Viernes 3 de tiempo
ordinario
Año Par
2Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17
REFLEXIÓN
y desde la azotea vio
a una mujer bañándose, una mujer muy
bella.
mandó a preguntar
le dijeron: esposa de
Urías
mandó a unos para
que se la trajesen
quedó encinta
Cuando llegó Urías,
David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra.
Luego le dijo: "Anda a casa a lavarte los pies
Pero Urías durmió a la puerta del palacio, con los guardias
de su señor; no fue a su casa.
"Pon a Urías en primera línea, donde sea más recia la
lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera."
y hubo bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita.
La
Palabra, como la espada o daga de dos filos, hiere por todos los lados, porque
interpela, busca una respuesta responsable, justa, una conversión al amor que
corresponda al amor que nos dió primero.
En
la secuencia presentada arriba del relato de David, se enfatiza una progresión
del egoísmo, hasta plasmarse en la injusticia del crimen.
La
Palabra nos presenta la tentación o la prueba como un proceso que puede y debe
ser detenido en algún punto, para que no pase a mayores injusticias.
David
el rey, hombre encumbrado, con poder, dio rienda suelta a su deseo sexual, a su
encubrimiento de la preñez, para terminar fraguando y decidiendo desde lo alto
de su trono, el crimen de su fiel guerrero. Pagó con traición la dedicación con
su vida de Urías.
Desde
el primer pecado que se presenta en Génesis la Palabra nos enseña para nuestra
conversión, el asedio que nos hacemos por nuestras debilidades y decisiones
injustas, que no solo nos afectan sino a otros, trayendo infelicidad, amargura,
tristeza.
No
hay ser humano que esté blindado contra este mecanismo o dinámica que entorpece
y erosiona la propia felicidad sino también la de otros y más allá.
El
pecado de cualquier tipo, denunciado desde el primero, tiene la cualidad de
multiplicar sus efectos, debilitando y escandalizando a muchos.
Salmo responsorial: 50
REFLEXIÓN
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi
culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado
Cuando
el Espíritu toca el corazón por su Palabra hiere las entrañas y sensibilidad de
las conciencias, para lograr el dolor por el daño infligido a sí y a otros.
Ese
Espíritu es el que nos hace caer en cuenta que SOLO la misericordia del Señor
nos prodigará sanación.
contra ti, contra ti solo pequé, / cometí la maldad que
aborreces
Así
como la tentación es un proceso destructivo, por etapas, la conversión al amor
activo del Señor es un proceso de reconstrucción y regeneración.
Una
fase de ese proceso entra en el descubrimiento vivencial, existencial, integral
de que el pecado-ese es su sentido profundo-afecta nuestra relación amistosa
con el Señor.
Es
un misterio para contemplar, pero es una realidad para asumir, por insistencia
de la Palabra.
Él
no es indiferente, respecto a lo que decidamos al provocar la injusticia,
máxime si afectamos víctimas inocentes como Betsabé y Urías.
Mira, en la culpa nací, / pecador me concibió mi madre.
Es
una realidad que somos precedidos por circunstancias, y nos desenvolvemos en
circunstancias, que afectan nuestra libre decisión.
No
quitan la responsabilidad, nos conmina la Palabra, aunque declara que somos
frágiles utensilios de arcilla, prontos a resquebrajarse y romperse en pedazos.
Hazme oír el gozo y la alegría, / que se alegren los huesos
quebrantados. / Aparta de mi pecado tu vista, / borra en mí la culpa.
El
proceso de regeneración y sanación integral cuenta con la alegría del perdón, y
cierta conciencia de que no todo dependió de nosotros.
Pero ese Espíritu urge a asumir la responsabilidad de lo que
nos toca, la vergüenza del juicio del Señor y el ajeno, y un compromiso de
reparación en alguna forma como aporte y signo del perdón.
Marcos 4,26-34
REFLEXIÓN
El reino de Dios se parece
Son
las claves de Jesús para entender y entenderse con el Reino, en el mundo y en
la vida ordinaria.
La
vida que discurrimos son visos de la vida definitiva.
Y
podemos ayudarnos de lo que acontece para asomarnos a lo profundo, donde se
debate el final.
la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo
El
reino tiene su propia energía, la del Señor, no le hace que requiera nuestra
colaboración.
La
vida de Dios está en el mundo. No sabemos cómo, pero está.
Su
presencia se nos actualiza en diferentes coyunturas y momentos.
Lo
que parece exclusivo protagonismo nuestro, tiene una asistente misterioso que
consiste en la vida de Dios.
Reconocerlo
es un aprendizaje para la conciencia, que vivencia al Padre como un acompañante
de su crecimiento, mientras camina en su existencia mundana.
Porque
en toda esta gesta evangélica no nos podemos tampoco considerar actores únicos
e irremplazables hasta el extremo de hundir la causa del reino.
Ya
que el dueño de la mies sigue trabajando en todo, como en la semilla que sigue
creciendo mientras dormimos.
"¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola
usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más
pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa
ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas."
Muchas
otras parábolas o semejanzas podemos inventar, porque nos alienta la palabra de
Jesús.
La
creatividad en encontrar esos visos de presencia es parte del Espíritu del
Señor que nos alienta.
Sin
embargo, Jesús les afirmaba lo contrario: que el Reino de Dios nacía de los
pobres, de los marginados, de los pecadores, es decir, del desecho de la
sociedad... que los poderosos, empezando por los del templo, tenían que cambiar
de vida... que los ricos debían compartir con los pobres sus riquezas, para así
devolverles lo que habían robado
No
es un automatismo evidente: el desecho de la sociedad. No es una fenomenología
e identificación sociológica, o científico-social, aunque se apoye en ello. Los
salvados son decisión de Dios, y una condición social no es garantía de
salvación.
En
la aparición y crecimiento de este reino se da una desproporción: lo más
pequeño origina lo más grande, y no puedo medir lo uno por lo otro.
La
humildad y el silencio de largas temporadas puede ser el presagio de una vida
potente, que explosionará en algún momento, más que la paz de los sepulcros.
Todo
aquél que honestamente se deja formar por la palabra en el tiempo oportuno,
ofrecerá un testimonio relevante, también oportuno.
Porque
es posible que otros vengan a unirse a este testimonio, atraídos por su vitalidad
y fortaleza. Y en encuentren en él, el sentido de su propia fe.
Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se
lo explicaba todo en privado
Es
la finalidad de un buen educador de la fe como Jesús: que entiendan.
Se
trata de una cadena que formamos en la fraternidad, en la que unos a otros nos
vamos formando y explicando las parábolas de la vida con sentido de reino.
Somos a la vez unos para otros maestros y alumnos.
Es
posible que la experiencia histórica enseñara a las comunidades, y el evangelio
que transmiten, a fijarse en el sentido diverso para la comprensión del mensaje
de Jesús de Nazaret.
Un grupo
con un seguimiento más íntimo y cercano recibía explicaciones adicionales, dada
la evolución escandalosa de los hechos: pasión y muerte de Jesús.
Esta
suerte del Señor Jesús no era suficientemente entendida por otros, que
desfallecían.
La pieza
clave para pasar de una a otra comprensión era el acontecimiento pascual:la
resurrección de Jesús por su Padre.
No
podemos decir que ese problema no exista en nuestros días, ante la diversidad
de comprensiones del mensaje de Jesús de Nazaret.
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