domingo, 20 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 7 de tiempo ordinario

1Samuel 26, 2 7-9. 12-13. 22-23



REFLEXIÓN

Entonces Abisay dijo a David: "Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe."

Pero David replicó: "¡No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor."

Dos lecturas que inspiran dos valores, confrontados. Uno animado por la oportunidad que posiblemente no se volverá a repetir. Otro por el significado de la elección para una misión que se reconoce venida de Dios.

Nos son lejanas y ajenas estas lecturas.? O más bien contemporáneas, permanentes, eternas como la Palabra de Dios.

Así nosotros en algunas coyunturas de nuestra vida que nos vienen bien y se muestran favorables, ante cuáles valores nos orientamos, nos entregamos?

Hoy el valor que viene de la tradición, está en desuso, fuera de moda, no debe ser tomado en cuenta para nuestras decisiones. Más bien debemos ir tras los que nos favorece, y cumple nuestros sueños, caiga quien caiga.

El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor

Mas bien David formula un principio político, propio de una sana teología política: Si se atenta contra el ungido, y se llega al poder, se abre la posibilidad que nadie tenga que respetar el valor de la unción, aunque el ungido no nos guste. Atentar contra la legitimidad deslegitima.

Y escarbando en cada pugna política de nuestro entorno conemporáneo, vemos esta confrontación, incluso en comunidades de fe.

Salmo responsorial: 102



REFLEXIÓN

no olvides sus beneficios

Más bien lo que no se debe olvidar es la bendición constante, permanente y copiosa de parte del Señor, empezando por el don de la vida.

Él perdona todas tus culpas él rescata tu vida de la fosa  y te colma de gracia y de ternura

Como el abrazo de un padre amoroso. La fosa como unas fauces que tragan toda conciencia, se constituyen en el símbolo del fracaso existencial. El rescate liberador e histórico de justicia y ágape, nos alivia y anima en la confianza de la Palabra, para no bajar a la fosa del todo. Culpa, enfermedad y fosa es el diagnóstico de la palabra sobre la condición básica de los humanos en su tránsito histórico. Perdona, cura y rescata para una plenitud de gracia y ternura, es la esperanza que nos proveyó para salir adelante y coronar.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.

 Una expresión antropomórfica que induce la experiencia de benignidad y misericordia. Pero deja en el horizonte otra actitud que haga de contrapeso, porque somos también inclinados a la ligereza y a festinar con el trato amable, por picardía o juega-vivo. Que nuestra desesperanza no nos precipite en un juicio condenatorio, porque somos imagen y semejanza del Señor.

 Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles; / porque él conoce nuestra masa, / se acuerda de que somos barro

 Echamos a perder la imagen de Padre si proyectamos una paternidad paternalista, permisiva, que deja ser para no incomodarse con la corrección. No obstante nuestro material deleznable, el Señor no maldice antes bendice. No es una existencia de maledicencia sino de benedicencia. Exorciza el mal bendiciendo, para que se produzca la oportunidad de lo bueno, para que se abra el mal a la conversión. Eso es evangelizar. Convertir el mal desde dentro por la convocatoria al bien. La paternidad del Señor Padre Nuestro supera cualquier modelo y paradigma de paternidad que hayamos elaborado. Su deformación es la caricatura que nos hace de él nuestra instancia superyoica, más enfocada en un orden que en el amor y la pertenencia a un Tú que nos rebase. Pero ante todo por la bendición de haber ganado de gratis un Padre como Dios, que supera y cura las heridas de los padres históricos.

1Corintios 15, 45-49



REFLEXIÓN

No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después

Así nos ha hablado la teoría de la evolución en sus diferentes variantes a lo largo de la historia de las ciencias. Solo que nuestra teoría de la evolución, la de los creyentes de la Palabra adjudica al poder de Dios la vida espiritual, cualitativamente diferente a la que desarrolle la materia, si lo hace.

Lo curioso es que las ciencias se confiesan teóricas no creyentes, pero sus axiomas son una especie de creencia, no de evidencia.

Lucas 6,27-38



REFLEXIÓN

Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian

He aquí el techo del amor cristiano cuando es ágape.

A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames

Nuestra memoria no dejará de recordarnos la cantidad de veces que nos hemos evadido de tal desafío de amor.

Porque superar la sospecha de que somos abusados en nuestra candidez por la solicitud constante de ayuda sólo es posible al ágape.

Este amor nos ayuda a enfrentar la vergüenza posible de haber sido engañados, burlados.

si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

Expandir el amor para hacerse semejante al Padre causa el dolor del crecimiento y la perfección.

Porque si no cuesta el camino de la perfección como darnos cuenta del crecimiento.?

¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."

Un programa de vida nada fácil, porque nos inhibimos y recortamos cuando no nos vemos correspondidos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1495369471376203793?s=20&t=p_bieRMPNs2qxJljxLDfNg

BEATO CARLO


TESTIGOS DE LA GENEROSIDAD PARA SERVIR EL MENSAJE DE SALVACIÓN DESDE LA NÑEZ Y CONTRA LA INCREDULIDAD E INDIFERENCIA




 De los Capítulos de san Máximo Confesor, abad, Sobre la caridad
(Centuria 1, cap. 1, 4-5. 16-17. 23-24. 26-28. 30-40: PG 90, 962-967)

 

SIN LA CARIDAD, TODO ES VANIDAD DE VANIDADES

 

La caridad es aquella buena disposición del ánimo que nada antepone al conocimiento de Dios. Nadie que esté subyugado por las cosas terrenas podrá nunca alcanzar esta virtud del amor a Dios.

 

El que ama a Dios antepone su conocimiento a todas las cosas por él creadas, y todo su deseo y amor tienden continuamente hacia él.

 

Como sea que todo lo que existe ha sido creado por Dios y para Dios, y Dios es inmensamente superior a sus creaturas, el que dejando de lado a Dios, incomparablemente mejor, se adhiere a las cosas inferiores demuestra con ello que tiene en menos a Dios que a las cosas por él creadas.

 

El que me ama -dice el Señor- guardará mis mandamientos. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros. Por tanto, el que no ama al prójimo no guarda su mandamiento. Y el que no guarda su mandamiento no puede amar a Dios.

 

Dichoso el hombre que es capaz de amar a todos los hombres por igual.

 

El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo; y el que tiene este amor verdadero no puede guardar para sí su dinero, sino que lo reparte según Dios a todos los necesitados.

 

El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud, más bien que a los malos.

 

La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino sobre todo con el hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados corporales.

 

El que, renunciando sinceramente y de corazón a las cosas de este mundo, se entrega sin fingimiento a la práctica de la caridad con el prójimo pronto se ve liberado de toda pasión y vicio, y se hace partícipe del amor y del conocimiento divinos.

 

El que ha llegado a alcanzar en sí la caridad divina no se cansa ni decae en el seguimiento del Señor su Dios, según dice el profeta Jeremías, sino que soporta con fortaleza de ánimo todas las fatigas, oprobios e injusticias, sin desear mal a nadie.

 

No os contentéis con decir -advierte el profeta Jeremías-: «Somos templo del Señor.» Tú no digas tampoco: «La sola y escueta fe en nuestro Señor Jesucristo puede darme la salvación.» Ello no es posible si no te esfuerzas en adquirir también la caridad para con Cristo, por medio de tus obras. Por lo que respecta a la fe sola, dice la Escritura: También los demonios creen y tiemblan.

 

El fruto de la caridad consiste en la beneficencia sincera y de corazón para con el prójimo, en la liberalidad y la paciencia; y también en el recto uso de las cosas.