domingo, 16 de abril de 2023

PALABRA COMENTADA

 Domingo 2 de Pascua A

Hechos de los apóstoles 2,42-47



REFLEXIÓN

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones

Una existencia fraterna dedicada. Un estilo de vida que parte de una fe vivenciada, que compromete la persona integralmente, y sus relaciones. Es un estilo de vida transformado en la dedicación a un bien común, familiar y social. Una vida de buena fe.

Se trata de un equilibrio cotidiano donde la privacidad tiene una parte, pero no el todo. El individuo tiene su parte pero no el todo.

Los cambios sociopolíticos y económicos que nos han ido llevando de un modelo a otro de sociedad, han ido sofocando y violentando este equilibrio de la fraternidad, y alejándose del ágape y la justicia.

A la hora de re-pensar la justicia de los hombres se le da poco relieve a tal fraternidad, que ayudaría no poco a erradicar la violencia, la explotación y el crimen.

Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.

La economía solidaria que todavía hoy parece un imposible aun para uniones de hermanos creyentes comprometidos.

Hasta el momento no se da una revolución que se oriente definitivamente a esta unión que propone la Palabra a los seguidores de Jesús de Nazareth, como antes la propuso a los de Moisés.

El precipitado de la historia sigue siendo que pocos son los que entienden el mensaje de la Palabra, y viven la felicidad en este mundo. Mientras grandes mayorías oscilan entre la fraternidad, la fratifobia y el fratricidio.

celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón

No es cierto que baste echar el reloj hacia atrás y vivir como en la primitiva comunidad, porque la madurez es proporcionada al paso del tiempo.

Sin embargo la ilusión y entrega primeras, como el primer amor, siempre serán inspiradores a la hora de buscar criterios de autenticidad y verdad en la propia existencia.

Todo reformador en la Iglesia, dentro y fuera de la estructura eclesiástica, ha buscado ese criterio, algunas veces con ingenuidad, desconociendo el peso del paso del tiempo y su maduración.

Pero su aporte nos hace bien para despertar de nuestra falsa satisfacción con la medida que ostentamos en la actualidad.

Salmo responsorial: 117



REFLEXIÓN

Éste es el día en que actuó el Señor

La transformación pascual es también un día prolongado de más de 24 horas, en el que la acción continua del Espíritu del Glorificado, va dando forma al designio del Padre.

Es un cambio a veces imperceptible como el ascenso a un monte, porque la nueva perspectiva sólo se hace notar cuando se ha caminado un buen trecho, en la altura ganada, la fatiga y otras señales de avance.

1Pedro 1,3-9



REFLEXIÓN

nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva,

aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas

os alegráis con un gozo inefable y transfigurado,

Son expresiones, son palabras, que impactan en una región significativa para el sí mismo, transmitiendo inefablemente una sensación de logro, de final de todo, de cumplimiento feliz, y que a la vez renueva fuerzas para continuar la caminata.

El gozo inefable del Espíritu no se parece en nada a la ruidosa alegría exterior que formamos y fomentamos en tantas actividades de entretenimiento.

Éstas no son ni buenas ni malas, sino naturales, propias de nuestra naturaleza humana, en la que la fiesta tiene un sitio privilegiado.

Pero como toda realidad positiva, se puede tergiversar y corromper por el abuso y la instrumentalización para otros fines menos buenos.

En cambio el gozo viene de dentro, de lo profundo del ser, de su corazón. Existe y permanece aunque no haya fiesta.

Vivimos tiempos difíciles, porque nuestro ánimo se mantiene cargado de tensiones y frustraciones, que nos crispan y entristecen.

Razón de más para buscar y recibir con mayor disponibilidad el gozo del Espíritu, que nos mantiene con fuerzas afrontando las dificultades externas e internas.

Esta puede ser una de las consignas de nuestra Pascua: Jesús resucitado.

Juan 20,19-31



REFLEXIÓN

se llenaron de alegría al ver al Señor

Debemos estar abiertos a la multiforme manifestación teofánica del Señor en la historia, en el cronos.

La que haya sido, visón colectiva, revelación trascendente, afectación de los sentidos y percepción, ha producido un cambio importante: la tristeza se mutó en alegría-gozo.

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo

Pero no solo, sino que hay una misión para la que se estuvieron preparando, y tras la prueba se renueva.

Son enviados nuevamente, y ahora en forma definitiva.

Porque todo cristiano, aun sin conocerlo, tiene una misión hacia el otro, con sus mil rostros, en particular los excluídos.

Cantidad de veces la tristeza que nos agobia desde el mundo, muta al gozo si damos cabida al hermano con sus necesidades materiales y espirituales.

"Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

Se les entrega un poder salvífico como ningún otro: perdonar y no perdonar.

Una facultad de extrema responsabilidad, porque se debe discernir a qué pecado hay que retener el perdón, suspender la salvación.

