domingo, 23 de abril de 2023

PALABRA COMENTADA

 Domingo 3 de Pascua A

Hechos de los apóstoles 2,14.22-33



REFLEXIÓN

Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis

De quien habla Pedro es alguien a quien conocía. No obstante vivir la experiencia de Jesús como alguien extraordinario, lo tiene por hombre. No prodiga títulos de Dios, ni de divinidad. Pero sí muy cercano a Dios que lo ha exaltado.

Independientemente de los enfoques de divinización en descenso y en ascenso, hoy somos sensibles más que nada al ser hombre de Jesús, quizá porque son escasos los modelos que nos permiten avanzar hacia una humanización óptima, superior, de calidad creciente y renovable.

Encontramos fulgores en los diferentes liderazgos, pero echamos de menos la integralidad, la sustancialidad, la solidez y la permanencia del liderazgo.

designio previsto y sancionado por Dios

Se vive una tensión compleja cuando admitimos que somos libres y que el compromiso del Señor es respetar nuestra libertad, pero sin embargo nos comunica un designio que funciona inexorable y fielmente hasta el final.

Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte

Con Jesús la muerte está bajo Dios, bajo su soberanía y dominio. Estamos desafiados por la muerte individual, pero sometidos a la vida de Dios.

Así la muerte ya no es la última palabra y el aniquilamiento sino una provocación última.

Por la fe ha quedado reducida a un tránsito, un giro conclusivo en el camino a la transformación.

mi carne descansa esperanzada

Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia

El sendero que desde ya vamos transitando y asumiendo los signos del nuevo mundo.

Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado

La exaltación de Jesús desde ya es con efecto social, es compartida, pues el derramamiento del Espíritu, la inteligencia progresiva, se nos ha ido comunicando en nuestro caminar como comunidad de salvación.

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción

El despojo que ha de conocer la corrupción no soy yo, porque en Cristo Jesús estoy resucitando para una nueva vida.

Lo que logra atrapar la muerte de mí es una sombra, algo que fui, mientras mi hombre nuevo vive en un cuerpo espiritual.

Ella se va mostrando en los valores y realidades de conciencia de salvación, que vamos percibiendo aun fragmentariamente, en fragilidad de vasos de barro.

1Pedro 1,17-21


REF


LEXIÓN

Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad

Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

Porque con el acontecimiento Jesús de Nazaret amanecimos a una expectativa nueva y gozosa. Vivimos de una esperanza que nos sostiene  y alienta.

Hay un resplandor en nuestra vivencia que alumbra nuestra existencia en medio de sus montes y valles, de consolaciones y desolaciones.

Lucas 24,13-35



REFLEXIÓN

Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos

El mismo Jesús se acercó. Un énfasis de identidad que no permite se le confunda con otro.

no eran capaces de reconocerlo

Una capacidad que será dada por fe.

Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel

El discurso muestra la frustración de la expectativa. Son gente frustrada, congelados en la tristeza, como un fracaso personal y un cierre de horizontes en el proyecto de vida, que parecía bendecido.

Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!

Un reproche constantemente válido para las generaciones de creyentes en su itinerario de fe.

les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura

Jesús sigue siendo Maestro, y por el Espíritu que lo ha glorificado se ha transformado en su propio hermeneuta, que nos ofrece la clave de su acompañamiento en nuestra existencia.

"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída."

Se nos va la luz natural, y la luz que nos ha llegado con tu explicación, si nos dejas.

Y entró para quedarse con ellos

Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio

Es la catequesis una reconstrucción de la vida? Así debía ser. Lo que se predica y lo que se enseña, debiera servir a lo que se vive y vivencia, para nutrirlo.

Este relato puede ser el esquema que se ofrece, como acontecido una vez, a todos para que repitan la experiencia: vivir a Jesús glorificado como el hermeneuta de las escrituras, que tienen en su muerte y resurrección a su clave.

Arribar a una experiencia de acompañamiento del mismo Jesús que nos abre el sentido de las escrituras.

Y proceder a la mesa de los hermanos para compartir el pan que nos abrirá los ojos para captarlo en medio de nosotros.

Esta transformación de nuestra visión y percepción de fe, tiene el poder de prolongar la luz y la claridad más allá de las tinieblas posibles.

