jueves, 22 de febrero de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA


MARTES, VII SEMANA

San Gregorio de Nisa De las homilías sobre el libro del Eclesiastés 6 

Tiene su tiempo –leemos– el nacer y su tiempo el morir. Bellamente comienza yuxtaponiendo estos dos hechos inseparables, el nacimiento y la muerte. Después del nacimiento, en efecto, viene inevitablemente la muerte, ya que toda nueva vida tiene por fin necesario la disolución de la muerte. Tiene su tiempo –dice– el nacer y su tiempo el morir. ¡Ojalá se me conceda también a mí el nacer a su tiempo y el morir oportunamente! Pues nadie debe pensar que el Eclesiastés habla aquí del nacimiento involuntario y de la muerte natural, como si en ello pudiera haber algún mérito. Porque el nacimiento no depende de la voluntad de la mujer, ni la muerte del libre albedrío del que muere. Y lo que no depende de nuestra voluntad no puede ser llamado virtud ni vicio. Hay que entender esta afirmación, pues, del nacimiento y muerte oportunos. 

REFLEXIÓN

No obstante los cálculos aproximados hay que admitir que nadie, ni los médicos dominan el día, hora, minuto y segundo de un nacimiento común, no por cesárea. Y lo mismo con la muerte. Se puede decir que , por ahora, sigue escapándose de la omnisciencia ese cálculo. Y es posible hablar de una entrega donada, no arrancada por fuerza. Ni se puede hablar de un pecado forzado.

Según mi entender, el nacimiento es a tiempo y no abortivo cuando, como dice Isaías, aquel que ha concebido del temor de Dios engendra su propia salvación con los dolores de parto del alma. Somos, en cierto modo, padres de nosotros mismos cuando, por la buena disposición de nuestro espíritu y por nuestro libre albedrío, nos formamos a nosotros mismos, nos engendramos, nos damos a luz. Esto hacemos cuando aceptamos a Dios en nosotros, hechos hijos de Dios, hijos de la virtud, hijos del Altísimo. 

REFLEXIÓN

Autores de nuestro destino podemos ser si nos auto-concebimos en fe, porque fe y libertad van de la mano. Y lo mismo cuando vamos gestando su crecimiento.  Hasta que por fe rendimos nuestra vida en acción de gracias por la muerte.

Por el contrario, nos damos a luz abortivamente y nos hacemos imperfectos y nacidos fuera de tiempo cuando no está formada en nosotros lo que el Apóstol llama la forma de Cristo. Conviene, por tanto, que el hombre de Dios sea íntegro y perfecto. Así, pues, queda claro de qué manera nacemos a su tiempo y, en el mismo sentido, queda claro también de qué manera morimos a su tiempo y de qué manera, para san Pablo, cualquier tiempo era oportuno para una buena muerte. Él, en efecto, en sus escritos, exclama a modo de conjuro: Por el orgullo que siento por vosotros, cada día estoy al borde de la muerte, y también: Por tu causa nos degüellan cada día. Y también nosotros nos hemos enfrentado con la muerte. No se nos oculta, pues, en qué sentido Pablo estaba cada día al borde de la muerte: él nunca vivió para el pecado, mortificó siempre sus miembros carnales, llevó siempre en sí mismo la mortificación del cuerpo de Cristo, estuvo siempre crucificado con Cristo, no vivió nunca para sí mismo, sino que Cristo vivía en él. 

REFLEXIÓN

Hubo un momento en el pensar cristiano que se sobrevaloró la carne como representativa del pecado, en su versión erótica. Más otra línea nos lleva a la carne como debilidad, que requiere fortaleza, y así el pecado es sinónimo de debilidad para cosas del Espíritu, quien fortalece.

REFLEXIÓN

Ésta, a mi juicio, es la muerte oportuna, la que alcanza la vida verdadera. Yo –dice el Señor– doy la muerte y la vida, para que estemos convencidos de que estar muertos al pecado y vivos en el espíritu es un verdadero don de Dios. Porque el oráculo divino nos asegura que es él quien, a través de la muerte, nos da la vida.

miércoles, 21 de febrero de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 1 de Cuaresma

Jonás 3,1-10



REFLEXIÓN

Vino la palabra del Señor sobre Jonás

"¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!"

