
Palabra nos muestra hoy a un invisible, justo, que padece por practicar la
verdadera justicia: denunciar o no a su esposa circunstancialmente implicada en
un posible adulterio.
Y decida
repudiarla en secreto. No denunciarla. Quizá porque no ve claro que ella sea
culpable o la ame tanto que no le quiere hacer daño.
Es toda
una lección para nuestro clamor por la justicia, que no duda en poner una
demanda ante los tribunales para que se nos indemnice el supuesto daño
recibido.
Y así
tuvo su propia parte en esta situación de gracia
En ellos
se vivencia el paradigma que su hijo llevará a plenitud: crucificarse para
morir y resucitar, como señal de un orden de gracia, de un orden o Reino de
Dios.
tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo
de los pecados."
El justo
José más bien, contra todo pronóstico mundano, recibe de Dios una misión
realmente importante.
Es quien
pone a Jesús su nombre. Un detalle de mucha significado en la cultura hebrea,
para la cual nombrar, poner nombre, tiene que ver con la determinación y la
configuración de la realidad nombrada.
Se le da
a José una responsabilidad social insustituíble: formar históricamente junto
con su mujer al Hijo de Dios, Jesús de Nazareth.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1372886725094219780?s=20
De él
sabremos aprender si aplicamos en nuestra experiencia humana de cuidado a los
demás ese espíritu de justicia.
no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la
criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
Voz que
no elimina sino que produndiza el itinerario de fe y sus consecuencias.
Cuando José se despertó
Actuó
segùn lo soñado
…en
conclusión:
Quién era José?un hombre de la antigua alianza a las puertas
de la nueva, como Juan el bautista.
Un hombre que el Señor selecciona para una misión relacionada
con su Hijo y su designio de amor que se entrega al mundo para darle vida.
José como María, la madre, son sujetos cuya libertad se pone
al servicio de Jesús y su misión del Reino del Padre.
Gente con un protagonismo moderado, pero calando hondamente
en el hacerse de Jesús para Gloria del Padre y del humano.
José y María son los nodos del tejido social en los que anuda
Jesús, para realizar su pertenencia a nuestra raza.
Dan su sangre y carne, su material genético, acumulado de
generaciones, que cristaliza en este hombre de Nazaret llamado Jesús o Yeshua
ben Jose.
José es el hombre que cubre a María contra la difamación y la
muerte por aparente adulterio, al hallarse encinta antes de casarse con su
desposado.
José es quien protege a Jesús contra las primeras acechanzas
de los adversarios de su misión.
José es necesaria y especulativamente quien modela un ser
humano digno, de acuerdo al perfil de esa sociedad para un hombre que valiera
la pena y de acuerdo a lo cual Jesús se forma en su personalidad, su oficio y
sus valores.
No es tan poca cosa José, no obstante las pocas
líneas que lo presentan en nuestra saga bíblica.