domingo, 21 de mayo de 2023

PALABRA COMENTADA

 Ascensión del Señor A

Hechos de los apóstoles 1,1-11



REFLEXIÓN

dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Esto hemos de creer. No es tan difícil de aceptar su testimonio. Lucas lo hace público, no secreto. Lo deja a disposición de otros para que lean, se consoliden en la fe y procedan según eso.

Mas bien, hay que dar gracias que el Señor nos ha dejado testigos y testimonios escritos que nos indican hacia dónde mirar y qué aceptar.

Nuestra época tiene su dificultad e incongruencia. Ha tejido un entorno que mira con desconfianza científica lo que se refiere a un mundo trascendente. Se trata de una afirmación de los seres humanos maravillosa y estupenda, que cada vez más nos hace conocer y gestionar nuestro mundo, su compleja realidad, y permite para muchos una mejor calidad de vida. Pero cómo se puede esconder que aunque pueda ser cuestión de tiempo, los que mejor vivimos no hemos logrado contagiar y transformar a los que peor viven.Son muchos también los que yacen en sombras de miseria y enfermedades que no pueden curar ni aliviar.

Quienes trabajan por los demás dejan ver en algún relato el mundo de miseria, impotencia y dolor que ellos acompañan.Frente a eso sólo queda en algún momento mirar hacia el cielo y preguntar por qué? Qué designio es este?

Hoy celebramos la exaltación de Jesús. Un justo crucificado sentado a la diestra del Padre. Ha llegado muy lejos Jesús. Aceptó el desafío del Padre y logró salir airoso. Y su mensaje no es de una victoria exclusiva y egoista. Él nos dice que es el primero de muchos que van detrás de él.

Cómo participar, compartir ese gozo y júbilo? En nuestra cotidianeidad tejida de alegrías y tristezas, consuelos y desconsuelos, egoísmos y solidaridades, qué es exaltarnos, resucitar, transformarnos, vivir a pleno pulmón lo nuevo, inédito que nos inspira la esperanza sigilosamente, se puede decir que en susurro?

una nube se lo quitó de la vista

La nube de Yavé en el caminar por el desierto se ha tragado a Jesús exaltado. Sólo nos lo dejó un fragmento y nos dejó su Espíritu. Esa nube pareciera dar paso a una regresión de la revelación porque volvemos a estar como antes: sin salvador. Sólo en esperanza tenemos su Espíritu y de cuando en cuando se visibiliza su memorial.

¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?

Hasta el cielo y exaltación de Jesús se puede idolizar. Hemos de seguir humildes y realistas en el trabajo de transformación del Señor.

Salmo responsorial: 46



REFLEXIÓN

Dios asciende entre aclamaciones

En un estadio del lenguaje así es, en símbolo así es. Es una magra realidad pero tiene el poder de alentar y movilizar hacia el reino.

Efesios 1,17-23



REFLEXIÓN

os dé espíritu de sabidurÍa y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa

Nos llamaron a vivir la paradoja de la eficacia de lo vulnerable, de la herida que sana. Es Jesús crucificado el resucitado. No hay otro camino para el que cree.Ése lo conoce

Lo que se siente cuando entramos en contacto con la palabra es que se abre paso una dimensión diferente, como un oasis, como una perspectiva, como un horizonte, como un otear.Es un algo sutil que alienta y anima, confirma y refirma, da fuerza.

Mateo 28,16-20



REFLEXIÓN

los once discípulos se fueron a Galilea

Hay detalles humildes que dejan sentir una congruencia del relato. Fijarse que eran once y no doce, en este relato es cuidar un detalle de realidad, de veracidad, dicho al pasar como es la verdad: sencilla, sin aspaviento, sin pretensiones.

paro algunos vacilaban.

Porque así somos muchos. Nos pueden amontonar pruebas contundentes y no nos movemos gran cosa para afirmar la realidad de algo.

Los prejuicios son poderosos, la  suspicacia es tenaz. Y por esa fe vacilante debemos reconocer nuestra limitación para el seguimiento hasta la muerte y muerte de cruz.