Uno es el origen, la autenticidad, la autoridad, la fuerza de la Palabra. Otro es el agente, la voz que se presta, el emisario, portavoz, o profeta que anuncia la misma.

Otro el contenido, el mensaje, el significado pertinente: aquí y ahora.

Esta conjunción de variables puede hacer todo el asunto muy complejo y demandar un prudente discernimiento.

Porque hoy, en la actualidad, se dan anuncios del fin del mundo que algunos atienden, y si suceden no se sabe, ni se nota, y más bien los agentes se desprestigian.

Quizás los significados de fin del mundo deban abrirse a otras denotaciones: fin del mundo fìsico o universo, fin de un orden conocido, fin de una hegemonía política, social o cultural. 

En un sentido traslaticio se van dando en la historia varios fines del mundo: fin de la monarquía absoluta, fin de la esclavitud.

Pero serán fines en realidad o mutaciones? Una organización u orden puede finalizar tal y como está consituída, pero da paso a otra modalidad de poder, hasta peor. Así ha pasado con algunas revoluciones.

Pero la Palabra a través de su agente, cuando es auténtica, despierta una esperanza de cambio y concita una fe sólida, que afina la intuición, para un fin del mundo según el Espíritu.

que se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos;

quizá se arrepienta, se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos

Porque no es magia, ni automatismo, ni se da por descontado que los gestos de conversión, son en realidad conversión auténtica. Incluso en ello debe intervenir su misericordia: en ablandar nuestro corazón.

Porque hoy como ayer para muchos, darle espacio al Señor en la consideración de los acontecimientos es una señal de fe débil, e interesada y hasta mágica. 

Porque se sostiene una imagen de Dios que lo mantiene distante. Amoroso pero distante. No involucrado ni interviniente. 

Hay una mala y defectuosa reflexión del Misterio y Trascendencia del Señor.

Porque quien parece distante también es cercano. Quien es misericordioso, también es exigente.

Jesús plasma con cercanía y proximidad únicas, este misterio del Padre.

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños

Con el terremoto, maremoto y continuas réplicas en Japón, una de sus centrales nucleares ha estado en crisis. Tanto, que alguien ha denominado “apocalipsis” a esta crisis que puede ser de grandes proporciones.

Hay otras calamidades en otros lugares, y muchos ven la mano del ser humano detrás de ellas, en una u otra forma, por irresponsabilidad, ambición, codicia, injusticia.

Qué decimos los creyentes? O los que así nos consideramos? Somos creyentes para asumir estas realidades como señales para una conversión? Estamos a tiempo para ello? Será que la conversión deba ir más allá de la exclusiva actitud individual? Hacia una mayor equidad en las riquezas de los pueblos y sociedades?

vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Más que la Palabra en oráculo del profeta, este texto y libro es una narración o ficción de sabiduría sobre un tipo de profeta que no entiende el Misterio del Dios de Israel y termina aprendiéndolo.

Así es nuestra fe con esperanza, esperanza contra expectativa, que va domando nuestra rebeldía ante el Misterio del Padre, presente en nuestra historia, hasta que lo aprendemos a lidiar, soportar, tolerar y por fin amar.

En la narración de Jonás, que ubica su predicción en Nínive capital del Imperio Asirio, en su momento de poder imperial, hasta el rey termina convirtiéndose al Dios de Israel.

No hay trazas históricas de una tal conversión colectiva. Se trata de un sueño, de un deseo.

Pero es revolucionario para los tiempos en que Israel hace su reflexión sapiencial, dos o tres siglos antes de Cristo.

Porque habla del perdón infatigable de Dios, quien siempre apuesta por él y que éste alcanza también a los no israelitas, a los paganos, contra toda la opinión pública que condena a los gentiles impuros.

Jesús muestra en los evangelios ser sensible a estas proclividades del perdón y la apertura, porque las enfatiza en su predicación.

