martes, 30 de agosto de 2022

BEATO CARLO



 De los Escritos de santa Rosa de Lima, virgen
(Al médico Castillo: edición L. Getino, La patrona de América, Madrid 1928, pp. 54-55)
 
CONOZCAMOS EL AMOR DE CRISTO, QUE EXCEDE TODO CONOCIMIENTO

 

El Salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:

 «¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación. Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acrecentamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la medida de los carismas. Que nadie se engañe: ésta es la única verdadera escala del paraíso, y fuera de la cruz no hay camino por donde se pueda subir al cielo!»

 Oídas estas palabras, me sobrevino un ímpetu poderoso de ponerme en medio de la plaza para gritar con grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cualquier edad, sexo, estado y condición que fuesen:

 «Oíd, pueblo; oíd, todo género de gentes: de parte de Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones; hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conseguir la participación íntima de la divina naturaleza, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma.»

Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente a predicar la hermosura de la divina gracia, me angustiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que se había de romper la prisión y, libre y sola, con más agilidad, se había de ir por el mundo, dando voces:

 «¡Oh, si conociesen los mortales qué gran cosa es la gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas riquezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos por el mundo en busca de molestias, enfermedades y tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro inestimable de la gracia. Esta es la mercancía y logro último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se quejaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte, si conociera las balanzas donde se pesan para repartirlos entre los hombres.»

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 


[55] SEGUNDO EXERCICIO ES MEDITACION DE LOS PECADOS, Y CONTIENE EN SI, DESPUES DE LA ORACION PREPARATORIA Y DOS PREAMBULOS, CINCO PUNCTOS Y UN COLOQUIO.

Oración. oración preparatoria sea la misma.

1º preámbulo. El primer preámbulo será la misma composición.

2º preámbulo. El 2 es, demandar lo que quiero: será aquí pedir crescido y intenso dolor y lágrimas de mis pecados.

 [56] 1º puncto. El primer puncto es el processo de los pecados, es a saber, traer a la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de tiempo en tiempo; para lo qual aprovechan tres cosas: la primera, mirar el lugar y la casa adonde he habitado; la segunda, la conversación que he tenido con otros; la tercera, el officio en que he vivido.

[57] 2º puncto. El segundo: ponderar los pecados, mirando la fealdad y la malicia que cada pecado mortal cometido tiene en sí, dado que no fuese vedado.

[58] 3º puncto. El tercero, mirar quién soy yo, diminuyéndome por exemplos: primero, quánto soy yo en comparación de todos los hombres; 2º, qué cosa son los hombres en comparación de todos los ángeles y sanctos del paraíso; 3º, mirar qué cosa es todo lo criado en comparación de Dios: pues yo solo ¿qué puedo ser?; 4º, mirar toda mi corrupción y fealdad corpórea; 5º, mirarme como una llaga y postema, de donde han salido tantos pecados y tantas maldades y ponzoña tan turpíssima.

[59] 4º puncto. El quarto: considerar quién es Dios, contra quien he pecado, según sus atributos, comparándolos a sus contrarios en mí: su sapiencia a mi inorancia, su omnipotencia a mi flaqueza, su justicia a mi iniquidad, su bondad a mi malicia.

[60] 5º puncto. El quinto: esclamación admirative con crescido afecto, discurriendo por todas las criaturas, cómo me han dexado en vida y conservado en ella; los ángeles, como sean cuchillo de la justicia divina, cómo me han suffrido y guardado y rogado por mí; los santos cómo han sido en interceder y rogar por mí; y los cielos, sol, luna, estrellas, y elementos, fructos, aves, peces, y animales; y la tierra cómo no se a abierto para sorberme, criando nuevos infiernos para siempre penar en ellos.

[61] Coloquio. Acabar con un coloquio de misericordia, razonando y dando gracias a Dios nuestro Señor porque me a dado vida hasta agora, proponiendo enmienda con su gracia para adelante. Pater noster.

REFLEXIÓN

[55] [56] [57] [58] [59] [60] [61] Para hablar en términos hodiernos se trata de un ejercicio de sensibilización del sentido de pecado. Hay que reconocer que hemos salido de una época católica de exceso de culpabilización y obsesión sobre la pecaminosidad del mundo. Con el Vaticano II fundamentalmente se ha ido aligerando y liberando ese sentido, hacia una mentalidad de vida más constructiva y positiva. Ahora el extremo puede ser, y de hecho está siendo, que no hay pecado, que nada es pecado. Hay que reconocer que en la era de la imagen, afectarnos por un concepto no nos conmueve mucho. Hay que trabajar en las imágenes que nos trae la realidad circundante, próxima y remota, sobre el daño, el perjuicio, el sufrimiento, las iniquidades que los seres humanos nos infligimos unos a otros, voluntaria o involuntariamente, activamente, pasivamente o por omisión y cobardía. Hemos de acudir al don de Dios para que su intervención oportuna nos abra a este sentido del mal que producimos siquiera en potencia, o desde el fondo de nosotros mismos. El coloquio o diálogo, a fe viva nos puede dar una idea si tal sentido de pecado ha hecho mella en nuestra conciencia.