martes, 1 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 4 de tiempo ordinario

Año Par

2Samuel 18,9-10.14b.24-25a.30-19,3



REFLEXIÓN

se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra

Un pequeño detalle, un incidente baladí, un accidente fortuito, cambia el sentido de una historia y altera los resultados.

Son esas minucias las que poco se recogen en las historias científicas, donde los hechos clamorosos de líderes connotados que deciden la suerte de los colectivos humanos, tienen el mayor espacio y alabanza.

La sencilla piedrecita que se suelta de un monte y camino abajo entra en velocidad y pega en una estatua, que derrumba, no tiene lugar en la historia humana.

Pero para el creyente el lugar prominente es la libertad amorosa y benigna del Señor que ejerce su dominio para favorecer las víctimas en su momento oportuno por medios insospechados e inéditos.

Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.

David Rey era un hombre de poder monárquico, un iniciador de dinastía, un fundador de estado próspero y primera potencia de su tiempo. Ya no se le pertenecía. Una estructura, un estatuto, una organización descansaba sobre sus logros. Y en su momento cobró factura, porque independientemente de los sentimientos paternos por Absalón, su colaborador determinó la muerte del hijo, para salvar la institución, interpretando que hacía un servicio leal. Esta dicotomía persiste en el poder hasta hoy.

Matar a Absalón fue un exceso de fuerza, porque estaba a merced de su enemigo. Hacerlo prisionero era suficiente.

Hoy las víctimas, incluso las que han cometido delito pero se les ha reprimido con excesos, se hacen oír para pedir justicia.

Así nos encontramos hoy ante el desafío de ejercer la represión de lo incorrecto, en la medida suficiente para no producir víctimas, que a su vez ejerzan su derecho a la justicia.

Qué hacer? Aprender del Señor por medio de su Palabra a discernir lo incorrecto para eliminar la cizaña sin llevarnos el maíz o el trigo, según la cultura.

Salmo responsorial: 85



REFLEXIÓN

soy un pobre desamparado; / protege mi vida, que soy un fiel tuyo;

Son muchos los alejados y no por propia voluntad de los núcleos de algún poder, para hacer de su existencia un logro pleno.

Su corazón es una queja amarga de la vida que les tocó vivir, incluso impulsada por sus propias deficientes decisiones. Un mal juego que no puede ganar por las malas cartas que le han tocado en la repartición.

Su única esperanza es un señorío de equidad, oportunidad, bienestar. Cómo no favorecer una oración que nos relacione y configure para convivir en ese señorío?

alegra el alma de tu siervo, / pues levanto mi alma hacia ti

La explicación sobre por qué sentimos que el Señor tarda tanto a veces en escucharnos, la podemos sentir en una verdad: debemos convencernos, cada vez más, de que Él es Único.

Marcos 5,21-43



REFLEXIÓN

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo

"No temas; basta que tengas fe."

acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría

Dos personas que abordan la esperanza de curación con estrategias diferentes y ambas recibidas por Jesús con misericordia.

 

No podemos ni debemos repudiar alguna forma de esperanza y su manifestación, porque quien las juzga y acepta es el Señor.

 

Es verdad que a nuestros ojos de modernos ciertas manifestaciones son más síntomas de locura y superstición que de fe.

 

Pero no somos los jueces. Si acaso podemos dar el servicio de depuración y maduración pero el que juzga y acepta es el Señor.

 

Nuestro respeto y benevolencia para con todos nos acarrea una mejor disposición para encontrar el don del reino en todo.

¿Quién me ha tocado el manto?"

Quién ha sabido cómo tocar mi manto? Sería más bien la pregunta.

Tantos le tocaban, por estar apretujado de la gente, que sólo un toque particular le hizo detenerse y preguntar.

La mujer impura tuvo la actitud de búsqueda adecuada para obtener fuerza de Jesús.

Fuerza, magnetismo, flujo de energía no sabemos qué.

