domingo, 3 de marzo de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 3 de Cuaresma

Éxodo 20,1-17



REFLEXIÓN

"Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí.

El primero de todos los mandamientos. El Principio y fundamento de la religión y la fe. La piedra fundacional de la relación Dios-persona. 

Porque es un mandato para personas, con albedrío potencial aunque situado.

Es un mandato para un homo sapiens, ya erecto, con cierto desarrollo cerebral, y con un programa imparable de evolución cualitativa.

Es para seres dignos, que se respeten, que incluso se puedan rebelar y decir que no. Casi de iguales. De semejantes.

Una audaz presentación del Señor en tiempos de divinidades arbitrarias, crueles, opresoras y en avasallamiento de sus súbditos.

Por lo tanto exigir ser el único y que no haya otro es lo mínimo para un Dios que se respete. Porque además el promete y actúa como exclusivo para ese pueblo. Si Él puede porque no ellos?

Qué significa entonces el desconocimiento de generaciones que no se detiene y el irrespeto de esa dignidad? 

Es que su Palabra no ha logrado tener el peso específico necesario para producir la correspondencia en la entrega?

Somos un hueso duro de roer y no nos entregamos sin más.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.

Un otro sentido podría ser la mención constante y fruitiva del nombre del Señor pero sin evidencias de cambio en la existencia. 

Porque nombrarlo debiera equivaler a una interpelación constante para dar respuestas justas cada vez.

Se le menciona tanto! Pero se le escucha tan poco! Equivale a la constatación de la enorme masa de miseria del continente latinoamericano, que es el de mayoría de cristianos. Debíamos ser un modelo: ya que lo invocamos tanto al Señor, debíamos ser  paradigma de justicia y fraternidad.

Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

Si esto hiciéramos en algún porcentaje significativo no tendríamos tanta necesidad de servicios de urgencia los fines de semana, cuando acuden ríadas de baleados, apuñalados, envenenados, intoxicados y demás. Habría más y mejores familias, menos abusos y violencia sexuales, más credibilidad en la palabra empeñada, menos difamción, más paz entre todos y todas por ausencia o disminución en el deseo de poseer lo de otros.

Salmo responsorial: 18



REFLEXIÓN

la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos

La relación con su Palabra procede a limpiar la visión para aquilatar su paso en los eventos y aprehender el significado de los acontecimientos.

1Corintios 1,22-25



REFLEXIÓN

para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres

Jesús de Nazareth, Palabra del Padre, para los creyentes es signo débil de fuerza y sabiduría necia que escandaliza.

No podemos empoderarnos con prepotencia sino dejarnos llevar en el Espíritu del Señor para hacer justicia con misericordia, no por venganza.

Un camino lento pero eficaz y dignificador el del Señor crucificado para una vida nueva.

Juan 2,13-25



REFLEXIÓN

Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."

Por supuesto que la indicación de mercado levanta hoy especulaciones sobre la malignidad del sistema global de mercado llamado globalización económica o sistema neoliberal de libre mercado.

Este sistema se ha señalado como causante del empobrecimiento de miles más de los que existían.

Pasa por un sistema de acumulación de capital más pérfido que cualquier otro que haya existido.

Pero el señalamiento de Jesús es más básico porque se trata de un mercado en el templo de Jerusalén. Es decir, la actividad de mercado situada en el corazón de la dedicación al Señor, que lo era de todos, de la justicia y el derecho del pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero. 

Una actividad contradictoria de lucro en el corazón del signo más puro de la solidaridad. Un contrasentido, un absurdo, una neutralización y ruina de todo proyecto salvífico para Israel.

Y esta anomalía y corrupción se encontrará en todo sistema en el que se conspire contra la dignidad de la persona y la creación, por favorecer el lucro y su agenda: el poder.

Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

El Espíritu es nuestra memoria permanente aunque silente, que se activa oportunamente para hacernos vivir la Palabra y la vida eterna en Jesús de Nazareth.

Por supuesto que una demostración de indignación por lo que se había convertido el templo precipitará aún más la sentencia de muerte sobre Jesús y por eso les recuerda que pueden destruirlo pero como templo del Padre alberga una vida que no se puede destruir.

Esta convicción es el núcleo de todos los mártires que han entregado su vida cuando les llega la hora de dar testimonio a favor de la buena nueva en contra de las conspiraciones de muerte e iniquidad.

muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre. 

Saber resistir la adulación del éxito ligero es parte de la alerta cristiana, porque hemos sido instruídos sobre la persecución que desata la cruz, viva en nostros por el Resucitado.

Irremediablemente nos lleva a una soledad que se afianza en el único testigo en quien nos podemos apoyar. 

