Martes 4 de tiempo
ordinario
Año Par
2Samuel
18,9-10.14b.24-25a.30-19,3
REFLEXIÓN
se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó
colgando entre el cielo y la tierra
Un
pequeño detalle, un incidente baladí, un accidente fortuito, cambia el sentido
de una historia y altera los resultados.
Son
esas minucias las que poco se recogen en las historias científicas, donde los
hechos clamorosos de líderes connotados que deciden la suerte de los colectivos
humanos, tienen el mayor espacio y alabanza.
La
sencilla piedrecita que se suelta de un monte y camino abajo entra en velocidad
y pega en una estatua, que derrumba, no tiene lugar en la historia humana.
Pero
para el creyente el lugar prominente es la libertad amorosa y benigna del Señor
que ejerce su dominio para favorecer las víctimas en su momento oportuno por
medios insospechados e inéditos.
Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas,
como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.
David
Rey era un hombre de poder monárquico, un iniciador de dinastía, un fundador de
estado próspero y primera potencia de su tiempo. Ya no se le pertenecía. Una
estructura, un estatuto, una organización descansaba sobre sus logros. Y en su
momento cobró factura, porque independientemente de los sentimientos paternos
por Absalón, su colaborador determinó la muerte del hijo, para salvar la
institución, interpretando que hacía un servicio leal. Esta dicotomía persiste
en el poder hasta hoy.
Matar
a Absalón fue un exceso de fuerza, porque estaba a merced de su enemigo.
Hacerlo prisionero era suficiente.
Hoy
las víctimas, incluso las que han cometido delito pero se les ha reprimido con
excesos, se hacen oír para pedir justicia.
Así
nos encontramos hoy ante el desafío de ejercer la represión de lo incorrecto,
en la medida suficiente para no producir víctimas, que a su vez ejerzan su
derecho a la justicia.
Qué
hacer? Aprender del Señor por medio de su Palabra a discernir lo incorrecto
para eliminar la cizaña sin llevarnos el maíz o el trigo, según la cultura.
Salmo responsorial: 85
REFLEXIÓN
soy un pobre desamparado; / protege mi vida, que soy un fiel
tuyo;
Son
muchos los alejados y no por propia voluntad de los núcleos de algún poder,
para hacer de su existencia un logro pleno.
Su
corazón es una queja amarga de la vida que les tocó vivir, incluso impulsada
por sus propias deficientes decisiones. Un mal juego que no puede ganar por las
malas cartas que le han tocado en la repartición.
Su
única esperanza es un señorío de equidad, oportunidad, bienestar. Cómo no
favorecer una oración que nos relacione y configure para convivir en ese
señorío?
alegra el alma de tu siervo, / pues levanto mi alma hacia ti
La
explicación sobre por qué sentimos que el Señor tarda tanto a veces en
escucharnos, la podemos sentir en una verdad: debemos convencernos, cada vez
más, de que Él es Único.
Marcos 5,21-43
REFLEXIÓN
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo
"No temas; basta que tengas fe."
acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto,
pensando que con sólo tocarle el vestido curaría
Dos personas que abordan la esperanza de
curación con estrategias diferentes y ambas recibidas por Jesús con
misericordia.
No podemos ni debemos repudiar alguna forma
de esperanza y su manifestación, porque quien las juzga y acepta es el Señor.
Es verdad que a nuestros ojos de modernos
ciertas manifestaciones son más síntomas de locura y superstición que de fe.
Pero no somos los jueces. Si acaso podemos
dar el servicio de depuración y maduración pero el que juzga y acepta es el
Señor.
Nuestro
respeto y benevolencia para con todos nos acarrea una mejor disposición para
encontrar el don del reino en todo.
¿Quién me ha tocado el manto?"
Quién
ha sabido cómo tocar mi manto? Sería más bien la pregunta.
Tantos
le tocaban, por estar apretujado de la gente, que sólo un toque particular le
hizo detenerse y preguntar.
La
mujer impura tuvo la actitud de búsqueda adecuada para obtener fuerza de Jesús.
Fuerza,
magnetismo, flujo de energía no sabemos qué.
Nos
tendríamos que preguntar con deseo de obtenerla, cómo se llega a esta
disposición de fe.
Saber
tocar, saber buscar, saber descargar la energía del Señor.
"Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con
salud."
Jesús
de Nazaret es una Palabra que colabora con nosotros en formar esa fe que admite
a fondo que el Señor es Único, es Padre.
Tanto
la mujer con flujo de sangre como el jefe de la Sinagoga hicieron una
aproximación a Jesús con su fe, incluso con apariencia de superstición.
Pero
Jesús los involucró en un proceso de crecimiento de la fe hasta el límite de su
impotencia para confesar su fe esperanzada en el Único.
Es
como si le dijera: no te miro para regañarte ni echarte en cara, sino para
compartir la alegría contigo, porque has sabido como tocarme con fe.
Tú
si sabes obtener lo que necesitas.
Tu hija se ha muerto. ¿Para qué
molestar más al maestro?
El
hombre que había concebido tanta esperanza, con la noticia de la muerte de su
hija, debió experimentar una gran tristeza.
No temas; basta que tengas fe.
Por
eso Jesús lo sostuvo en esa tristeza y lo mantuvo en la espera. Como le diría a
Marta para alentarla a seguir creyendo, no obstante la muerte de Lázaro: Sigue
creyendo más aún.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1488479677459177472?s=20&t=g2uGC3ZOiyBHuVa755pTkg