Domingo 21 de tiempo ordinario
Josué 24, 1-2a. 15-17.18b
REFLEXIÓN
escoged hoy a quién
queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del
Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa
serviremos al Señor
La Palabra nos recuerda con frecuencia la opción de fe que
hemos hecho, porque lo necesitamos. Nuestra memoria y voluntad lo requieren,
nuestra debilidad lo urge.
La Palabra nos convoca mediante sus agentes a un memorial recurrente
que actúa como la nutrición cotidiana.
Pero también en ciertos momentos, circunstancias y eventos,
la Palabra urge el compromiso pactado. Son ocasiones fuertes, de gravedad
especial. Incursiones sentidas del Espíritu para potenciar la misión.
él nos sacó a
nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra
vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos
los pueblos por donde cruzamos
Esos momentos especiales aportan una perspectiva renovada con
iluminaciones anteriormente desconocidas que pueden ofrecer un giro radical a
nuestra existencia.
Salmo responsorial: 33
REFLEXIÓN
Cuando uno grita, el Señor lo escucha / y lo
libra de sus angustias; / el Señor está cerca de los atribulados, / salva a los
abatidos
Las apreturas del camino nos impulsan a clamar por ayuda. Al
Señor le gusta que le clamemos. Ama servirnos en nuestra salvación.
Efesios 5, 21 – 32
REFLEXIÓN
"Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y
a la Iglesia.
Construir la pareja, independientemente del sexo de sus
integrantes, es una proeza que termina con frecuencia en disolución.
Sin embargo no cesan los ensayos y se multiplican por
conseguir la anhelada compañía del alma gemela.
No importa cuántos fracasos se experimenten, el anhelo
permanece en el fondo del ser. El anhelo de comunión y fusión.
Es la dinámica y potencialidad del misterio de unión en Jesús
de Dios y el humano.
Juan 6, 60-69
REFLEXIÓN
El espíritu es
quien da vida; la carne no sirve de nada
La carne se experimenta inútil y débil para alcanzar metas
altas y requiere el Espíritu para su empoderamiento.
Hay testimonios de personas con una fortaleza admirable en
medio de su debilidad e insignificancia.
En ellos se glorifica el Espíritu del Señor y con Él el ser
humano alcanza su máxima expresión de poder y gloria.
Por eso la necesidad que tenemos por nuestra debilidad de
ratificar frecuentemente nuestra opción de entrega. Para potenciar nuestra
debilidad.
"Señor, ¿a
quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
Se
requiere pues esforzar la fe para que la Palabra se haga en nosotros palabra de
vida eterna, de vida nueva, más que calidad de vida.
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