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Éxodo 20,1-17

Salmo responsorial: 18

1Corintios 1,22-25

Juan 2,13-25

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

III DOMINGO DE CUARESMA

San Agustín Sobre el evangelio de San Juan trat. 15, 10-12. 16-17 



Llega una mujer. Se trata aquí de una figura de la Iglesia, no santa aún, pero sí a punto de serlo; de esto, en efecto, habla nuestra lectura. La mujer llegó sin saber nada, encontró a Jesús, y él se puso a hablar con ella. Veamos cómo y por qué. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Los samaritanos, no tenían nada que ver con los judíos; no eran del pueblo elegido. Y esto ya significa algo: aquella mujer, que representaba a la Iglesia, era una extranjera, porque la Iglesia iba a ser constituida por gente extraña al pueblo de Israel. 

REFLEXIÓN

En este pensamiento se destaca la nota de ser de fuera, de otra cultura y país. Y de la enemistad de pueblos: judío y no-judío. Nada se dice del sin sentido de la división secular entre samaritanos y judíos, norte y sur, Israel y Judá. Nada se dice sobre las raíces de la Iglesia, que se hunden en el suelo elegido. Del cual reciben al Señor Jesús. Es sin duda, un eco paulino, que no recoge sin embargo el matiz paulino, el pueblo elegido no dejó de serlo, sino que será Iglesia tras el reconocimiento de Jesús de Nazareth.

Pensemos, pues, que aquí se está hablando ya de nosotros: reconozcámonos en la mujer, y, como incluidos en ella, demos gracias a Dios. La mujer no era más que una figura, no era la realidad; sin embargo, ella sirvió de figura, y luego vino la realidad. Creyó efectivamente en aquél que quiso darnos en ella una figura. 

REFLEXIÓN

El discurso de esta época, en los santos padres, abunda en la técnica de la prefiguración: la figura no es la realidad, pero la visibiliza, la anuncia, es su heraldo. Así no hay hecho o evento, que a unos ojos creyentes alumbrados de fe, no revista la magia del símbolo que adelanta un sentido constructivo para los creyentes.

Llega, pues, a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice a Jesús: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí que soy samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Ved cómo se trata aquí de extranjeros: los judíos no querían ni siquiera usar sus vasijas. Y como aquella mujer llevaba una vasija para sacar el agua, se asombró de que un judío le pidiera de beber, pues no acostumbraban a hacer esto los judíos. Pero aquel que le pedía de beber tenía sed, en realidad, de la fe de aquella mujer. 

REFLEXIÓN

Hoy estamos en otro cielo histórico, en otro horizonte de significación, donde la mujer por sí es un símbolo de la indeseada opresión e injusticia, de las sociedades machistas y patriarcales. Y en el gesto de Jesús se mira a la luz de la fe también, la figura de la liberación femenina, del acercamiento a la mujer en su valor y dignidad, sin discriminación, sin pena de hablarle y pedirle a una mujer, en el contexto en el que esto es sospechoso de familiaridad indebida.

Fíjate en quién era aquél que le pedía de beber: Jesús le contestó: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva. Le pedía de beber y fue él mismo quien le prometió darle el agua. Se presenta como quien tiene indigencia, como quien espera algo, y le promete abundancia, como quien está dispuesto a dar hasta la saciedad. Si conocieras, dice, el don de Dios. El don de Dios es el Espíritu Santo. 

REFLEXIÓN

Trasciende el significado más profundo en el sentido que aporta el texto evangélico, rescatado por el Santo Doctor: lo que Jesús pide implica una donación más bien. Pide agua, pero agua va a donar. La mejor, la que no se acaba, la que no se consigue en un pozo.Emerge la necesidad humana de vida por agua, que se hace escasa, por falta de equidad en los pueblos y comunidades, que prefieren acrecentar los capitales y ganancias, a costa de la sed de los menos pudientes.

A pesar de que no habla aún claramente a la mujer, ya va penetrando, poco a poco, en su corazón y ya le está adoctrinando. ¿Podría encontrarse algo más suave y más bondadoso que esta exhortación ? Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva. ¿De qué agua iba a darle, sino de aquella de la que está escrito: En ti está la fuente viva? Y ¿cómo podrán tener sed los que se nutren de lo sabroso de tu casa?. De manera que le estaba ofreciendo un manjar apetitoso y la saciedad del Espíritu Santo, pero ella no lo acababa de entender; y como no lo entendía, ¿qué respondió? La mujer le dice: «Señor, dame esa agua, así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». Por una parte su indigencia la forzaba al trabajo, pero por otra, su debilidad rehuía el trabajo. Ojalá hubiera podido escuchar: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Esto era precisamente lo que Jesús quería darle a entender, para que no se sintiera ya agobiada; pero la mujer aún no lo entendía.

REFLEXIÓN

Una sencilla catequesis que nace de la necesidad básica y primera: la sed. Para ir derivando, en un diálogo amistoso, a la más profunda de las necesidades: la sed de una realidad que no se extinga, y no cueste tanto conseguirla. Cuál será esta necesidad en nuestras vidas actuales? Habrá un diálogo que logre acercarse a la misma para inducirnos su encuentro?