domingo, 29 de mayo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Ascensión del Señor C

Hechos de los apóstoles 1, 1-11



REFLEXIÓN

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo.

Jesús es un modelo de persona que exhibe la complacencia del Padre, porque acepta ser movido por su Espíritu Santo, y espera por eso su gloria, la que comparte el Padre con él.

El espacio tiempo que vivimos se enorgullece en muchos cuya gloria se manifiesta en una autosuficiencia y autonomía radical, que no permite ser movida por nadie.

Una forma nueva de agradar al Padre y seguir a Jesús? Se descarta el modelo de Jesús para continuar con los viejos Adán y Eva?

 Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

También es un testimonio que será desechado y descartado por varios en todos los tiempos, para quienes Jesús murió sin remedio, y lo que siguió es una patraña.

Hay quienes nunca creerán y hasta dejarán de creer, hasta que les llegue su hora del juicio de conciencia.

Una vez que comían juntos,

La vida corriente del Jesús resucitado continuó compartiendo actos de fraternidad entrañable porque comían juntos.

Enseñaba lo primordial de una comunidad que se agrupaba en su nombre: el ágape fraterno, reflejo del ágape divino.

les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén;

Son alentados a permanecer en Jerusalén, aunque otras fuentes subrayan Galilea. Preferencia de autores? Discrepancia de testimonios? Simultaneidad de acciones gloriosas de Jesús?

aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo."

Siglos antes en la época profética se había popularizado la creencia sobre un tiempo en el futuro cuando sobrevendría el Espíritu de Yavé sobre todos como una nueva alianza.

Se anuncia pues el cumplimiento de esa promesa mediante el bautismo en el Espíritu, que se contrapone y supera el de agua.

En qué o cómo lo supera? La pista puede venir de la promesa profética: se distribuirá un Espíritu que cambie el corazón de piedra, inclinado a la dureza, por un tierno corazón de carne. Para convertir los creyentes en seres con entrañas, que aman entrañablemente a otros.

Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?"

La novedad de los acontecimientos vividos no alcanza a disipar ciertas inquietudes humanas naturales propias de cualquier movimiento por el cambio social.

Son muchos los que al prestarse con cierta generosidad a contribuir en una nueva construcción más cerca del ideal de sociedad, retienen la inquietud sobre lo que les tocará en suerte, como pago a sus servicios.

Así los discípulos esperarían este momento como el anhelado para quedar asegurados en sus beneficios.

Los beneficios de la restauración de un reino como el de David donde ellos tendrían una posición de importancia.

Incluso en la versión ignaciana de las dos banderas el llamamiento del Señor conlleva una promesa de gloria, después de padecer con él por el reino.

Cuál es el imaginario de la gloria personal en el que sueña cada creyente, ejercitante, seguidor de Jesús de Nazareth?

Porque son muchos los que enuncian su gloria como la propia del triunfo de una causa, diluyéndose aparentemente sus ambiciones en una glorificación colectiva.

Serán sinceros y honestos? Habrán depuestos sus ambiciones individuales? O se silencia ese aspecto para no desprestigiar la utopía proclamada?

Es la simulación clásica de la clase política en muchos lugares hoy en día. Incluso la de otros políticos que denuncian esas ambiciones, pero esconden las propias.

Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo."

Bautizarse en el Espíritu es crucial también para identificarse con el tiempo del Padre, y renunciar al aislamiento del propio tiempo.

Porque el nuestro a lo más que llega hoy en día es a concebirlo como relatividad.

El del Padre es eterno.

Sólo su Espíritu nos enseña a adecuarnos. Salir de la urgente relatividad y orientarnos  a la plenitud de eternidad.

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."

Ha llegado el momento del desapego. Tras el duelo habrá que retomar la demandante cotidianidad. Es parte de la misión del Espíritu movernos hacia esos objetivos.

Por eso nos ayuda en nuestro discernimiento a desengañarnos de nuestras concepciones cíclicas sobre el cielo, la gloria, el allá arriba, que pueden resultar evasiones de la cotidianidad y su intransigente ritmo.

Pero también ese Espíritu nos susurra al corazón una esperanza sobre la venida del amado y su nueva presencia entre nosotros.

Llegó el momento de crecer.

Salmo responsorial: 46



REFLEXIÓN

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

El salmo puede reflejar una coyuntura específica: la peregrinación del arca a Jerúsalén cuando no había templo.

Se trataba de la experiencia de una divinidad en movimiento, llevada y acompañada por el pueblo, que descansaba en su presencia la seguridad de saberse defendido de los enemigos.

Re editada esta imagen en el relato de la ascensión puede conservar algunos rasgos que importa.

