lunes, 5 de junio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 9 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Tobías 1,3;2,1b-8



REFLEXIÓN

ahí lo tenéis, enterrando muertos

La actividad de Tobías es una obra de misericordia, que le merece la burla e incomprensión de su entorno.

Las obras buenas deben tener un mérito especial ante el Señor si acarrean algún desprestigio en vez de gloria y alabanza.

Porque entonces solo serán buenas ante el Señor y puras ante nosotros, ya que no nos mueve ningún interés escondido.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

su caridad es constante, sin falta

a través de esa experiencia del ágape se aprende que la praxis de la caridad es un camino estrecho y crucificado.

Dónde está la cruz que nos asemeja al Señor Jesús, y nos permite seguirlo, aunque sea de lejos?

Más que el camino del no hacer, es preferible hacer y mientras peregrinamos ir purificando nuestras intenciones menos altruistas.

Marcos 12,1-12



REFLEXIÓN

Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:

Es como si Jesús hablara al Sanedrín de Jerusalén, auditorio muy prestigiado para un galileo desconocido. Puede ser una recomposición posterior. En todo caso es como si en el ahora de la comunidad se quisiera hacer llegar el mensaje a esas alturas.

Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían

Se muestra la vinculación del último emisario, nombrado como hijo. La claridad que alcanzaba ya la comunidad sobre Jesús el hijo en sentido único.

Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros.

La división de clases sociales es un hecho incontrovertible. Se da y punto. El hecho en la parábola de matar al heredero es una forma de querer solucionar esa división. Pero resulta estéril. Se trata de otra clase que mantendrá divisiones también.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular

Quienes organizaban esa sociedad, como tantos otros, no habían procedido como les exigía el Señor, dueño del designio.

Y a muchos enviados los habían liquidado para no dar cuenta. El hijo fue enviado como último recurso, el más valioso pero también fue eliminado.

Pero ésta fue su última fechoría. Porque el Hijo resultó la clave de una nueva organización, de un nuevo Reino, y todo esto brotó de su muerte y resurrección.

La clave para que toda organización inicua termine y se autoliquide es la crucifixión en nombre de Jesús, misterio pascual, misterio de liberación.

veían que la parábola iba por ellos

A su modo la parábola es también denuncia profética: llamado a la conversión de las malas acciones. Es la solución que se ofrece en la construcción del Reino para superar las divisiones que creamos sin parar. Sólo que suscitan irritación, odio, violencia. Es el riesgo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1665679420122693632?s=20

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Tobías 1,3;2,1b-8

La vida cotidiana puede parecer, a ratos, un tiempo plano en el que nada relevante sucede, una rueda que da vueltas para llegar al mismo punto, pero en momentos la rasga y perturba una situación que produce aflicción y pérdida. Ser mal visto, y ser motivo de burla por hacer algo bueno para muchos, puede ihhibir y desolar. De manera que se siente haber perdido el favor de algunos con quienes se cuenta para sentir el reflejo de su valía. Es como un muerte que asumida con el espíritu de Jesús, aporta una dimensión insospechada.

Salmo responsorial: 111

El que teme al Señor es justo, clemente y compasivo. No puede darse una actitud solidaria que brote de un temor que acobarde. Más bien es un temor fértil en entrega a los demás. Es dejar el espacio para la presencia de Alguien que sabe lo que somos y hacemos aunque nadie se da cuenta

Marcos 12,1-12

Que los líderes de una autoridad impositiva tengan miedo de la reacción popular y se abstengan, no significa que abandonan sus planes hegemónicos desafiados. Una advertencia para los que trabajan por el Reino en la historia, sobre la infatigable tentación del poder para hacerse con una autoridad absoluta.

BEATO CARLO



 De las Cartas de san Bonifacio, obispo y mártir
(Carta 78; MGH, Epistolae 3, 352. 354)


PASTOR SOLÍCITO, QUE VELA SOBRE EL REBAÑO DE CRISTO

La Iglesia, que como una gran nave surca los mares de este mundo, y que es azotada por las olas de las diversas pruebas de esta vida, no ha de ser abandonada a sí misma, sino gobernada.
De ello nos dan ejemplo nuestros primeros padres Clemente y Cornelio y muchos otros en la ciudad de Roma, Cipriano en Cartago, Atanasio en Alejandría, los cuales, bajo el reinado de los emperadores paganos, gobernaban la nave de Cristo, su amada esposa, que es la Iglesia,
con sus enseñanzas, con su protección, con sus trabajos y sufrimientos hasta derramar su sangre.
Al pensar en éstos y otros semejantes, me estremezco y me asalta el temor y el terror, me cubre el espanto por mis pecados, y de buena gana abandonaría el gobierno de la Iglesia que me ha sido confiado, si para ello encontrara apoyo en el ejemplo de los Padres o en la sagrada Escritura.
Mas, puesto que las cosas son así y la verdad puede ser impugnada, pero no vencida ni engañada, nuestra mente fatigada se refugia en aquellas palabras de Salomón:
Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia; en todos tus caminos piensa en él, y él allanará tus sendas. Y en otro lugar: Torre fortísima es el nombre del Señor, en él espera el justo y es socorrido. Mantengámonos en la justicia y preparemos nuestras almas para la prueba; sepamos aguantar hasta el tiempo que Dios quiera y digámosle: Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tengamos confianza en él, que es quien nos ha impuesto esta carga. Lo que no podamos llevar por nosotros mismos, llevémoslo con la fuerza de aquel que es todopoderoso y que ha dicho: Mi yugo es suave y mi carga ligera. Mantengámonos firmes en la lucha en el día del Señor, ya que han venido sobre nosotros días de angustia y aflicción. Muramos, si así lo quiere Dios, por las santas leyes de nuestros padres, para que merezcamos como ellos conseguir la herencia eterna.
No seamos perros mudos, no seamos centinelas silenciosos, no seamos mercenarios que huyen del lobo, sino
pastores solícitos que vigilan sobre el rebaño de Cristo, anunciando el designio de Dios a los grandes y a los pequeños, a los ricos y a los pobres, a los hombres de toda condición y de toda edad, en la medida en que Dios nos dé fuerzas, a tiempo y a destiempo, tal como lo escribió san Gregorio en su libro a los pastores de la Iglesia