sábado, 31 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

SÁBADO 17 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Levítico 25,1.8-17



REFLEXIÓN

promulgaréis manumisión

La sociedad israelita humanizó la trata de esclavos y los liberó, al menos jurídicamente. No sabemos la extensión práctica de estas disposiciones. Pero aparecía como un mandato divino.

No quiere decir que no se dieran otras versiones de pérdida de libertad, y muchas otras formas de sujección, más allá de la propia y libre voluntad.

Ni se dieran, ni se dan en la actualidad cuando seguimos escuchando los millones que significan la ganancia de la trata humana en todo el planeta, sobre todo de los más indefensos, como los niños y niñas usados para el placer sexual y para el trasplante de órganos, entre otras cosas.

cada uno recobrará su propiedad, y retornará a su familia

Se trata del horizonte utópico de una sociedad pastoreada por un Dios preocupado por la dignidad de sus hijos, en toda su extensión.

Nuestros sistemas económicos actuales, que pivotan en la codicia, siguen dándose contra los obstáculos que significan el empobrecimiento y miseria de millones, que no tienen propiedad mínima fundamental, ni la tendrán o recobrarán en toda su existencia. Archipiélago de poblaciones sin esperanza.

Nadie perjudicará a uno de su pueblo. Teme a tu Dios

No se perjudica lo que no se ve, lo invisible. Es la máxima que permite flotar la mala conciencia de muchos, en el mar de la inequidad que padecen los miserables de esta tierra.

Esa inconsciencia despertará cuando el clamor de la impaciencia y la desesperación derribe las puertas de la seguridad, construída precisamente para invisibilizar la miseria.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

conozca la tierra tus caminos

Conocer con la sabiduría que viene del Señor que el camino que se transita es de Él. Que los límites que van apareciendo para señalar el derrotero del camino llaman a la conversión incesantemente.

Mateo 14,1-12



REFLEXIÓN

"Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él."

El sentido de culpa no se va nunca y produce fantasmagoria: imágenes que cargan con ese  sentimiento con la ilusión engañosa de librarse.

Y en este caso perdía capacidad de reconocer la novedad de Jesús y su posibilidad de regeneración si se convertía, por terribles que hubieran sido sus crímenes.

Al contrario de Pedro y Pablo, quienes asumieron su culpa y no la proyectaron como resistencia, en el encuentro sanador con Jesús, cuando se les atravesó en su camino de perdición.

Así las nuevas escrituras nos ponen en contacto con una galería de personas y sus relatos de sanación y conversión. Nosotros elegimos con quien nos identificamos.

Quizás para nuestro tiempo esos relatos no satisfagan como historia anécdota, pero pueden aportar como historia sentido para la conversión.

Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella

Hoy se le hubiera recriminado a Juan por meter la religión en la política, al criticar al poder establecido.

le gustó tanto a Herodes que juró

Es probable que en un festín, además del ambiente placentero y adulón, hiciera efecto el exceso de licor, para perder las proporciones y ganarse un problema.

El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel

En otro evangelio se alude al gusto con el que Herodes escuchaba a Juan, lo cual explica que haya sentido mandarlo a matar.

Si no resulta contradictorio este malestar, siendo así que antes pensaba matarlo y se inhibía solo por miedo a la reacción del pueblo.

No es lo mismo escuchar con gusto la Palabra, y menos cuando pide cambiar la propia conducta.

Porque la Palabra del Señor tiene ese problema: pide conversión.

Y el poco sentido común por estar bebido. Así en toda la historia, aún la cotidiana, esa adicción facilita las decisiones perjudiciales para muchos. No la bebida, sino su desmesura.

Pero en la formación humana seguimos insistiendo en la sanción, no así en la educación de la conciencia responsable, para elevar el nivel de sensibilidad y respeto al derecho de los demás, por encima de nuestra satisfacción momentánea.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

El Poder no es sólo de Herodes, sino una red, que ejerce su influencia desde sus validos: Salomé y su madre.

La ética de Herodes no le permitía faltar a su palabra, pero sí asesinar al inocente.

Esta ética bícefala, trícefala, pervertida y degenerada, establece prioridades de acuerdo a las pasiones, no a los valores más relevantes y de los que dependen los demás: Justicia, amor, compasión, lealtad

Por qué los discípulos de Juan B, competencia envidiosa de Jesús, iría a contar su muerte? Por qué era un antiguo compañero que debía estar enterado por seguridad? Porque quedaban al garete sin conductor o guía en esta misión de bautizar? Porque a estas alturas ya se entendía que Juan B. había cedido su misión en Jesús de Nazareth y era el nuevo foco de convocatoria?

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1421435332516581381?s=20

BEATO CARLO

 


De los Hechos de san Ignacio recibidos por Luís Gonçalves de Cámara de labios del mismo santo
(Cap. 1, 5-9: Acta Sanctorum Iulii 7, 1868, 647)

EXAMINAD SI LOS ESPÍRITUS PROVIENEN DE DIOS

Ignacio era muy aficionado a los llamados libros de caballerías, narraciones llenas de
historias fabulosas e imaginarias. Cuando se sintió restablecido, pidió que le trajeran
algunos de esos libros para entretenerse, pero no se halló en su casa ninguno; entonces le
dieron para leer un libro llamado Vida de Cristo y otro que tenía por título Flos sanctorum,
escritos en su lengua materna.
Con la frecuente lectura de estas obras, empezó a sentir algún interés por las cosas
que en ellas se trataban. A intervalos volvía su pensamiento a lo que había leído en
tiempos pasados y entretenía su imaginación con el recuerdo de las vanidades que
habitualmente retenían su atención durante su vida anterior.
Pero, entretanto, iba actuando también la misericordia divina, inspirando en su ánimo
otros pensamientos, además de los que suscitaba en su mente lo que acababa de leer. En
efecto, al leer la vida de Jesucristo o de los santos, a veces se ponía a pensar y se
preguntaba a sí mismo:
"¿Y si yo hiciera lo mismo que san Francisco o que santo Domingo?"
Y, así, su mente estaba siempre activa. Estos pensamientos duraban mucho tiempo,
hasta que, distraído por cualquier motivo, volvía a pensar, también por largo tiempo, en
las cosas vanas y mundanas. Esta sucesión de pensamientos duró bastante tiempo.
Pero había una diferencia; y es que, cuando pensaba en las cosas del mundo, ello le
producía de momento un gran placer; pero cuando, hastiado, volvía a la realidad, se
sentía triste y árido de espíritu; por el contrario, cuando pensaba en la posibilidad de
imitar las austeridades de los santos, no sólo entonces experimentaba un intenso gozo,
sino que además tales pensamientos lo dejaban lleno de alegría. De esta diferencia él no
se daba cuenta ni le daba importancia, hasta que un día se le abrieron los ojos del alma y
comenzó a admirarse de esta diferencia que experimentaba en sí mismo, que, mientras
una clase de pensamientos lo dejaban triste, otros, en cambio, alegre. Y así fue como
empezó a reflexionar seriamente en las cosas de Dios. Más tarde, cuando se dedicó a las
prácticas espirituales, esta experiencia suya le ayudó mucho a comprender lo que sobre la
discreción de espíritus enseñaría luego a los suyos.