Viernes 6 de Pascua
Hechos 18,9-18
REFLEXIÓN
una noche le dijo el Señor en una visión
"No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío."
La visión (orama) no es por fuerza un fenómeno de ver algo visible por los ojos, porque puede aludir a un ver místico, espiritual, interno. Un estado alterado de la conciencia.
Es sólo un medio de comunicación del mundo trascendente para entregar un mensaje, enviar en una misión, ratificarla, fortalecerla, darle profundidad.
Un efecto concomitante es quitar los miedos que son impedimentos para seguir adelante. Fantasmas de lo desconocido que se levantan para no continuar.
explicándoles la palabra de Dios
La Palabra por sí sola llega al corazón humano, pero gusta de asociarnos para ayudar a comprenderla más y mejor. Es el servicio digno que podemos y debemos darle en nuestras circunstancias propias e inéditas.
Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos
La causa del reino y su Palabra no está del todo en manos del anti-reino, ni de sus agentes, ni de otros reinos errados y desorientados.
Está en manos del Señor, quien en definitiva es quien puede inspirar en cualquier hombre decisiones razonables que terminan favoreciendo los seguidores de Jesús.
Nos aporta un descanso y seguro espiritual que no siempre logra a acallar nuestros miedos y sensibilidades, pero en el cual debemos trabajar la fe para profundizar su efecto.
Toda decisión humana que afecta al reino y su proclamación pasa por la inspiración del Señor, porque se trata de su obra.
Esta neutralidad no funcionó en el caso de Jesús y Pilatos. Éste fue más coercionado por las autoridades Judías de entonces o la coyuntura lo hacía más vulnerable a la presión que condujo a la crucifixión de Jesús. El hecho que fuera una crucifixión entre otros podía darlo a entender. Jesús muere visto como amenaza de la sociedad.
se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.
Detalles como éstos en la narración acrecientan la sensación de estar frente a un suceso densamente verídico.
Salmo responsorial: 46
REFLEXIÓNel Señor es sublime y terrible
La realidad del Señor excede nuestra capacidad. Nuestros sensores recogen lo que pueden y marcan como pueden. De ahí las señales confusas y mezcladas: sublime y terrible. Es decir, fuera de registro. Inefable.
él nos escogió por heredad suya
Como siervos, al modo de Jesús de Nazareth, para revelarlo.
Como patrimonio suyo somos parte de sus intereses y de un designio.
No somos naúfragos de la suerte, ni huérfanos de apoyo. Somos suyos.
Un náufrago, un huérfano, una viuda, un migrante, antes que lleguemos, está siendo protegido por el Señor.
Y si llegamos a solidarizarnos, es en seguimiento de su inspiración.
La obra buena es antes que nada del Señor.
Juan 16,20-23ª
REFLEXIÓN
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre
Se trata de una parábola o dicho parabólico que retrata muy bien nuestro predicamento de fe viva.
Porque nuestra existencia se asemeja a un parto de una criatura nueva, de un nuevo ser.
El proyecto del reino nos llena de gozo y expectativa, pero también genera miedos por los conflictos que suscita el anti-reino.
Los recién nacidos también ponen su parte, porque su tránsito entre apreturas y oscuridad, culmina en el desconcierto de la luz y temperatura que comienza a experimentar fuera de la madre.
Llora pero es acurrucado y amamantado para su gozo.
Ojalá fuera asi con todos.
Vivimos pariendo el hombre NUEVO hasta su edad adulta, hasta la talla perfecta.
Y gemimos en dolores de parturienta, con leves refrescos.
Cuándo llegará ese hombre para que nos olvidemos de las lágrimas?
se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría
La alegría que no se va es el don perfecto y pleno.
La que se va es sólo una insinuación, un boceto que alimenta la espera.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1530149946493751297?s=20&t=4eQmH_RnAYIN_ek_obrjPQ
motivaciondehoy
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Viernes 6 de Pascua
Hechos 18,9-18
Salmo responsorial: 46
Juan 16,20-23ª