viernes, 28 de mayo de 2021

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 8 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Eclesiástico 44,1.9-13



REFLEXIÓN

Una sabiduría del Señor es preventiva. Nos enseña el camino a seguir y según el cual nos irá bien.

Sin embargo, nadie en el mundo desde el principio vive en una sabiduría preventiva, sino como aprendizaje de haber vivido en una falta de sabiduría, en el error, en la desviación, en el pecado.

Así todos aprendemos de la nueva oportunidad que nos da la misericordia del Señor, que es otra sabiduría: la del perdón, la de la conversión del corazón.

Y entonces se hará un camino que no siempre será un lecho de rosas sin espinas.

Jesús es la otra sabiduría de Dios, que muestra el perdón a través del que expía las desviaciones de otros, porque él mismo ha sido sabio y prudente.

El sufrimiento del justo rasga el misterio de las entrañas misericordiosas en extremo del Señor que involucra a su justo sufriente como prueba de amor del Padre por sus hijos descarriados.

Hagamos el elogio de los hombres de bien

Como se da una corriente contaminada de perjuicios y daños por nuestras iniquidades, también una de bienes y bendiciones originada en nuestra buenas acciones.

Salmo responsorial: 149



REFLEXIÓN

el Señor ama a su pueblo

adorna con la victoria a los humildes

Si la derogación de una ley de minería o la construcción de una hidroeléctrica se pueden considerar victoria de los humildes y socialmente invisibles  indígenas, deja abierta otras interrogantes, como la del uso de las vías de hecho, con el consiguiente daño a terceros, para obtener ciertos fines.

O se puede decir, más bien, que se muestra la superioridad de la vía del diálogo?

O que la vía de hecho abre la vía al diálogo?

O que la vía de hecho es el recurso propio de legítima defensa ,de las víctimas que no son escuchadas?

Marcos 11,11-26



REFLEXIÓN

 

no era tiempo de higos

para ver si encontraba algo

para ver si encontraba algo;

A sabiendas que no es el tiempo Jesús busca higos en el árbol.

Nunca jamás como nadie de ti

Un dicho a contrapelo de nuestra lógica, como otros atribuídos a Jesús.

La analogía con los actos proféticos de los profetas de Dios haría pensar en que se trata de un símbolo, un llamado o mensaje a sus discípulos, para que se abra un sentido nuevo en medio de su escándalo por esta maldición tan ocurrente.

Es un dicho que recuerda al discurso de parábolas que son dichas para que ni oigan ni entiendan.

Puede tratarse de una profecía ex eventu: una vez que se conoce el rechazo de los judíos a Jesús y su reconocimiento como Mesías, caen en cuenta que estaba escrito: como una higuera en su verdor, Jerusalén será maldita para no dejar frutos.

"¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo"? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos."

No obstante su esplendor, el Templo se ha pervertido en su finalidad original, como tantas cosas desvíadas del propósito inicial del Señor.

El templo como la higuera no dará frutos ni cuando le toque.

Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado

Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar

no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá

"¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo"? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos."

Hasta este punto la enigmática e incluso injustificable búsqueda de fruto en la higuera fuera de estación, opera como un acto profético anticipatorio para la enseñanza de la fe, que todo lo obtiene si está convencida de lo que pide.

Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis

En mi oración con fe debo pensar que se ha concedido el bien integral de aquellos por quienes ruego.

Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.

La reiteración de una de las peticiones programáticas del Padrenuestro recuerda la correlación de la fe orante y la fraternidad.

La fe y oración individuales, para su eficacia espiritual aunque no mágica, no pueden desconectarse de la convivencia fraterna, que se construye, entre otras cosas, con el perdón mutuo.

La fe se necesita para secar la higuera en su lozanía. Para arrojar los corruptos del Templo.

La fe puede revertir todo esto y regenerar todo por la oración si perdona como el Padre perdona.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1398241721926946819?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Gregorio Magno Tratados morales sobre Job 10,47-48

 El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios, y éste lo escuchará. Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía hacia los goces exteriores, posponiendo las apetencias espirituales, y se complace, con un abandono total, en las alabanzas que le llegan de fuera, encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente. Y así, embelesada por las alabanzas que escucha, abandona lo que había comenzado. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación de él. Otras veces, por el contrario, la voluntad se mantiene firme en el bien obrar, y, sin embargo, sufre el ataque de las burlas de los hombres; hace cosas admirables, y recibe a cambio desprecios; de este modo, pudiendo salir fuera de sí misma por las alabanzas, al ser rechazada por la afrenta, vuelve a su interior, y allí se afinca más sólidamente en Dios, al no encontrar descanso fuera. Entonces pone toda su esperanza en el Creador y, frente al ataque de las burlas, implora solamente la ayuda del testigo interior; así, el alma afligida, rechazada por el favor de los hombres, se acerca más a Dios; se refugia totalmente en la oración, y las dificultades que halla en lo exterior hacen que se dedique con más pureza a penetrar las cosas del espíritu. Con razón, pues, se afirma aquí: El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios, y éste lo escuchará, porque los malvados, al reprobar a los buenos, demuestran con ello cuál es el testigo que buscan de sus actos. En cambio, el alma del hombre recto, al buscar en la oración el remedio a sus heridas, se hace tanto más acreedora a ser escuchada por Dios cuanto más rechazada se ve de la aprobación de los hombres.



REFLEXIÓN

En algún momento de nuestro caminar de fe y actuar ético se nos hará la prueba sobre la clase de sabiduría que nos inspira. La de los hombres o la de la fe en Jesús de Nazareth, pavimentada por los  testigos que nos anteceden. Una que prodiga alabanzas a los que piensan igual, otra que se afinca en lo que se cree por fe, a pesar de cualquier persecución o burla.