BEATO CARLO
Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin
medida;
La tierra: un elemento primario
que no cesa de producir, pero también de arruinarse. Una materia en constante
proceso-milenario de aplacar el hambre y el agua la sed. Un proceso inteligente
y sabio que muestra generosidad y espera correspondencia en el cuido. Un
proceso rebelde y seismico que recuerda tratarla con sabiduría.
Su destino manifiesto es ser para
todos y todas. Nuestra mezquindad criminal es el acaparamiento para pocos y
muerte para muchos.
Una corrupción del corazón que debemos
incesantemente combatir.
El Señor nos enseña la ética del
cuido: la creación merece la vida por sí misma, no como tránsito hacia otra
realidad más permanente. En su humildad la realidad efímera de la vida que nos
alegra la existencia tiene dignidad, es bendita, nos salva corriente, cotidiana
y constantemente.
Porque la vida eterna no es ajena a la vida actual,
sino que en ella se gesta.
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