sábado, 21 de octubre de 2023

BEATO CARLO


 
Vaticano II
Gaudium et spes 40.45

La compenetración de la ciudad terrestre con la ciudad celeste sólo

es perceptible por la fe: más aún, es el misterio permanente de la historia

humana, que, hasta el día de la plena revelación de la gloria de los hijos

de Dios, seguirá perturbada por el pecado.

 La Iglesia, persiguiendo la finalidad salvífica que es propia de ella,

no sólo comunica al hombre la participación en la vida divina, sino que

también difunde, de alguna manera, sobre el mundo entero la luz que

irradia esta vida divina, principalmente sanando y elevando la dignidad

de la persona humana, afianzando la cohesión de la sociedad y procurando a la actividad

 cotidiana del hombre un sentido más profundo, al

impregnarla de una significación más elevada. Así la Iglesia, por cada

uno de sus miembros y por toda su comunidad, cree poder contribuir

ampliamente a humanizar cada vez más la familia humana y toda su

historia.

 Tanto si ayuda al mundo como si recibe ayuda de él, la Iglesia no tiene

más que una sola finalidad: que venga reino de Dios y que se establezca

la salvación de todo género humano. Por otra parte, todo el bien que el

pueblo de Dios, durante su peregrinación terrena, puede procurar a la

familia humana procede del hecho de que la Iglesia es el sacramento

universal de la salvación, manifestando y actualizando, al mismo tiempo, el misterio del amor de

 Dios hacia el hombre.

 Pues el Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó, a fin

de salvar, siendo él mismo hombre perfecto, a todos los hombres y para

hacer que todas las cosas tuviesen a él por cabeza. El Señor es el término

de la historia humana, el punto hacia el cual convergen los deseos de

la historia y de la civilización, el centro del género humano, el gozo de

todos los corazones y la plena satisfacción de todos sus deseos. Él es

aquel a quien el Padre resucitó de entre los muertos, ensalzó e hizo

sentar a su derecha, constituyéndolo juez de los vivos y de los muertos.

Vivificados y congregados en su Espíritu, peregrinamos hacia la consumación de la historia

 humana, que corresponde plenamente a su

designio de amor: Recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de

la tierra.

El mismo Señor ha dicho: Mira, llego en seguida y traigo conmigo

mi salario, para pagar a cada uno su propio trabajo. Yo soy el alfa y

la omega, el primero y el último, el principio y el fin.


viernes, 20 de octubre de 2023

 

VIERNES 28 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 4,1-8



REFLEXIÓN

"Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación."

La cima de la amistad. La muestra de nobleza por excelencia: creer, fiarse, dejarse llevar por la palabra de otro. La palabra como garantía, la persona como fiador. Un sistema de lealtad totalmente otro respecto a la garantía de un valor material: una mercancía. Y como tal la palabra confiada genera una cultura, un universo, un todo coherente de lealtades en los que la persona es el centro de confianza y respaldo.

Hay crisis manifiestas en el sistema de lealtades cuya garantía es la mercancía, el valor material: la moneda, la tierra, la información, la acumulación de poder. Surgen los indignados, es decir, los que sienten que la dignidad de la persona ha dejado de ser el respaldo, y hay una degradación de esa dignidad: desempleados, vagos, relegados, excluidos en la flor de la edad productiva.

Claman por la restitución del sistema de la palabra en el que la garantía sea la persona y la lealtad no termine en engaño y frustración.

a éste que no hace ningún tabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en su haber

Sólo que el camino de la indignidad a la dignificación es mucho más largo y arduo porque entraña una conversión: intelectual y moral. La protesta, las caminatas, las huelgas no están mal, pero no son suficientes sin gestos de un sistema de lealtades desde la palabra de la persona.

Salmo responsorial: 31



REFLEXIÓN

Había pecado, lo reconocí, / no te encubrí mi delito; / propuse: "Confesaré al Señor mi culpa", / y tú perdonaste mi culpa y mi pecado

La culpa irracional, el escrúpulo, siempre rondará como secuela y estrategia del adversario, para desalentar la salvación. Pero la confesión y el perdón dan fuerza para neutralizarlos y salirse de ellos, cada vez más.

Lucas 12,1-7



REFLEXIÓN

miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.

Probablemente no fue tanto. No hay esas cantidades en las aldeas de Galilea. Pero es el recurso que muestra un fundamento histórico: Jesús atraía por lo que hacía y por lo que decía. Era el sistema de lealtades centrado en la palabra, en escena.

Porque en ese momento también había muchos indignados con un sistema que los excluía hasta hacerlos pecadores. Era una etiqueta clasista puesta por la élite.

Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía

Los detentores del sistema de hipocresía usaban la palabra en doble sentido: un sentido para los demás, otro para ellos. No era transparente, sincero, único. Generaba desconfianza, malestar. Disolvía una sociedad que quisiera centrarse en la dignidad de la palabra de la persona.

Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea.

Lo corrupto y lo bendito se saben porque son los fragores de la lucha por el reino de Dios.

Deben saberse para que no idolicemos este mundo en lugar del reino. Y para que no perdamos esperanza de heredar el reino.

Una actitud de coraje que permite ser transparente sin tener miedo. Sin ocultar, sin doblez. Como Jesús.

Los suyos que le seguían estaban llamados a la palabra única, transparente, confiable.

Ese sistema de palabra única tiene sus consecuencias y riesgos. Pero el temor que cause puede disiparse con una sencilla conclusión: aparte de quitar la vida, no pueden hacer más.

no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más

Lo corrupto tiene un límite del cual no puede pasar: la vida terrenal. Su dominio es la muerte. Hemos de vigorizar nuestra esperanza asumiendo que la herencia del reino vence la muerte terrenal.

Es algo intimidante si nos afincamos en la creencia de que sólo tenemos la vida que conocemos. Es la maravilla de la fe que se origina desde Abraham y culmina en Jesús: creer en Aquel que da la vida, la vida plena.

¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones."

El santo o santa que expresó: Yo sé de quién me he fiado, lo dijo muy bien. Fiarse. No se necesita más.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1715322974788595852?s=20

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Romanos 4,1-8

Pablo mide a Abraham y su prototipo de Fe con Jesús, quien le convence que la justicia de Dios es la fe en Jesucristo. Otro grande como David igualmente converge en Jesús. Según Pablo estos proto héroes del Pueblo de Dios recalan, desembocan en la realización cimera de Jesús. Eso que Jesús es y hace es la justicia de Dios.Todo ello, sin menospreciar detalle.

Salmo responsorial: 31

Resulta llamativo que la súplica por un refugio salga de un rey como David, verdadero guerrero capaz de medirse al peligro. Aun así confiesa su temor ante la persecución y venganza, no obstante su poder. Un temor que también nace de la culpa porque siente que no ha hecho todo lo que el Señor deseaba. Hacerlo siempre y lo mejor posible aporta la entereza que como una reserva preciosa nos sustentará en la hora límite.

Lucas 12,1-7

El miedo es un paralizante, neutralizador, pero también una advertencia. La sabiduría de cuándo enfrentarlo y atravesarlo como un riesgo necesario para lograr metas superiores nos lo promete Jesús. Fiados de él nuestra cobardía se transforma en resistencia y arrojo con prudencia. Es un don.