PALABRA COMENTADA
Jueves después de Ceniza
Deuteronomio 30,15-20
REFLEXIÓN
Moisés habló al pueblo
Si comparamos a Moisés, en la responsabilidad que las tradiciones de la Torá le asignan sobre el pueblo, con el liderazgo de Jesús, hay una diferencia de tipo político.
Jesús es más carismático, emergente, menos institucional.
El tiempo de Mosisés en el cargo es de al menos una generación, y el de Jesús puede que no pase de un año y medio.
El pueblo con Moisés tiene cierta cohesión y convive durante ese tiempo, y alcanza a organizarse.
Con Jesús no hay organización, solamente en ciernes con un grupo más íntimo, a quien instruye.
Sin embargo, con todo y el peso del líder Moisés, los cercanos a Jesús lo colocan por encima.
Se puede decir que con la predicación de Juan Bautista sobreviene una ruptura con el liderazgo indiscutible de Moisés.
Él ve en Jesús una cercanía a Yhwh mayor que la que se le reservaba tradicionalmente a Moisés.
Con Juan B. Jesús es ungido como un Hijo predilecto, cuando se abren los cielos y una voz lo declara.
Este mensaje blasfemo y revolucionario, era una verdadera bomba para el establecimiento conformado por Sumos Sacerdotes, ancianos y escribas saduceos y fariseos.
Predicarlo y confesarlo representaba un peligro para los apóstoles y discípulos. Ni los propios discípulos de Juan B. se atrevieron o entendieron el alcance de la ruptura de su maestro.
Sin embargo hay lecturas modernas Jesuológicas o Jesuánicas que minimizan y reducen el impacto de esta revelación, y degradan la trascendencia de la identidad de Jesús en su tiempo.
En este proceso de reflexión de la palabra se va vivenciando con mayor énfasis el conocimiento de Jesús el Señor, como la clave de los acontecimientos de la existencia, en su matriz de crucifixión, muerte y resurrección.
Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, que yo te promulgo hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás
Lo fundamental: es un asunto de amor al Señor, de acción de gracias. Es el núcleo de esta transacción por encima del cálculo y del temor.
Por experiencia de vida, quienes se aman crecen, se enriquecen, se unen, ascienden a una calidad de vida superior.
No se enseña a amar, se contempla para alcanzar amor. Quien contempla mira y admira y se entrega.
La Palabra nos brinda así la clave de la antropología según el Señor: estamos hechos para amar y la libertad tiene un lugar eminencial para hacernos posible amar.
Entre las criaturas la libertad nos distingue. En la relación con el Señor y en la fraternidad, sin amor de ágape no se darán las condiciones de realización.
si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros
Cuando nos devolvemos del extravío y del error, lo primero que se mueve y conmueve es el corazón, por cuyo apartamiento comenzó todo.
En los ejercicios ignacianos se nos inicia en el camino de la custodia del corazón ante las afecciones desordenadas.
Las malas hierbas hay que identificarlas desde pequeñas.
Tanto examen, recomendado al final de la oración y en ciertos momentos del día, son para empatizar con el pulso del corazón y consultar sus inclinaciones y tendencias.
Así trabajamos para que en algún momento no nos arrastre la afición desordenada que ha tomado fuerza en nuestra vulnerabilidad.
La tentación arrastra, si la dejamos. El corazón, donde la libertad cuece sus decisiones, es un campo de batalla, donde se suceden la persuasión y seducción.
La estrategia de la persuasión son las razones y los afectos, mostrar lo razonable que nos afecta. La seducción mueve pasiones.
Sin embargo esta simplicidad se convierte en complejidad, cuando la razón es acompañada por pasión, porque ésta es vulnerable a la persuasión, no menos que a la seducción.
Hay que entrar entonces en la profundidad de la pasión para detectar su signo.
Es lo que las reglas de discernimiento de Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales nos enseñan para la segunda semana, cuando el mensaje evangélico de Jesús de Nazaret nos entusiasma y apasiona.
En ese movimiento se puede colar el Seductor mal espíritu para un fin contrario al razonable.
Este proceso de decantamiento hacia el fin de la seducción puede tomar mucho tiempo de sutileza.
Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, pegándote a él, pues él es tu vida
Para elegir el amor que es vida esta donada nuestra libertad. Cuando la libertad no está vinculada al amor se trastoca en una pesada tiranía bajo la cual, si somos honestos, gemimos.
Se trata de un seguimiento de vida. Esa vida reviste una calidad distinta, un sentido diferente al mundano.
Solo que a través de esa clave, Jesús, vivenciamos en la existencia, que no se da un automatismo entre seguimiento y bendición con bienes temporales y materiales.
Porque la presencia del sufrimiento se planta como un enigma de misterio, que desafía ese automatismo y lo hace parecer una ecuación ingenua.
Aunque la ingenuidad es letal, porque muchos podemos naufragar la fe cuando cruzamos ese enigma mientras podemos alcanzar alguna luz y consuelo.
