sábado, 17 de julio de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



San Ambrosio Tratado sobre los misterios 52-54.58

 Vemos que el poder de la gracia es mayor que el de la naturaleza y, con todo, aún hacemos cálculos sobre los efectos de la bendición proferida en nombre de Dios. Si la bendición de un hombre fue capaz de cambiar el orden natural, ¿qué diremos de la misma consagración divina, en la que actúan las palabras del Señor y Salvador en persona? Porque este sacramento que recibes se realiza por la palabra de Cristo. Y, si la palabra de Elías tuvo tanto poder que hizo bajar fuego del cielo, ¿no tendrá poder la palabra de Cristo para cambiar la naturaleza de los elementos? Respecto a la creación de todas las cosas, leemos que él lo dijo, y existieron, él lo mandó, y surgieron. Por tanto, si la palabra de Cristo pudo hacer de la nada lo que no existía, ¿no podrá cambiar en algo distinto lo que ya existe? Mayor poder supone dar el ser a lo que no existe que dar un nuevo ser a lo que ya existe. Mas, ¿para qué usamos de argumentos? Atengámonos a lo que aconteció en su propia persona, y los misterios de su encarnación nos servirán de base para afirmar la verdad del misterio. Cuando el Señor Jesús nació de María ¿por ventura lo hizo según el orden natural? El orden natural de la generación consiste en la unión de la mujer con el varón. Es evidente, pues, que la concepción virginal de Cristo fue algo por encima del orden natural. Y lo que nosotros hacemos presente es aquel cuerpo nacido de una virgen. ¿Por qué buscar el orden natural en e] cuerpo de Cristo, si el mismo Señor Jesús nació de una virgen, fuera de las leyes naturales? Era real la carne de Cristo que fue crucificada y sepultada; es, por tanto, real el sacramento de su carne. El mismo Señor Jesús afirma: Esto es mi cuerpo. Antes de las palabras de la bendición celestial, otra es la realidad que se nombra; después de la consagración, es significado el cuerpo de Cristo. Lo mismo podemos decir de su sangre. Antes de la consagración, otro es el nombre que recibe; después de la consagración, es llamada sangre. Y tú dices: «Amén», que equivale a decir: «Así es

REFLEXIÓN

En un contexto de fe los argumentos que se ofrecen para valorar los sacramentos en su sentido salvador para la existencia humana, vienen bien y robustecen el creerlos, animan  a practicarlos y consumirlos, sensibilizan a la repercusión que tengan en el fortalecimiento de una vida comprometida con la esperanza. Sigue siendo un misterio, cómo estas riquezas pueden sensibilizar la indiferencia y el menosprecio que cantidades de población en diferentes culturas mantienen en sus vidas.



viernes, 16 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 15 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Exodo 11, 10; 12, 1-14



REFLEXIÓN

es la Pascua, es decir, el paso del Señor

Por qué el paso del Señor? Lo vemos en su Hijo, a quien traspasa el Espíritu de su Padre, transformándolo en ofrenda.

Es una bendición con sufrimiento? En su designio de amor no debiera ser así, pero en nuestro actual orden de cosas, interviene una dimensión distorsionada por el mal quizá, la limitación de la criatura quizá, y su paso se hace redentor, reparador, casi una nueva creación desde el caos.

Es como si nuestra masa diera para mucho, pero después de varios ensayos.

Castigaré a todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor

Porque no construye a la par, ni compite. Es único, celoso, exclusivo. Es el Señor. Un señorío demandante, invasivo, posesivo. Un doloroso seductor, que avanza y avasalla, derribando los ídolos y desnudando nuestros apegos, hasta que nos tiene del todo para sí.

Se puede barruntar que un místico apasionado como Ignacio de Loyola se exprese con radicalidad en los ejercicios espirituales, como consecuencia de una experiencia del Señor semejante.

Y no contento con experimentarla en sí pretenda comunicarla apostólicamente para inspirar aspiraciones incendiarias con anhelos de posesión de Dios.

Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo

pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora

Jesús, el cordero sacrificado es nuestro escudo.

Su sangre nos ampara y a ella nos acogemos.

No es necesaria otra sangre. Cualquier otra sangre en ella se hace redimida y redentora.

Las víctimas, sangrantes o no, inocentes o no, son ahora la inserción en la corporación pneumática del Jesús total, y su prolongación redentora y salvadora.

Los que nos ubicamos al borde del camino para llorar la procesión de víctimas, debemos escuchar la voz que nos advierte que lloremos más bien por lo que nos podrá suceder a nosotros.

Salmo Responsorial: 115



REFLEXIÓN

¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor

No es pagar algo que se ha comprado, sino por alguien que agradece.

Precisamente porque no se puede pagar el bien recibido nos queda el agradecimiento en Jesús y su ofrenda.

A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos

No es parte de su designio que se muera, porque Él es la fuente de la vida.

Por eso continúa insistiendo en donar la vida por la resurrección.

Lastimosamente, por default o automatismo diríamos, este es un mundo de muerte, sujeto a la opresión, pero que anhela liberación-salvadora.

Anhelo que es la condición irremplazable para que Él intervenga.

Mateo 12, 1-8



REFLEXIÓN

tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos.

«Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado».

Por regulaciones humanas disfrazadas de voluntad de Dios.

En la historia humana se dan personas y grupos que montan un observatorio –como le dicen ahora- de la conducta ajena, para censurar y descalificar.

Es el síndrome de intolerancia.

De parte del Señor primero es la necesidad que hay que resolver, luego la norma que regula.

No siempre la norma regula todo. Y el Espíritu interviene para dar la solución.

«¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros?

Porque la Escritura muestra caminos para escuchar el Espíritu más que la ley.

los sacerdotes violan el sábado en el temploy no por eso cometen pecado?

Aun en lo sagrado se puede violar la ley

Entre violar y violar hay prioridades. Violar la necesidad por el hambre es más serio que violar la norma.

Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: misericordia quiero y no
sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa

Pues yo digo que aquí hay alguien que es más grande que el templo.

Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado».

Como fruto de la conversión al reino merece darse más misericordia y menos condenación. La construcción de la fraternidad lo requiere.

Frenar las corrientes de maledicencia que bullen en nosotros y saltan hacia los demás no es poca cosa como aporte a esa construcción.

El sábado es el descanso del Creador y su memorial. Ahora es también del Hijo del hombre, de todo hombre y mujer, y su necesidad auténtica.

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