Nos tendríamos que preguntar con deseo de obtenerla, cómo se llega a esta disposición de fe.

Saber tocar, saber buscar, saber descargar la energía del Señor.

"Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."

Jesús de Nazaret es una Palabra que colabora con nosotros en formar esa fe que admite a  fondo que el Señor es Único, es Padre.

Tanto la mujer con flujo de sangre como el jefe de la Sinagoga hicieron una aproximación a Jesús con su fe, incluso con apariencia de superstición.

Pero Jesús los involucró en un proceso de crecimiento de la fe hasta el límite de su impotencia para confesar su fe esperanzada en el Único.

Es como si le dijera: no te miro para regañarte ni echarte en cara, sino para compartir la alegría contigo, porque has sabido como tocarme con fe.

Tú si sabes obtener lo que necesitas.

Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?

El hombre que había concebido tanta esperanza, con la noticia de la muerte de su hija, debió experimentar una gran tristeza.

No temas; basta que tengas fe.

Por eso Jesús lo sostuvo en esa tristeza y lo mantuvo en la espera. Como le diría a Marta para alentarla a seguir creyendo, no obstante la muerte de Lázaro: Sigue creyendo más aún.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1488479677459177472?s=20&t=g2uGC3ZOiyBHuVa755pTkg

 

BEATO CARLO

 
SER COMO TODOS PARA SER COMO DIOS
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
                  (Libro 3, 19, 1. 3-20, 1: SC 34, 332. 336-338)


CRISTO PRIMICIAS DE NUESTRA RESURRECCIÓN

El Verbo de Dios se hizo hombre y el Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre para que el hombre, unido íntimamente al Verbo de Dios, se hiciera hijo de Dios por adopción.

En efecto, no hubiéramos podido recibir la incorrupción y la inmortalidad si no hubiéramos estado unidos al que es la incorrupción y la inmortalidad en persona. ¿Y cómo hubiésemos podido unirnos al que es la incorrupción y la inmortalidad, si antes él no se hubiese hecho uno de nosotros, a fin de que nuestro ser corruptible fuera absorbido por la incorrupción y nuestro ser mortal fuera absorbido por la inmortalidad, para que recibiésemos la filiación adoptiva?

Así pues, este Señor nuestro es Hijo de Dios y Verbo del Padre por naturaleza, y también es Hijo del hombre, ya que tuvo una generación humana, hecho Hijo del hombre a partir de María, la cual descendía de la raza humana y a ella pertenecía.

Por esto el mismo Señor nos dio una señal en las profundidades de la tierra y en lo alto de los cielos, señal que no había pedido el hombre, porque éste no podía imaginar que una virgen concibiera y diera a luz, y que el fruto de su parto fuera Dios con nosotros, que descendiera a las profundidades de la tierra para buscar a la oveja perdida (el hombre, obra de sus manos), y que, después de haberla hallado, subiera a las alturas para presentarla y encomendarla al Padre, convirtiéndose él en primicias de la resurrección. Así, del mismo modo que la cabeza resucitó de entre los muertos, también todo el cuerpo (es decir, todo hombre que participa de su vida, cumplido el tiempo de su condena, fruto de su desobediencia) resucitará, por la trabazón y unión que existe entre los miembros y la cabeza del cuerpo de Cristo, que va creciendo por la fuerza de Dios, teniendo cada miembro su propia y adecuada situación en el cuerpo. En la casa del Padre hay muchas moradas, porque muchos son los miembros del cuerpo.

Dios se mostró magnánimo ante la caída del hombre y dispuso aquella victoria que iba a conseguirse por el Verbo. Al mostrarse perfecta la fuerza en la debilidad, se puso de manifiesto la bondad y el poder admirable de Dios.

RESPONSORIO    1Co 15, 20. 22. 21

R. Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. * Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida.
V. Lo mismo que por un hombre hubo muerte, por otro hombre hay resurrección de los muertos.
R. Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida