viernes, 30 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

La Sagrada Familia

Eclesiástico 3, 2-6. 12-14



REFLEXIÓN

Dios hace al padre más responsable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

Padre, madre y autoridad tiene a Dios como fuente.

La tradición de autoridad, que hoy hace crisis, ha tenido este principio del origen divino como patente de corso-con frecuencia- para legitimar abusos a la persona.

Esta crisis nos podría ayudar, si leemos las señales de los tiempos, a cambiar el sentido del origen divino de la autoridad, si nos abrimos a la revelación del Padre que nos confió Jesús. Un Padre que entregó a su hijo por amor a nosotros.Y un hijo que por amor al Padre y a nosotros se encarnó para salvar la creación.

Toda autoridad está obligada a reflejar este modo de servir por amor. Solo esta clase de autoridad se hace creíble hasta el final, con estabilidad saludable.

Por eso el pastor es una imagen expresiva, en su celo por todos, y en particular por los más débiles, para cuidar, preservar, salvar.

El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros

Honrar la autoridad paterna y materna es hoy un valor crítico, por la relativización de los jóvenes que no quieren frenos en su experimentar, y por la incapacidad de los padres que no fundamentaron su autoridad en el ejemplo.

el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.

El tema del cuarto mandamiento: honrarás a tu padre y a tu madre, es el que nos trae esta primera Palabra.

Aunque el libro del que procede, el Sirácida o Eclesiástico, es tenido por católicos como inspirado y por los judíos y protestantes como no tanto, toca temas que están relacionados con otras partes de la Escritura en las que se acepta la inspiración.

Entonces podemos decir que un libro no tan inspirado trata temas inspirados. En este caso el relacionado con el cuarto mandamiento de la ley de Dios.

En nuestro tiempo no hay tanta veneración por este tema, aunque existen personas creyentes o no, que saben honrar sus padres y madres.

Porque nuestra cultura laica y secular, aficionada a la validación que hace el complejo de Edipo del antagonismo con el padre, practica menos esa veneración.

Es otra de las acciones de contracultura a la que estamos llamados los creyentes de la Palabra.

Salmo responsorial: 127, 1-2. 3. 4-5



REFLEXIÓN

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.

Hay un temor que se lleva con el amor. Es el propio del cuarto mandamiento.

Que se aprende.

Ahí influirá poderosamente en el temor amoroso a Dios.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.

 Se comprueba día a día, pero sobretodo resplandece en ciertas celebraciones: la felicidad a la que aspira el ser humano en su peregrinaje, la saborea por instantes en momentos de unión familiar.

Así como lamentablemente la discordia que aflora en reuniones familiares, amarga la existencia.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida

Un sentido atractivo de bendición es cuando se dan estos momentos de dicha familiar.

Se llega como a un oasis, después de una caminata por el caluroso desierto.

Son muchas las familias actuales que toman estos pensamientos como orientación de su vida común y como parámetros de bendición.

Cómo negar que en estos versos se condensa un estilo de vida amigable, positivo, nutritivo y que apoya el crecimiento humano y la dignidad de la persona?

Lo cual es posible aunque la familia no sea tradicional.

Colosenses 3, 12-21



REFLEXIÓN

vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Se trata del amor en su plenitud humana, inclusivo de muchas facetas que se proyectan positivas en los demás, para aportar dicha en sus existencias.

No se trata de cohonestar las malas decisiones de otros, ni justificarlas.

Más bien de amar a quienes pueden hacerlo, para que sientan que no se les descalifica como personas, pero sí se censuran las malas acciones.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo

La verdadera fraternidad, la del Reino de Dios, puede iniciar en la familia, de cualquier tipo, si tiene Espíritu.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Esta palabra no tiene comentario, sino un silencio acogedor.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Diremos hoy: hombres y mujeres, mujeres y hombres, vivan bajo la autoridad mutua de sus consortes, compañeros, parejas.

Pero que aparezca alguna autoridad, reflejo del Padre.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Cómo elaborar positiva y prácticamente estas sugerencias de la Palabra de manera que trasciendan las resistencias y rebeldías actuales?

O hay que desecharlas todas por impracticables en nuestra cultura?

Si así fuera no estaríamos abocados a un caos en vez de la comunión?

Mateo 2,13-15.19-23



REFLEXIÓN

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes

Dice Saramago en su novela sobre Jesucristo, que José actuó en forma insolidaria, porque se preocupó de su hijo, pero no avisó a los otros cuando supo que habría matanza.

Siempre es posible inducir a la sospecha de ocultamente mal obrar en todo lo que se haga. Es el pensamiento dialéctico que se practica en todo lo que tiene que ver con lo tradicional, oficial o la versión de la autoridad. Es la mentalidad de conspiración perpetua, de sospecha constante.

El efecto es que nada queda en pie. Y no hay edificación posible.

ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño

Jesús y su familia son un paradigma para los asilados y migrantes que por razones de violencia han tenido que huir para conservar la vida, pero hacia una vida incierta y más empobrecida.

En ellos interviene el tiempo para madurar circunstancias más propicias.

Esta maduración es la que se asume con visión de fe y esperanza para superar la venganza, el resentimiento y el odio.

Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret.

En esta versión Nazaret es también un refugio, lugar de ocultamiento por razones políticas.

El poder de los Herodes sospechaba de una dinastía distinta a la de ellos. Pero la de Jesús era otro tipo de poder.

La vida oculta así no sería sólo asunto íntimo y privado, sino miedo a la persecución política. Anonimato de un exilio.

Hasta que llegara y madurara un mejor tiempo para el mensaje de la buena nueva.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1608797067681599488?s=20&t=MqOBSI6xEy2C0u_0TTnkuw

BEATO CARLO



VIERNES 30 DE DICIEMBRE 

De las Alocuciones del papa San Pablo sexto
(Alocución en Nazaret, 5 de enero de 1964)
 
EL EJEMPLO DE NAZARET

 

Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio.

 Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida.

 Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un sentido.

 Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo.

 ¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo quisiéramos volver a empezar, junto a María, nuestra iniciación a la verdadera ciencia de la vida y a la más alta sabiduría de la verdad divina!

 Pero estamos aquí como peregrinos y debemos renunciar al deseo de continuar en esta casa el estudio, nunca terminado, del conocimiento del Evangelio. Mas no partiremos de aquí sin recoger rápida, casi furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazaret.

 Su primera lección es el silencio. Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros.

Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve.

 Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social.

 Finalmente, aquí aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano: cómo deseamos comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente; restablecer la conciencia de su dignidad, de manera que fuera a todos patente; recordar aquí, bajo este techo, que el trabajo no puede ser un fin en sí mismo, y que su dignidad y la libertad para ejercerlo no provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros valores que lo encauzan hacia un fin más noble.

 Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino, al defensor de todas sus causas justas, es decir: a Cristo nuestro Señor.