Salmo responsorial: 1
REFLEXIÓN
Dichoso el hombre
Para que no tomemos esta declaración como publicidad engañosa, hemos de profundizar en el sentido de la dicha del justo, quien no está exento de la persecución por la justicia.
Si no vivenciamos esta realidad corremos el riesgo de encallar la existencia de seguimiento de Jesús, el Justo.
Entonces el acusador tomará ventaja de nuestra perplejidad, como si no hubiéramos sido avisados, evangelizados por el kerygma de crucifixión, muerte y resurrección.
ni se sienta en la reunión de los cínicos
Es una época de cinismo generalizado, tanto en las viejas como en las nuevas generaciones. quizás cuando también lo fuimos y aun somos.
Así, no hay nada significante, ni noble y que valga la pena. Todo es sospechoso, incluso descalificable, como corrupto, imperfecto, malicioso, hipócrita, y no confiable.
El pozo de la desesperanza.
Ahora que la autoridad de la tradición está en entredicho, porque la revisión ideológica impone el descrédito de todo ejercicio de autoridad: padres, maestros, gobierno y demás, se aprecia la impiedad y el cinismo como virtud, porque se supone que desenmascara el poder injusto y opresor.
Por tanto el hombre y mujer que se empeña en seguir la ley del Señor lo tienen difícil.
Será como un árbol / plantado al borde de la acequia: / da fruto en su sazón / y no se marchitan sus hojas; / y cuanto emprende tiene buen fin.
En esa condición esta bendición se logra con sufrimiento: el sufrimiento del justo del cual nos da testimonio también la Palabra.
No así los impíos, no así; / serán paja que arrebata el viento
Incluso es posible que no veamos la derrota de nuestros enemigos, porque ya no los tendremos.
Jesús nos anima a perdonarlos, y así ya no existirán más.
Lucas 9,22-25
REFLEXIÓN
El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día
Este evangelio en particular con frecuencia utiliza el “tener que” que no significa un destino impersonal y fatal, sino un amoroso designio paterno.
Por eso hay una luz al final del túnel, cuando se menciona la resurrección como última palabra de este designio.
Ese padecimiento es la consecuencia de una lucha a favor del reino. No hay quien se sume a la intención del reino de Dios, que no sufra las consecuencias del anti-reino.
Como dice Teilhard se transforma la materia y en ella el hombre con su espíritu también, a través de las pasividades de disminución.
Aunque no muramos de martirio sangriento vivir el evangelio nos cuesta padecer con esperanza de resurrección.
Porque Jesús de Nazaret debió su sufrimiento a personas que no aceptaban la tradición a la que era fiel: la de su Padre.
En muchas confrontaciones Jesús alegaba interpretar con mayor fidelidad al autor de la Alianza: el Señor.
Lo anunció varias veces. Tres veces es muchas veces.
Los previno como colocando luces que se verían cuando la noche fuera tiniebla cerrada.
Esas luces serían, además de iluminaciones para la comprensión del enigma, fortaleza para el ánimo.
Se haría realidad en su seguimiento la dicha de la bienaventuranza sobre la persecución. Una dicha, un coraje y una fortaleza que venía de dentro, y no se confunde con la jactancia, ni la prepotencia, ni con ningún visaje triunfalista.
cargue con su cruz cada día
La custodia del corazón frente a las aficiones desordenadas no es un asunto meramente individual y de propiedad privada e íntima.
Afecta nuestra red relacional y por ende nuestra responsabilidad social.
Es la lucha contra la seducción aun en la búsqueda de lo mejor.
Más que una mortificación corporal debemos enfocarnos en la negación de la evidencia que nos presenta el acusador insistentemente, cuando sufrimos por alguna causa.
Su plan de batalla es impedir el seguimiento de Jesús, que implica afrontar la iniquidad y la injusticia, con amor profundo y creyente.
Quiere desanimar para que no sigamos confesando: Yo sé de quién me he fiado.
En Jesús comprendemos que se trata de la confesión del amor del Padre por encima de todo.
el que pierda su vida por mi causa la salvará
Esto es heroico cuando se trata de ir en contra de la mentalidad dominante.
Gastarse por un reino de justicia que no significa una igualdad matemática, que también puede fabricar la injusticia.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?
Porque el mundo y lo mundano tienen un dispositivo de autodestrucción, un programa de corrupción, seductor pero letal.
Tanto que en algún tiempo y todavía ahora, provoca la huida de ciertas personas para darle más espacio al evangelio de vida.
No se puede sobrevivir en la vida del Señor sin algún grado de odio al mundo apasionado por la seducción.
Esto le repitió Ignacio de Loyola a Francisco de Javier, cuando éste en su colmo de juventud y éxito, planificaba un futuro brillante.
Ignacio vertió vinagre, sin asco, en la conciencia infatuada de Francisco, afectando la lógica triunfalista y presumiblemente exitosa de su discurso.
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Deuteronomio 30,15-20
Salmo responsorial: 1
Lucas 9,22-25