La divinidad que se asome en Jesús no es como la de un templo, estática y silente, a la espera de homenajes y sacrificios.

Es alguien diferente, capaz de compartirse en comidas, y pertenecer a otro eón sin perder contacto.

Puede vivir su gloria sin olvidarse de los que aún peregrinan. Lo cual mueve a reflexión porque los grandes de este mundo olvidan los más pequeños sin gloria.

Hebreos 9, 24-28; 10, 19-23



REFLEXIÓN

sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros

Para los neo cristianos se trataba de una propuesta imprescindible para posicionar su fe con un carácter definitivo y radical.

No es cualquier cielo el que alcanza Jesús de Nazareth cuando asciende, sino el mismísimo habitáculo del Dios de Dioses, y Señor de Señores.

Y no es sólo que importe para acreditar la excelencia de la nueva fe, sino que que además le aporta al creyente lo que ninguna otra creencia podrá: la intercesión salvífica infalible de un mediador insustituíble.

para destruir el pecado

Por lo tanto el pecado tampoco retoñará. Ha sido segado de raíz tras esa intervención definitiva y absoluta de Dios en Jesús.

La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos

La segunda venida tiene la importancia de la coronación de una obra en construcción: el reino de Dios. Y este proyecto ya dejó por fuera el pecado, porque no es un material apto.

Lucas 24, 46-53



REFLEXIÓN

se volvieron a Jerusalén con gran alegría

Todo desapego, toda separación, todo duelo será superado por su elección y su misión.

Sabernos amados y enviados para la construcción de su reino de fraternidad puede llenarnos de gozo, mientras peregrinamos en la historia.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1530875965622059011?s=20&t=BEtzQsEFPm2P1OvApJS7GA

 

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Ascensión

del Señor

San Agustín Sermón sobre la Ascensión del Señor, Mai 98, 1-2

Nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo tal día como hoy; que nuestro corazón ascienda también con él.

REFLEXIÓN

Por qué nuestro corazón? Porque allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón(Mt 6,21). Con Jesús ha ascendido nuestro tesoro. Nuestro tesoro es lo que más apreciamos y estimamos, por encima de cualquier otra cosa o persona creada. Por nuestro tesoro invertimos todo lo que tenemos, para apropiarnos de ello. (Mt13,44ss).

Escuchemos al Apóstol: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Y así como él ascendió sin alejarse de nosotros, nosotros estamos ya allí con él, aun cuando todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que nos ha sido prometido. Él fue ya exaltado sobre los cielos; pero sigue padeciendo en la tierra todos los trabajos que nosotros, que somos sus miembros, experimentamos.

REFLEXIÓN

El tesoro arriba con Jesús Exaltado, ya está, y como es nuestro también nosotros. Pero no del todo todavía, porque seguimos sufriendo acá abajo, en la tierra, en nuestro cuerpo. Por lo que, hay una comunicación, un vínculo, entre el tesoro en lugar de exaltación, de Jesús y nuestro, y el cuerpo terrenal sufriente, que aguarda llegar hasta arriba, con el tesoro. Y así el sufriente es parte del tesoro, porque está en proceso de culminar arriba, en la Exaltación. Y así debemos preferir los pobres sufrientes , como candidatos a ser Jesús tesoro arriba.

De lo que dio testimonio cuando exclamó: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Así como, tuve hambre, y me disteis de comer. ¿Por qué no vamos a esforzarnos sobre la tierra, de modo que gracias a la fe, la esperanza y la caridad, con las que nos unimos con él, descansemos ya con él en los cielos? Mientras él está allí, sigue estando con nosotros; y nosotros, mientras estamos aquí, podemos estar ya con él allí. Él realiza aquello con su divinidad, su poder y su amor; nosotros, en cambio, aunque no podemos llevarlo a cabo como él con la divinidad, sí que podemos por el amor hacia él. No se alejó del cielo, cuando descendió hasta nosotros; ni de nosotros, cuando regresó hasta él. Él mismo es quien asegura que estaba allí mientras estaba aquí: nadie subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. Esto se refiere a la unidad, ya que es nuestra cabeza, y nosotros su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios. En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros. Bajó, pues, del cielo por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.

REFLEXIÓN

Jesús y nosotros en unidad de exaltación-sufrimiento, de pobreza enriquecida por la gloria, gloria abajada por el sufrimiento. No estamos solos, sino que somos comensales en una mesa única donde a la cabecera se sienta el Exaltado Glorioso, y el resto lo componemos los sufrientes peregrinos a la gloria. Hacia el tesoro de nuestro corazón.