No ardía nuestro corazón

Un efecto del Espíritu como es recogido por Ignacio de Loyola en sus reglas de discernimiento para caracterizar la consolación como moción de Dios.

 https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1650101575333888000?s=20

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Hechos de los apóstoles 2,14.22-33

Pedro hace el anuncio de la llegada de una nueva era, cuya señal es el derramamiento y manifestación del Espíritu Santo, que se hace oir en diferentes lenguas. Llamar la atención sobre una nueva era  ha sido la intención de los tantos y diversos avivamientos que se dan en la historia de la Iglesia, como una forma de remontar la caducidad del tiempo.

Salmo responsorial: 15

La adhesión confiada a Dios como su única posesión imprescindible permite una vida gozosa de esperanza que no terminará en la muerte.

1Pedro 1,17-21

Esta relación con Dios por Jesús traza un derrotero ético: tomar en serio el amor que nos ha salvado con sangre derramada. Una convicción más que un sentimiento se requiere para atravesar la duración de nuestras existencias afianzados en las promesa realizada en Jesús resucitado

Lucas 24,13-35

El abrirse los ojos por un signo que le es familiar como la fracción del pan, cuando antes no lo reconocían, pone de relieve la calidad de los encuentros con el Resucitado. Los testigos son encontrados por la iniciativa de Jesús. Sus palabras operan una reacción subjetiva de profundidad manifestada en el"arder el corazón". Señales que por otro lado no están lejos de la fe de los creyentes que narran encuentros de fe en sus existencias a lo largo de la historia.

 

BEATO CARLO


 
De la Apología primera de san Justino, mártir, en favor de los cristianos
(Cap. 66-67: PG 6, 427-431)
 
LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

 

Sólo pueden participar de la eucaristía los que admiten como verdaderas nuestras enseñanzas, han sido lavados en el baño de regeneración y del perdón de los pecados y viven tal como Cristo nos enseñó.

 Porque el pan y la bebida que tomamos no los recibimos como pan y bebida corrientes, sino que así como Jesucristo, nuestro salvador, se encarnó por la acción del Verbo de Dios y tuvo carne y sangre por nuestra salvación, así también se nos ha enseñado que aquel alimento sobre el cual se ha pronunciado la acción de gracias, usando de la plegaria que contiene sus mismas palabras, y del cual, después de transformado, se nutre nuestra sangre y nuestra carne es la carne y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.

 Los apóstoles, en efecto, en sus comentarios llamados Evangelios, nos enseñan que así lo mandó Jesús, ya que él, tomando pan y habiendo pronunciado la acción de gracias, dijo: Haced esto en memoria mía; éste es mi cuerpo; del mismo modo, tomando el cáliz y habiendo pronunciado la acción de gracias, dijo: Ésta es mi sangre, y se lo entregó a ellos solos. A partir de entonces, nosotros celebramos siempre el recuerdo de estas cosas; y, además, los que tenemos alguna posesión socorremos a todos los necesitados, y así estamos siempre unidos. Y por todas las cosas de las cuales nos alimentamos alabamos al Creador de todo, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.

 Y, el día llamado del sol, nos reunimos en un mismo lugar, tanto los que habitamos en las ciudades como en los campos, y se leen los comentarios de los apóstoles o los escritos de los profetas, en la medida que el tiempo lo permite.

 Después, cuando ha acabado el lector, el que preside exhorta y amonesta con sus palabras a la imitación de tan preclaros ejemplos.

 Luego nos ponemos todos de pie y elevamos nuestras preces; y, como ya hemos dicho, cuando hemos terminado las preces, se trae pan, vino y agua; entonces el que preside eleva, fervientemente, oraciones y acciones de gracias, y el pueblo aclama: Amén. Seguidamente tiene lugar la distribución y comunicación, a cada uno de los presentes, de los dones sobre los cuales se ha pronunciado la acción de gracias, y los diáconos los llevan a los ausentes.

 Los que poseen bienes en abundancia, y desean ayudar a los demás, dan, según su voluntad, lo que les parece bien, y lo que se recoge se pone a disposición del que preside, para que socorra a los huérfanos y a las viudas y a todos los que, por enfermedad u otra causa cualquiera, se hallan en necesidad, como también a los que están encarcelados y a los viajeros de paso entre nosotros: en una palabra, se ocupa de atender a todos los necesitados.

 Nos reunimos precisamente el día del sol, porque éste es el primer día de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia, y también porque es el día en que Jesucristo, nuestro salvador, resucitó de entre los muertos. Lo crucificaron, en efecto, la vigilia del día de Saturno, y a la mañana siguiente de ese día, es decir, en el día del sol, fue visto por sus apóstoles y discípulos, a quienes enseñó estas mismas cosas que hemos puesto a vuestra consideración.