Sin Él nada podemos hacer y requerimos de la fortaleza de su Espíritu.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1660243140375134209?s=20

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Hechos de los apóstoles 1,1-11

A partir de ahora hay cosas que la comunidad apostólica y eclesial podrá y otras que no podrá. No podrá saber cuándo es el final. Tendrá que aprender a esperar. Podrá subsanar la herída de la traición de uno de ellos, elegir otro, com lo hizo Jesús, y seguir su camino. Una forma indirecta y sutil de presencia permanente, más allá de lo sensorial.

Salmo responsorial: 46

Ascendió Dios en la revelación histórica con el pueblo elegido hasta hacerse comprensible que es el único Dios verdadero. Ahora asciende su hijo a la comprensión histórica que es  el Hijo, el cordero que arranca el pecado del mundo.

Efesios 1,17-23

Nos donó y dejó la sabiduría de esperar. Es la que ilumina nuestra visión para captar en el cuerpo a su cabeza, sin que se puedan ya separar

Mateo 28,16-20

El que no vacile es que no espera, porque en eso consiste: dudar si está presente pero con más fuerza esperar que si esté y está. Nada parecido a las posesiones y autoafirmaciones,que dan peso  al amor propio pero no el amar de la Gloria de Dios.

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Agustín Sermón sobre la Ascensión del Señor, Mai 98, 1-2

Nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo tal día como hoy; que nuestro corazón ascienda también con él.

REFLEXIÓN

Por qué nuestro corazón? Porque allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón(Mt 6,21). Con Jesús ha ascendido nuestro tesoro. Nuestro tesoro es lo que más apreciamos y estimamos, por encima de cualquier otra cosa o persona creada. Por nuestro tesoro invertimos todo lo que tenemos, para apropiarnos de ello. (Mt13,44ss).

Escuchemos al Apóstol: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Y así como él ascendió sin alejarse de nosotros, nosotros estamos ya allí con él, aun cuando todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que nos ha sido prometido. Él fue ya exaltado sobre los cielos; pero sigue padeciendo en la tierra todos los trabajos que nosotros, que somos sus miembros, experimentamos.

REFLEXIÓN

El tesoro arriba con Jesús Exaltado, ya está, y como es nuestro también nosotros. Pero no del todo todavía, porque seguimos sufriendo acá abajo, en la tierra, en nuestro cuerpo. Por lo que, hay una comunicación, un vínculo, entre el tesoro en lugar de exaltación, de Jesús y nuestro, y el cuerpo terrenal sufriente, que aguarda llegar hasta arriba, con el tesoro. Y así el sufriente es parte del tesoro, porque está en proceso de culminar arriba, en la Exaltación. Y así debemos preferir los pobres sufrientes , como candidatos a ser Jesús tesoro arriba.

De lo que dio testimonio cuando exclamó: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Así como, tuve hambre, y me disteis de comer. ¿Por qué no vamos a esforzarnos sobre la tierra, de modo que gracias a la fe, la esperanza y la caridad, con las que nos unimos con él, descansemos ya con él en los cielos? Mientras él está allí, sigue estando con nosotros; y nosotros, mientras estamos aquí, podemos estar ya con él allí. Él realiza aquello con su divinidad, su poder y su amor; nosotros, en cambio, aunque no podemos llevarlo a cabo como él con la divinidad, sí que podemos por el amor hacia él. No se alejó del cielo, cuando descendió hasta nosotros; ni de nosotros, cuando regresó hasta él. Él mismo es quien asegura que estaba allí mientras estaba aquí: nadie subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. Esto se refiere a la unidad, ya que es nuestra cabeza, y nosotros su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios. En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros. Bajó, pues, del cielo por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.

Jesús y nosotros en unidad de exaltación-sufrimiento, de pobreza enriquecida por la gloria, gloria abajada por el sufrimiento. No estamos solos, sino que somos comensales en una mesa única donde a la cabecera se sienta el Exaltado Glorioso, y el resto lo componemos los sufrientes peregrinos a la gloria. Hacia el tesoro de nuestro corazón.