Un atributo gravísimo, una carga pesada, un llamamiento a la humildad ,pero a la firmeza del juez de paz.

Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente."

Un argumento contundente a favor de la densidad de la experiencia. Como tal, fuera de serie, y que puede suscitar extrañeza.

Al fin y al cabo se trata de una revelación. Pero también se ofrece la posibilidad de un salto de calidad de una fe renuente a una fe creyente, si es posible decir.

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos

Porque la mano del Señor no se ha encogido y si creemos, seguiremos presenciando multitud de signos para profundizar la fe en el Señor Jesús crucificado y resucitado.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1647562602807959553?s=20

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Hechos de los apóstoles 2,42-47

Resumen idealizado de la comunidad primitiva, que sostiene un sueño:la bienaventuranza personal y comunitaria, e invita a vivirla actualmente en la instrucción apostólica, el compartir, partir el pan eucarístico y aun el comer juntos fraternalmente, y el orar también juntos.

Salmo responsorial: 117

Se alaba su misericordia.Como un ritual de victoria.Surge la solución menos pensada e incluso menospreciada al intervenir Dios, cuando se proclama que la piedra desechada se hizo la principal. No hay desperdicio en la construcción del Señor. Ni la jerarquización humana es la que prevalece.

1Pedro 1,3-9

Estamos llamados a vivir virtuosamente, esforzadamente bien, procurando energías incorruptibles, propias de la Revelación última cuando llegue. Por eso superar la tentación es ir acrisolándonos en la prueba.

Juan 20,19-31

El encuentro del Resucitado con los discípulos el primer día es de pacificación y donación del Espíritu, en relación directa a la persona de Jesús.

El encuentro una semana después con todos y Tomás, para responder un cuestionamiento sobre la realidad del Resucitado, nos ayuda en la confirmación de la calidad de la transformación en la vida nueva: el mismo pero distinto.

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

SAN FRANCISCO MARTO, PASTOR

San Agustín Sermón en la octava de Pascua 8,1,4

Me dirijo a vosotros, niños recién nacidos, párvulos en Cristo, nueva prole de la Iglesia, gracia del Padre, fecundidad de la Madre, retoño santo, muchedumbre renovada, flor de nuestro honor y fruto de nuestro trabajo, mi gozo y mi corona, todos los que perseveráis firmes en el Señor. Me dirijo a vosotros con las palabras del Apóstol: vestíos del Señor Jesucristo, y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos, para que os revistáis de la vida que se os ha comunicado en el sacramento. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. En esto consiste la fuerza del sacramento: en que es el sacramento de la vida nueva, que empieza ahora con la remisión de todos los pecados pasados y que llegara a su plenitud con la resurrección de los muertos. Por el bautismo fuisteis sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos, así también andéis vosotros en una vida nueva.

REFLEXIÓN

En esa situación nos deja el bautismo: limpios, iniciados y en ruta a la resurrección, cuando aparecerá la vida nueva que nos ha sido donada. De ahí que negarla a los infantes, para los de fe, es negarle la vida nueva que como simiente se va desarrollando en nosotros, por el bautismo recibido.

Pues ahora, mientras vivís en vuestro cuerpo mortal, desterrados lejos del Señor, camináis por la fe; pero tenéis un camino seguro que es Cristo Jesús en cuanto hombre, el cual es al mismo tiempo el término al que tendéis, quien por nosotros ha querido hacerse hombre. Él ha reservado una inmensa dulzura para los que le temen y la manifestará y dará con toda plenitud a los que esperan en él, una vez que hayamos recibido la realidad de lo que ahora poseemos sólo en esperanza. Hoy se cumplen los ocho días de vuestro renacimiento: y hoy se completa en vosotros el sello de la fe, que entre los antiguos padres se llevaba a cabo en la circuncisión de la carne a los ocho días del nacimiento carnal. Por eso mismo, el Señor al despojarse con su resurrección de la carne mortal y hacer surgir un cuerpo, no ciertamente distinto, pero sí inmortal, consagró con su resurrección el domingo, que es el tercer día después de su pasión y el octavo contado a partir del sábado; y, al mismo tiempo, el primero. Por esto, también vosotros, ya que habéis resucitado con Cristo – aunque todavía no de hecho, pero sí ya esperanza cierta, porque habéis recibido el sacramento de ello y las arras del Espíritu–, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis juntamente con él, en gloria.

No será pues extraño que los suspiros frecuentes que exhalamos en nuestra existencia por diversos motivos sean los anhelos del terruño de vida nueva que bulle en nosotros, creciendo y robusteciéndose. Por eso hay un fondo que es mezcla de melancolía y gozo en nuestro suspiro. Es el Espíritu del Crucificado Glorificado que no cesa de gemir por la Gloria definitiva.