Martes 10 de tiempo
ordinario
Año Impar
2Corintios 1,18-22
REFLEXIÓN
¡Dios me es testigo!
No
es suficiente hoy en la era de la incredibilidad apelar a Dios como testigo, si
no se goza mediáticamente de buena fama.
Así,
quienes son gente de trastienda oscura y de sombra, pero de buena imagen, son
más creíbles que un criminal regenerado.
En
el mundo antiguo y en el actual la imagen era primero, si no que lo digan los
fariseos retratados en los evangelios y a quienes Jesús de Nazareth llamaba
“hipócritas!, ”sepulcros blanqueados!”.
en él todo se ha convertido en un "sí"; en él
todas las promesas han recibido un "sí".
Cómo
negar que envidiamos esa fe paulina en el aporte del mensaje de Jesús de
Nazareth, muerto y resucitado.
Considerar
que se ha cumplido la promesa antigua de la felicidad, de la salvación personal
y de los pueblos.
Y
así descansar en la convicción de fe sobre la fidelidad del Padre, cuyo sí no
tiene sombra ni eclipse, y cuyo hijo es la evidencia histórica.
Y por él podemos responder "Amén" a Dios, para
gloria suya
Así
nuestro Amén es el grito honesto y profundo de corazón, que expresa la acción
de gracias por el Sí en Jesús de Nazareth.
Realmente
no necesitamos muchas más oraciones y devociones. Sólo Amén en los labios, en
el corazón y en la acción.
O
será que la super oferta de devociones manifiesta que no tenemos el Amén
expresión de fe?
Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con
vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros
corazones, como prenda suya, el Espíritu
La
pastoral de diversas creencias pugna y se esfuerza por proclamarle a las
jóvenes generaciones de bautizados la buena nueva, para que se confirmen en la
fe primera.
Es
obligante ante la masiva inducción por el bautismo de infantes.
Pero
se estará colaborando con la Palabra que nos dice que es Dios el que confirma?
Salmo responsorial: 118
REFLEXIÓN
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo
Necesitamos
por tanto, a nivel de persona, resonar con la experiencia de la fidelidad del
Padre, para vivenciarnos confirmados en su sí de la promesa, y así remontar lo
que a nuestros ojos parece incumplimiento en el sufrimiento del mundo.
Mateo 5,13-16
REFLEXIÓN
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve
sosa, ¿con qué la salarán?
Por
nuestra fe somos sal para la tierra-mundo-cosmos-culturas-pueblos-sociedades.
Por
la fe aportamos una credibilidad: la del Padre, que sí cumple en Jesús de
Nazareth. Y nuestra credibilidad no es por imagen, sino por verdad.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del
celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa
Se
trata de una fe visibilizada, no privada ni privativa. Una fe transmisible, no
aislada ni refundida. Una fe que se deje sentir, y produzca, hasta encandile,
por su luminosidad.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean
vuestras buenas obras
Es
el objetivo definitivo y final: que se vean las buenas obras. Ellas han de
convencer a la corta o a la larga. Porque en el intermedio pueden ser
sometidas, por la mentalidad de la sospecha, a escrutinio tenaz.
La
fe-luz debe ser lo suficientemente potente para resistir el intento de las
tinieblas de oscurecer las buenas obras.
En
la comunión de los santos se da una sociedad nueva construída por la
colaboración con la buena obra.
En
ella destacan muchas mujeres en quienes no falló su intuición para restituir su
dignidad de hijas de Dios haciendo bien.
Y
hacer bien no es fácil, es muy sencillo tergiversarlo, pensar mal de su
intención y motivación, sobre todo en nuestra paranoica cultura de la sospecha.
Hacer
el bien por amor al reino llega hasta el extremo de hacer frente a la tentación
de la duda sobre la bondad del propio acto, para lo cual hay que luchar contra
el naufragio de la propia obra buena, al verse uno contaminado por los motivaciones
egoístas, conscientes e inconscientes.
El
enemigo busca desalentarnos a seguir adelante en la obra buena. Esta es la
finalidad.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1402227118956810245?s=20