viernes, 17 de mayo de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


VIERNES VII SEMANA DEL TIEMPO PASCUAL

San Hilario Del Tratado sobre la Trinidad, lib. 2,1,33.35

El Señor mandó bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, esto es, en la profesión de fe en el Creador, en el Hijo único y en el que es llamado Don. Uno solo es el Creador de todo, ya que uno solo es Dios Padre, de quien procede todo; y uno solo el Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, por quien ha sido hecho todo; y uno solo el Espíritu, que a todos nos ha sido dado. Todo, pues, se halla ordenado según la propia virtud y operación: un Poder del cual procede todo, un Hijo por quien existe todo, un Don que es garantía de nuestra esperanza consumada. Ninguna falta se halla en semejante perfección; dentro de ella, en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, se halla lo infinito en lo eterno, la figura en la imagen, la fruición en el don

REFLEXIÓN

De qué perfección se trata? De aquella plenitud en la que no se echa en falta, ni se extraña nada. Es el sumo bien, el pináculo del bien obrar, la garantía de que todo estará en su punto . Es decir, la perfección pensada, mentada, nominada, verbalizada, ideada, producto de la confesión humana con aspiraciones de divina. No es una evidencia absoluta contundente. Como no lo hay en nada de lo que busquemos, dicho en forma intencionalmente absoluta, pero efectivamente relativa.

Escuchemos las palabras del Señor en persona, que nos describe cuál es la acción específica del Espíritu en nosotros; dice, en efecto: Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora. Os conviene, por tanto, que yo me vaya, porque, si me voy, os enviaré al Defensor. Y también: Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. Él os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí. 

REFLEXIÓN

Porque eso son: afirmaciones desde la relatividad y contingencia del ser individual, agrupado en un ser colectivo, eclesial, que cree y por eso alcanza mistéricamente una realidad inabarcable en su definición, barruntada en su presencia, como una temblorosa gota de rocío que se desprende de una hoja y cae al vacío. Se trata de hacer conciencia de la precariedad de lo que confesamos, aún con sangre.

Esta pluralidad de afirmaciones tiene por objeto darnos una mayor comprensión, ya que en ellas se nos explica cuál sea la voluntad del que nos otorga su Don, y cuál la naturaleza de este mismo Don: pues, ya que la debilidad de nuestra razón nos hace incapaces de conocer al Padre y al Hijo y nos dificulta el creer en la encarnación de Dios, el Don que es el Espíritu Santo, con su luz, nos ayuda a penetrar en estas verdades. Al recibirlo, pues, se nos da un conocimiento más profundo. 

REFLEXIÓN

Es así: somos asistidos en la fe y desde la fe a pronunciarnos, sobre lo que de otra forma ni entendemos.

Porque, del mismo modo que nuestro cuerpo natural, cuando se ve privado de los estímulos adecuados, permanece inactivo (por ejemplo, los ojos, privados de la luz, los oídos, cuando falta el sonido, y el olfato, cuando no hay ningún olor, no ejercen su función propia, no porque dejen de existir por la falta de estímulo, sino porque necesitan este estímulo para actuar), así también nuestra alma, si no recibe por la fe el Don que es el Espíritu, tendrá ciertamente una naturaleza capaz de entender a Dios, pero le faltará la luz para llegar a ese conocimiento. El Don de Cristo está todo entero a nuestra disposición, y se halla en todas partes, pero se da a proporción del deseo y de los méritos de cada uno. Este Don está con nosotros hasta el fin del mundo; él es nuestro solaz en este tiempo de expectación.

REFLEXIÓN

No se trata del mérito competitivo dentro de una lucha voluntarista, sino del que se va incoando en nuestro ser al percatarnos que todo es don, amistad, amor primero, libertad del Misterio hacia y desde nosotros.

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 7 de Pascua

Hechos 22,30;23,6-11



REFLEXIÓN

me juzgan porque espero la resurrección de los muertos

Hoy también esperamos la resurrección de los muertos como dice Pablo. En eso nos hermanamos con los judíos. 

Pero la diferencia es que nuestra esperanza es Jesús resucitado, en quien vemos a nuestra anticipación y nuestro hombre nuevo, del nuevo eón.

El énfasis está en el rompimiento con el orden corrupto del mundo actual, para replantear la novedad del reino trascendente.

