jueves, 22 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Santa María Magdalena

Cantar de los cantares 3, 1-4



REFLEXIÓN

Así dice la esposa: “En mi cama, por la noche, buscaba el amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré.

Periodos de búsqueda desde la adolescencia

Y se encontró? Relativamente, parcialmente, provisionalmente, precariamente.

Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando el amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: “¿Visteis al amor de mi alma?”. Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma."

Una vez se trascienda algún último límite, frontera, paso, umbral o situación, esta búsqueda ha de encontrar el amor de nuestra vida.

Qué puede significar el anhelo de buscar, si no hay quién, en algún lado y momento, se deje encontrar?

La búsqueda fundamental y nuclear de nuestra existencia-el amor personal y exclusivo- no da suficiente fruto.

La búsqueda no se calma ni da tregua, no obstante la cadena de frustraciones e insuficiencias, porque el paradigma inscrito en lo más profundo, es siempre más deconstructivo. Nada de lo creado es suficientemente pleno.

Un canto bíblico de la Palabra, tomando como expresividad el amor humano, con sus goces y angustias.

Se nos muestra más la tendencia encarnacionista de la revelación de Dios, que busca hacer latir en fibra de corazón humano, de hombre y mujer, la energía de amor que Él es.

Todos podemos pasar por experiencia semejante, en búsqueda de nuestra alma gemela, y hemos escuchado historias de logro y de frustración, sobre esa búsqueda.

En nuestro diálogo filial el Señor parece esperar de nosotros una definición radical: que caigamos en cuenta que Él es la verdadera alma gemela.

Pero esta empresa cuesta y duele tanto, que si Él mismo no viene a acompañarnos en el proceso de enamorarnos, no daremos con una solución definitiva.

En este proceso nos ayudan los místicos que han expresado ese  calor amoroso y su insaciable sed por el Señor, para alentarnos en nuestra propia correspondencia.

Salmo responsorial: 62, 2-6.8-9



REFLEXIÓN

mi alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene

La unión es la última etapa de la identificación con alguien, porque lo sentimos propio y lo suyo es mío, y lo mío suyo.

Por la contemplación para alcanzar amor nos enteramos que en este lance mi correspondencia es desde mi tamaño y en lo que buenamente soy y tengo.

Para la identificación se requiere autenticidad.

tú nos embrujaste, y nos dejaste esta ansia, pero te escondes y nos esquivas.

Tarda que nos encuentres aptos para ti.

Tu gracia vale más que la vida

Toma tiempo darse cuenta de ello. Es tu gracia la protagonista.

mi alma está unida a ti,

Es lo que queda por vivir: la unión, por ahora trabajosa, fatigosa, en penuria.

Cuando entramos en este recinto espiritual se densifica tu presencia, por tu palabra.

Por las lecturas ha aparecido la eucaristía como algo más que conquistar para un mejor sentido de logro en el itinerario.

Es la eucaristía nuestro don cristiano, algo cumbre junto a la presencia de la Palabra.

Un paso más en dirección a la unión de corazón, de voluntad, de ser.

Porque la inquietud que has grabado en nuestro centro no cesa de pastorearnos, aunque tropecemos, nos detengamos o nos desvíemos.

Juan 20,1.11-18



REFLEXIÓN

dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús

Como querubines en el arca de la alianza, que eran recuerdos de una presencia que fue.

Como las reliquias hablan del pasado, no del presente.

ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús

Una situación previa a la iluminación del Espíritu y su don de la gracia. La penumbra de quien se dispone a una revelación.

Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!

Nos llama por el nombre, para que le correspondamos y lo nombremos a su vez.

Suéltame, que todavía no he subido al Padre

La consumación de la búsqueda todavía tardará.

ve a mis hermanos y diles

Entretanto la misión prosigue nutriéndose del amor que nos está entregando.

María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto

Lo hizo a pesar de que sabía que su testimonio era de una excluída de la sociedad patriarcal.

Y así el Señor elige testigos informales para transmitir suavemente su mensaje. Se escogió, como dice Pablo, lo débil para confundir lo fuerte.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1418174355717169155?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Ambrosio Comentario sobre los salmos 43,89-90:


¿Por qué nos escondes tu rostro? Cuando estamos afligidos por algún motivo nos imaginamos que Dios nos esconde su rostro, porque nuestra parte afectiva está como envuelta en tinieblas que nos impiden ver la luz de la verdad. En efecto, si Dios atiende a nuestro estado de ánimo y se digna visitar nuestra mente, entonces estamos seguros de que no hay nada capaz de oscurecer nuestro interior. Porque, si el rostro del hombre es la parte más destacada de su cuerpo, de manera que cuando nosotros vemos el rostro de alguna persona es cuando empezamos a conocerla, o cuando nos damos cuenta de que ya la conocíamos, ya que su aspecto nos lo da a conocer, ¿cuánto más no iluminará el rostro de Dios a los que él mira? En esto, como en tantas otras cosas, el Apóstol, verdadero intérprete de Cristo, nos da una enseñanza magnífica, y sus palabras ofrecen a nuestra mente una nueva perspectiva. Dice, en efecto: El Dios que dijo: «Brille la luz del seno de la tiniebla» ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo. Vemos, pues, de qué manera brilla en nosotros la luz de Cristo. Él en efecto, el resplandor eterno de las almas, ya que para esto lo envió el Padre al mundo, para que, iluminados por su rostro, podamos esperar las cosas eternas y celestiales, nosotros que antes nos hallábamos impedidos por la oscuridad de este mundo. ¿Y qué digo de Cristo, si el mismo apóstol Pedro dijo a aquel cojo de nacimiento: Míranos? Él miró a Pedro y quedó iluminado con el don de la fe; porque no hubiese sido curado si antes no hubiese creído confiadamente. Si ya el poder de los apóstoles era tan grande, comprendemos por qué Zaqueo, al oír que pasaba el Señor Jesús, subió a un árbol, ya que era pequeño de estatura y la multitud le impedía verlo. Vio a Cristo y encontró la luz, lo vio y él, que antes se apoderaba de lo ajeno, empezó a dar lo que era suyo

REFLEXIÓN

Como nadie puede subsistir sin la luz del rostro de Dios iluminado sobre nosotros, en la aparente oscuridad, así el Espíritu nos vuelve a Cristo que ilumina con su rostros el misterio del Padre Dios, y lo  ilumina por las buenas obras de sus enviados . De ahí que cuando afligidos por la oscuridad clamamos que nos ha escondido su rostro, hagamos el esfuerzo de buscar en la fraternidad la luz que echamos de menos.