Puede ser que la conversión no dure gran cosa. Pero se hace con buena voluntad y deseo sincero. 

La debilidad dará al traste muchas veces los mejores deseos. Sin embargo lo que debe permanecer en pie es su misericordia eterna y nuestra fe en su asistencia permanente.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

Misericordia, Dios mío, por tu bondad

renuévame por dentro con espíritu firme;

La firmeza que requerimos para avanzar, siquiera un milimetro en la dirección pertinente.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias

En nuestro mundo se dan contrastes. 

Unos que se sostienen en una opinión que condena a individuos y grupos, cuyas acciones son condenables y punibles.

Otros que lavan su imagen hasta el extremo de no admitir sus culpas, para no verse humillados y dar así la razón a sus oponentes.

Hay miedo a perdonar y a pedir perdón en casos concretos. Quizá en teoría pensemos que no es así. 

Porque al hacerlo perdemos imagen, que en nuestro ethos epocal es más importante que la identidad.

Un fe sólida se construye sobre la muerte permanente de la propia iniquidad e injusticia. Sin ello no es posible un cambio verdadero.

Por el llanto y el arrepentimiento. Pero también porque preferimos otro enfoque, otra visión, otra lógica, otro Logos: Jesús, su crucifixión, muerte y resurrección.

Lucas 11,29-32



REFLEXIÓN

la gente se apiñaba alrededor de Jesús

En los evangelios se dan detalles descriptivos incidentales, que revelan en su brevedad, mucho sobre Jesús y su impacto en las personas. 

A Jesús se lo comían vivo. Se esperaba mucho de él. Las gentes adherían a su persona, en su permanente necesidad de todo: enseñanza, pan, afecto, sanación. 

Ha pasado esta vigencia de Jesús, ha expirado? Lo que nos entrega la comunidad de creyentes a través del tiempo no corresponde más a la descripción que ahora leemos? Aún es tiempo y es oportuno rodearlo con nuestros anhelos y sueños, y necesidades? Será entonces por eso menos valiosa y auténtica nuestra fe en él?

Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás

Mucho se le demandaba a Jesús de Nazaret con el apiñamiento alrededor suyo. Quizás hasta se oye con gusto, a pesar de no pretender cambiar en nada.

Sólo los que entran en el misterio pascual de Jesús: muerte y resurrección, logran entender y sumarse al verdadero cambio.

Sin embargo hay un caveat, cuidado. No toda adhesión es de buena ley, puede pervertirse, si echa fuera de sí la consideración de la crucifixión, muerte y resurrección del Señor Jesús. 

En el Señor se da mucho más que el pan y el bienestar de este mundo. Su propuesta es una vida integral, trascendiente, completa. Un morir, entregar una vida, para vivir otra mejor.

ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás

Nuestra dureza de corazón para convertirnos con la buena nueva del reino es demencial, cuasi patológica. Causa el asombro del mismo Jesús.

La resurrección de Jesús puede llegar a ser, cuando es creída, el sentido de la existencia humana y la entrada en el Misterio del Padre.

Apiñarse junto a Jesús y no cambiar de vida es un contrasentido, una perversión. Y no prevalecerá.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1501517497715109889?s=20&t=r57fQSkpBf3eIgGaJj-k7w

https://x.com/motivaciondehoy/status/1760262757998383203?s=20

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Jonás 3,1-10

La importancia del lìder es insustituìble en el momento de una conversiòn estructural, colectiva. Incluso llega hasta el reemplazo del lider concreto por otro màs dòcil, aun externo.

Salmo responsorial: 50

Es un sùplica radical porque solicita una creaciòn nueva: el corazòn puro. Es un don, no un derecho, no un mèrito.

Lucas 11,29-32

La confrontaciòn de Jesùs es con esta generaciòn, no con la humanidad, ni la totalidad, porque El es esa totalidad, ante quien otras generaciones han sabido apreciar sus signos y convertirse. No todo està perdido. La lucha y esfuerzo continùa.