Pero la tendencia actual en sectores cristianos por la renovación en clave secular de los valores terrenos, ha opacado un poco esa trascendencia y novedad.

y la asamblea quedó dividida

La astucia, un don sigiloso y pacífico, es una aporte del Espíritu que lleva la historia, para transformarla en salvación. Los llevados por el Espíritu deben confiar en ese chispazo que como la piedra en la honda de David, echa por tierra a los gigantes. Porque en ese modo de proceder se muestra la Gloria del Señor, que en lo pequeño da señales de su grandeza y en la desproporción su Trascendencia.

Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.

La conducción del Espíritu ocurre para que se nos ubique en los escenarios donde debemos dar testimonio para su mayor gloria. Incluso los escenarios de la prueba

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

Protección que solicitamos aun cuando el peligro sea incierto y aceche como en la oscuridad. Porque vivimos tiempos de reclamos y demandas numerosas, de víctimas que se multiplican, más allá de cierta proporción.

Porque vivimos en momentos de gran suspicacia y en los que asumimos más bien la culpabilidad que la inocencia, mientras se demuestre lo contrario.

La demostración o no llega, o llega tarde, cuando la opinión pública ha sentenciado o ejecutado, virtualmente, al acusado.

Es como la sed de sangre de las masas que acudían al circo de las fieras. Lo que importaba era la diversión y el entretenimiento. El valor, la verdad, la inocencia, el hacer bien no se tenía mucho en cuenta.

Siempre ha existido en los pueblos esta tendencia maliciosa y maligna. Pero hoy los medios de comunicación, engranados en el mercado y la ganancia, contribuyen a su exacerbación. Son los torquemadas de nuestra era.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente

Experimentamos su Espíritu discerniendo espíritus, de madrugada mientras reflexionamos insomnes. 

Reflexionar nos hace bien porque da un sentido del Señor en nuestra historia.

mi carne descansa serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción

Nuestra garantía definitiva es su promesa realizada en JesuCristo.

Me enseñarás el sendero de la vida,

Un sendero que no se ve sino que se pulsa como el tanteo del ciego, en aprendizaje permanente.

Juan 17,20-26



REFLEXIÓN

por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado

Estamos incluídos en la preocupación de Jesús y en su acompañamiento a nuestro acompañamiento.

Nuestro poder de proclamar y predicar en realidad no es nuestro sino del Espíritu de Jesús.

Las palabras inspiradas en el mensaje evangélico y transmitidas como consejo a otros no se pierden, en su aparente inactividad. 

Una idea no muere, e impulsa a través del tiempo esperando la coyuntura apta. 

Cuánto más una voz del Señor convertida en proposición que vive a través de generaciones, y se mantiene iluminando por el Espíritu que alienta en ella.

Unión permanente al bueno sin sombras es lo que anhela nuestro débil existencia. Gemimos porque lo bueno acaba y suspiramos por la unión eterna. 

La unión se deja ver en todos los fragmentos de felicidad que nos permite vivenciar la existencia, así como en la arena refulgen granos que distribuyen la luz del sol.

les di a ellos la gloria que me diste,

Les di el buen nombre, el prestigio, el brillo que me diste.

Vamos en nuestro ministerio y misión alumbrados por su buen nombre.

para que sean completamente uno

Si algo es difícil de plasmar en la vida cotidiana, de lo que no hay testimonio en la historia, es la unión. 

Más bien abunda la división, y hoy que en la sociedad de la información pero del pensamiento débil y líquido, se producen confrontaciones y polémicas, se hace más precaria cualquier unidad, y la misión de construirla requiere de mayor virtud: paciencia, audacia, arrojo, equilibrio.

los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria

Tanto en el camino como en su consumación.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

La imparcialidad del Padre se ha venido manifestando también en Jesús su hijo, como una responsabilidad por nosotros sus hijos. No es un justo imparcial impersonal como una ley. Sino una norma viviente que se ajusta a las condiciones personales y toma en cuenta las vulnerabilidades, como el pastor que toma a la oveja más débil y la carga.

les daré a conocer tu nombre

No cesa el acompañamiento de Jesús en su Espíritu, para que nos adentremos cada día en el misterio insondable del amor del Padre.

Es la herencia y legado de Jesús de Nazaret: conocer y unirnos en él a su Padre.

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Jueves 7 de Pascua

Hechos 22,30;23,6-11

Salmo responsorial: 15

Juan 17,20-26