jueves, 28 de octubre de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



Jueves, XXX semana

San Atanasio Sermones contra los arrianos 2,78.79

En nosotros y en todos los seres hay una imagen creada de la Sabiduría eterna. Por ello, no sin razón, el que es la verdadera Sabiduría de quien todo procede, contemplando en las criaturas como una imagen de su propio ser, exclama: El Señor me estableció al comienzo de sus obras. En efecto, el Señor considera toda la sabiduría que hay y se manifiesta en nosotros como algo que pertenece a su propio ser. Pero esto no porque el Creador de todas las cosas sea él mismo creado, sino porque él contempla en sus criaturas como una imagen creada de su propio ser. Ésta es la razón por la que afirmó también el Señor: El que os recibe a vosotros me recibe a mí, pues, aunque él no forma parte de la creación, sin embargo, en las obras de sus manos hay como una impronta y una imagen de su mismo ser, y por ello, como si se tratara de sí mismo, afirma: El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras. Por esta razón precisamente, la impronta de la sabiduría divina ha quedado impresa en las obras de la creación: para que el mundo, reconociendo en esta sabiduría al Verbo, su Creador, llegue por él al conocimiento del Padre. Es esto lo que enseña el apóstol san Pablo: Lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista: Dios mismo se lo ha puesto delante. Desde la creación del mundo, sus perfecciones invisibles son visibles para la mente que penetra en sus obras. Por esto, el Verbo, en cuanto tal, de ninguna manera es criatura, sino el arquetipo de aquella sabiduría de la cual se afirma que existe y que está realmente en nosotros. Los que no quieren admitir lo que decimos deben responder a esta pregunta: ¿existe o no alguna clase de sabiduría en las criaturas? Si nos dicen que no existe, ¿por qué arguye san Pablo diciendo que, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría? Y, si no existe ninguna sabiduría en las criaturas, ¿cómo es que la Escritura alude a tan gran número de sabios? Pues en ella se afirma: El sabio es cauto y se aparta del mal y con sabiduría se construye una casa. Y dice también el Eclesiastés: La sabiduría serena el rostro del hombre; y el mismo autor increpa a los temerarios con estas palabras: No preguntes: «¿Por qué los tiempos pasados eran mejores que los de ahora?». Eso no lo pregunta un sabio. Que exista la sabiduría en las cosas creadas queda patente también por las palabras del hijo de Sira: La derramó sobre todas sus obras, la repartió entre los vivientes, según su generosidad se la regaló a los que lo temen; pero esta efusión de sabiduría no se refiere, en manera alguna, al que es la misma Sabiduría por naturaleza, el cual existe en sí mismo y es el Unigénito, sino más bien a aquella sabiduría que aparece como su reflejo en las obras de la creación. ¿Por qué, pues, vamos a pensar que es imposible que la misma Sabiduría creadora, cuyos reflejos constituyen la sabiduría y la ciencia derramadas en la creación, diga de sí misma: El Señor me estableció a comienzo de sus obras? No hay que decir, sin embargo que la sabiduría que hay en el mundo sea creadora; ella por el contrario, ha sido creada, según aquello del salmo El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos

REFLEXIÓN

Las obras de la creación, la realidad que nos sale al encuentro, con frecuencia nos deslumbra en su perfección, y nos atrae con su belleza, pero ante ellas por fe en el Creador, estamos capacitados de subir más en la búsqueda de la perfección, y alejarnos del embrujo de lo creado, que puede trastornarnos y hacernos idólatras: que tomamos como divinidad lo que es un reflejo.

miércoles, 27 de octubre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

MIÉRCOLES 30 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 8,26-30



REFLEXIÓN

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

σαύτως δ κα τ πνεμα συναντιλαμβάνεται τ σθενεί μν· τ γρ τί προσευξώμεθα καθ δε ουκ οδαμεν λλ ατ τ πνεμα περεντυγχάνει στεναγμος λαλήτοις·

 

El Espíritu coopera porque somos débiles.

No siempre sabemos pedir lo que más nos conviene.

Aunque creemos lo contrario, y no nos lo pensamos mucho antes de pedir.

Entonces el Espíritu se aproxima para alinearnos en la dirección del designio con gemidos que no se pueden traducir a un lenguaje conocido.

Se nos pide confiar en una fuerza profunda que nos colabora en corregir el rumbo de nuestros sueños, para que no desvariemos, ni alucinemos, ni nos engañemos, ni erremos el blanco.

Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

δ ραυνν ύτως καρδίας οδεν τί τ φρόνημα το πνεύμαύτως τι κατ θεν ντυγχάνει πρ γίων.

Solo el Señor, quien nos creo, investiga nuestra profundidad de intenciones verdaderas.

Le somos transparentes, aunque no estemos dispuestos y prontos a darle cuentas.

Igual es un atributo, expresado mediáticamente, como algo deseable en la sociedad de la corrupción contemporánea.

Así el Señor puede entrar en contacto con su Espíritu, su gemido, su aspiración, su pulsión.

Sabemos hoy que nuestra profundidad tiene su dimensión inconsciente que empuja en el sentido de experiencias buenas y malas acumuladas a lo largo de la existencia, sobretodo en la tierna infancia.

Éstas nos pueden confundir con el deseo del Espíritu y su propio empuje.

El Señor sabe salvar lo que viene de Él.

Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio

Οδαμεν δ τι τος γαπσιν τν θεν πάντα συνεργε [ θες] ες γαθόν, τος κατ πρόθεσιν κλητος οσιν.

A los amados de Dios: a quién no ama Dios? Si entregó a su Hijo por amor al mundo.

Todas las cosas le sirven, todo ayuda y coopera, todo converge y sintoniza hacia lo bueno y el bien por definición, intrínsecamente, contra toda apariencia.

Esta colaboración profunda del Señor nos hace ver todo, aún lo que no parece, bajo la perspectiva buena, salvada, en pie.

Por eso los que son dóciles al Espíritu en su modo de proceder tienen una experiencia de la vida y una marcha por la historia peculiares, propia, inédita. Ven lo que otros no ven sobre las cosas buenas.

Tenemos en este versículo un asidero teológico espiritual que sirve a la Contemplación para alcanzar amor de San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales.

La experiencia de estos ejercicios debe haber empoderado al ejercitante para leer lo bueno como amado del Señor y llevado por su Espíritu.

No es raro que las personas que viven esta experiencia sean como solitarios descoyuntados, porque su vivencia no es compatible con el rumbo de la cultura dominante.

Son más cercanos en su vivencia a los excluídos y periféricos vulnerables, a las víctimas del poder de personas y sistemas.

Propiciatorios vivientes que llaman a la conversión y al reconocimiento del propio pecado.

A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.

τι ος προέγνω, κα προώρισεν συμμόρφους τς εκόνος το υο ατο ες τ εναι ατν πρωτότοκον ν πολλος δελφος·

 

Si bien es cierto la predestinación es una expresión crítica para la comprensión de la total voluntad salvífica absoluta del Señor, se puede entender este versículo como un dicho de la generalidad de los escogidos y predestinados, en el sentido de que todo elegido es predestinado. Y todos somos escogidos en el Señor Jesús. No implica automatismo en el sentido de que no se requiere nuestro concurso, como se deja ver en los versículos antecedentes.

Hacia dónde va esta predestinación? Hacia el perfil por descontado: la construcción de la imagen del hijo en nosotros, de nuestro hermano, el primogénito.

Esa es la obra que labra el Espíritu a lo largo de nuestra existencia.

Salmo responsorial: 12



REFLEXIÓN

 

alegra mi corazón con tu auxilio

Con el gemido de tu Espíritu, que es tu auxilio operante, puntual, recursivo, acompañante.

Lucas 13,22-30



REFLEXIÓN

 

recorría ciudades y aldeas enseñando

Como los sumarios de los evangelios y en los ejercicios espirituales de segunda semana, para motivar el seguimiento más próximo de Jesús de Nazareth.

"Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos (agonidsomai:esfuerzo que trae una competencia como la atlética) en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán

Nos gana el espíritu de los tiempos con su facilitonería y molicie.

Pero tampoco ayudan los ejemplos de austeridad y mortificación, porque no se entienden en su significatividad profunda.

Que parece quedar en la apariencia antipática que contraria a lo que parece bueno y agradable de la creación.

Contra el automatismo de la pertenencia al Reino, no bastan palabras, intenciones, aun muy repetidas como conjuros.

Hagan la lucha frente a la oportunidad que se presenta estrecha a nuestro ego.

Una advertencia a nuestra tendencia más cómoda que satisface nuestro exclusivo bienestar.

Jesús no habla de quiénes se salvan, sino que se trata de un proceso en el que hay que esforzarse, porque no basta la intención de salvarse.

Ignacio de Loyola detallaba las actitudes respecto de esta lucha en la tipificación de los tres tipos de personas, lo tres binarios: los que sólo se convierten al final de su vida, los que mezclan sus propios intereses como si fueran los del reino y los que en todo y por todo hacían la voluntad de Dios.

Ha habido épocas, y la nuestra no parece ser, en la que se obsesionaron por saber si se estaba entre los salvados o no. Se discutía mucho sobre la predestinación.

Pero este mensaje de la Palabra pone el énfasis más bien en la lucha, en el proceso de esfuerzo más allá de la buena intención.

"Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados"

Incluso hemos consumido el Sacramento.

Un proceso de agonía que debe ir más lejos que sentarse en la mesa con el Señor y escuchar su Palabra. Incluso si hemos consumido el Sacramento y adorado la reserva Eucarística.

Es lo que diría de nuestras cómodas eucaristías y nuestra escucha de homilías y sermones sobre la Palabra. No es suficiente lucha. No es suficiente agonía para ser salvo.

Por qué tiene que ser tan difícil este asunto de la salvación?

Porque el Padre no nos salva si nuestra libertad no se suma y colabora. Y nuestra libertad es compleja, esquiva y tenemos que conquistarla para el designio todos los días.

Esto debiéramos aprender a reflejarlo en todo nuestro quehacer humano para que se hiciera el reino del Padre.

Luego es posible ser desconocidos si no nos esforzamos.

Y podemos pensar que estamos entre los escogidos, pero no.

No hay seguridad sino de acogernos a su misericordia.

hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos

Parece suceder con esforzados no cristianos y no nada, en su lucha por estructuras más justas y solidarias.

No se puede gratuitamente condenarlos o sospecharlos. Hay que sopesarlo todo. Para no ser reprobados.

Este es el momento del Amén, de la docilidad al Espíritu y a la palabra que interpela y descalifica, pero con amor y misericordia, porque se siente que no termina aquí sino que hay esperanza.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1453320390634246148?s=20