domingo, 22 de mayo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 6 de Pascua C

Hechos de los apóstoles 15, 1-2. 22-29



REFLEXIÓN

Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo

Éstos pueden ser los temerosos que simpatizaban con el judaísmo pero no seguían sus prácticas, y no estaban plenamente admitidos, o los gentiles que directamente se habían convertido al cristianismo.

En todo caso, en el centro se encuentra la polémica sobre si los gentiles deben o no ser obligados a las prácticas vigentes del judaísmo: circuncisión y dieta, entre otros.

Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras

En el cuerpo jerárquico de la Iglesia Católica: obispos y presbíteros, así como también en representantes de comunidades de religiosos consagrados por votos, se encuentran expresiones de doctrina que disienten abiertamente y cuestionan públicamente la línea doctrinal aprobada.

Asombrarse de ello en estos tiempos no tiene lugar, sino más bien asombra que haya docilidad sin chistar entre los que tienen alguna formación.

No parecería ni fuera de lugar ni dañino, toda vez que la comunicación humana se presta a matices y la escucha a malentendidos.

Se dice que las cosas no están mal dichas sino mal entendidas.

En todo caso quien puede sufrir un daño, y grave, escuchando discrepancias y diferencias de quienes forman un cuerpo, son los sencillos, que reciben un mensaje polarizado por progresistas o conservadores.

Habría que incluir en la investigación sobre las causas de deserción hacia los otros movimientos religiosos, este escándalo e inseguridad que deben sentir.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros

Sólo tú puedes desenredar nuestra complejidad e incongruencia: hago el mal, aunque quiero el bien.

Expreso mi fe desde mi perspectiva particular buscando la Palabra, pero me enfrasco en la comprensión cerrada y exclusiva de la misma.

Todos estamos tentados de fundamentalismo e integrismo: progresistas y conservadores.

Apocalipsis 21, 10-14. 22-23



REFLEXIÓN

Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios

Parece que no reconocemos sino la Jerusalén que edificamos nosotros exclusivamente

La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero

Tiene su propia luz que ha sido donada por la luz perpetua.

Pero estamos fascinados por todo género de luces que producimos, cada vez con más avances tecnológicos.

En cada intento nos gozamos de haber dado con la luz primera, pero hecha por nosotros.

Para nada queremos dejar espacio a la luz que siempre hemos tenido y nos ha asistido antes de nuestro hallazgo.

En la empresa tecnológica postmoderna se vuelve a dar algo antiguo: la arrogancia que proviene de la autosuficiente soberbia.

El mundo hoy peca de soberbio y en eso se contrapone al mensaje revelado por el Padre de Jesús: un designio de fraternidad unida por el ágape.

Juan 14, 23-29



REFLEXIÓN

el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

Nuestra esperanza estriba en el Espíritu Santo para mantenernos en la Palabra, no obstante el bamboleo interpretativo de propios y extraños.

El corazón creyente sedimenta en esa esperanza discernida en medio de las polarizaciones doctrinales y morales.

Una historia de superviviencia nos precede y antecede. En ella podemos refrescar nuestra memoria.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1528332873929052163?s=20&t=VvQb1XH13yNu5HUPSC0GIw

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Cirilo de Alejandría Comentario a la II carta a los Corintios 5,5 - 6,2

Los que poseen las arras del Espíritu y la esperanza de la resurrección, como si poseyeran ya aquello que esperan, pueden afirmar que desde ahora ya no conocen a nadie según la carne: todos, en efecto, somos espirituales y ajenos a la corrupción de la carne. Porque, desde el momento en que ha amanecido para nosotros la luz del Unigénito, somos transformados en la misma Palabra que da vida a todas las cosas.

REFLEXIÓN

No obstante la precariedad y modestia de nuestro existir, en medio del fragor de lucha por una vida de calidad superior cada vez, debe anidar en nosotros una convicción, una plataforma desde la cual sabemos que estamos en una luz nueva y en un horizonte prometedor. Allí reside nuestro gozo.

Y, si bien es verdad que cuando reinaba el pecado estábamos sujetos por los lazos de la muerte, al introducirse en el mundo la justicia de Cristo quedamos libres de la corrupción. Por tanto, ya nadie vive en la carne, es decir, ya nadie está sujeto a la debilidad de la carne, a la que ciertamente pertenece la corrupción, entre otras cosas; en este sentido, dice el Apóstol: si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.

REFLEXIÓN

Juzgar a Cristo según la carne es una seducción constante en el camino de la fe, cuando la evidencia de fe parpadea, enmudece, y nuestra conciencia duda entenebrecida. Quienes así juzgan no descansan porque cualquier evidencia es una puerta que abre a otra, y así para nunca acabar, sin poder llegar a una conclusión firme. Nuestro juicio super a la carne cuando se adhiere a la Palabra y asiente desde lo más profundo, y allí descansa.

Es como quien dice: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y, para que nosotros tuviésemos vida, sufrió la muerte según la carne, y así es como conocimos a Cristo; sin embargo, ahora ya no es así como lo conocemos. Pues, aunque retiene su cuerpo humano, ya que resucitó al tercer día y vive en el cielo junto al Padre, no obstante, su existencia es superior a la meramente carnal, puesto que murió de una vez para siempre y ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Si tal es la condición de aquel que se convirtió para nosotros en abanderado y precursor de la vida, es necesario que nosotros, siguiendo sus huellas, formemos parte de los que viven por encima de la carne, y no en la carne. Por eso, dice con toda razón san Pablo: El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Hemos sido, en efecto, justificados por la fe en Cristo, y ha cesado el efecto de la maldición, puesto que él ha resucitado para liberarnos, conculcando el poder de la muerte; y, además, hemos conocido al que es por naturaleza propia Dios verdadero, a quien damos culto en espíritu y en verdad, por mediación del Hijo, quien derrama sobre el mundo las bendiciones divinas que proceden del Padre.

REFLEXIÓN

La justificación es la vida nueva que por fe poseemos. Mucho más que la tierra prometida y la descendencia que por fe poseyó Abraham.

Por lo cual, dice acertadamente san Pablo: Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo, ya que el misterio de la encarnación y la renovación consiguiente a la misma se realizaron de acuerdo con el designio del Padre. No hay que olvidar que por Cristo tenemos acceso al Padre, ya que nadie va al Padre, como afirma el mismo Cristo, sino por él. Y, así, todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió y nos encargó el ministerio de la reconciliación.