sábado, 6 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 13 de tiempo ordinario[i]

Amós 9, 11-15



COMENTARIO

Así dice el Señor

-Oráculo del Señor

Este estribillo recuerda que lo que oímos y leemos es en nombre del Señor, que Él lo respalda. No es solo palabra de hombre o mero decir humano. Porque la palabra humana es deleznable en su dignidad, y se prestigia por la convergencia del Señor en ella.

Caer en cuenta de esto significa que este decir del Señor requiere nuestra escucha que es docilidad y fidelidad. Para llevarlo a cabo nos atrae desde lo profundo con una fuerza tal que nos impulsa a ir superando los obstáculos y resistencias para tal escucha y docilidad.

La tentación será en todo momento transmitir el decir del Señor con prepotencia y violencia de algún género. Para serles fiel, la violencia nos la tenemos que hacer nosotros a nosotros mismos con el fin de conquistarnos y transformarnos en transparentes a la seducción de su Palabra y designio.

levantaré la tienda caída de David,

Aunque el profeta Amós esté muy indignado en su protesta su palabra se presta a la esperanza que impulsa la palabra del Señor.

Es lo que hemos de concluir en nuestro mundo actual plagado de protestas y reclamos: un clamor de esperanza, y ésa hemos de enfocarnos para liberarla y amortizarla.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios."

La etiqueta que se coloca al profeta Amós tiene que ver con la justicia. Lamentablemente se reduce a nuestra justicia vindicativa.

Sin embargo la amortización de la esperanza también es parte del mensaje de Amós. La imagen de bienestar y de paz plena es una forma de significar la felicidad compartida en fraternidad.

Debemos advertir que es una amortización de la deuda de salvación que el Señor ha querido contraer con nosotros. Y como tal hemos de recibirla y agradecerla, porque la plenitud de ese bienestar es Él mismo que se nos entrega por etapas.

Salmo responsorial: 84



COMENTARIO

Voy a escuchar lo que dice el Señor

La ilusión de escuchar la Palabra podría constituirse en nuestra hoja de ruta diaria para caminar en su compañía.

 la justicia y la paz se besan

El mejor custodio del bienestar donado por el Señor es el esfuerzo por la justicia. Sin justicia no hay paz de bienestar, de shalom. Sin las alertas por la justicia no hay preservación de la paz. En paz podemos prevenir y mantener la justicia como un instinto de conservación de la paz.

La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos

Todo el sufrimiento y mortandad que se hubiera podido evitar en la historia humana y en la creación si hubiéramos atendido y consentido en este mensaje.

El adagio latino dice: si quieres la paz, prepara la guerra. Se puede contrarestar con el mensaje bíblico: si quieres la paz prepara la justicia.

Mateo 9, 14-17

 



COMENTARIO

Jesús les dijo

Palabras de Jesús asumidas por sus creyentes como Palabra del Señor. Jesús de Nazareth es nuestra palabra humana totalmente fiel al decir del Señor. En su transparencia descansa nuestra esperanza sobre la capacidad de los humanos de superar sus propias falencias y transformarse en auténticos escuchas de la Palabra.

 Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

Los seguidores más cercanos de Jesús sintieron e hicieron duelo ante su trágica muerte. La experiencia del resucitado los levantó de ese duelo y los abrió a la consideración de su nuevo modo de presencia. En estas circunstancias tan nuevas el duelo no tuvo ya cabida.

Pero en el tiempo las sucesivas generaciones van a ir experimentando la lejanía-cercanía de Jesús el Viviente. Entonces eventualmente el duelo tendrá pertinencia, pero solo por momentos. Porque la fe heredada contiene una experiencia de presencia del Señor Jesús que entraña lejanía y cercanía, distancia e intimidad, distinción y unión.

el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan

Para el creyente todo orden constituído es un punto de referencia, pero no un caso cerrado.

Porque todo orden pertenece a la caducidad que sobreviene por erosión, desgaste y corrupción.

El orden es como el sábado en el nuevo testamento: sirve al hombre, pero no es mayor que el hombre.

Nuestro tiempo es muy sensible al cambio del orden, sobretodo porque no satisface a todos por igual, y así como ocurre que unos lo usufructúan, también otros se perjudican y son victimizados.

Por lo tanto, en el Designio del Señor hemos de encontrar por fe la capacidad de distinguir los momentos de guardar el orden y los momentos de cambiarlo.

Cuando haya vino nuevo, saberlo guardar en odres nuevos. Cuando sea boda, saber comer y ayunar cuando sea luto.

Por su especial y connatural sensibilidad humana la mujer, desde tiempos bíblicos aporta la intuición de cambio, quizás con mayor carisma que el varón, quien con firmeza mantiene el orden.

Se trata de una novedad siempre nueva. Más vale que cambiemos la actitud.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1543202265405726721?s=20&t=5Gi7kWuFaqRxFCGtUsvRug

motivaciondehoy


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Sábado 13 de tiempo ordinario[i]

Amós 9, 11-15

Salmo responsorial: 84

Mateo 9, 14-17

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA


 
De las Catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo.
                 (Catequesis 1, 2-3. 5-6: PG 33, 371. 375-378)


RECONOCE EL MAL QUE HAS HECHO, AHORA QUE ES EL TIEMPO PROPICIO


Si hay aquí alguno que esté esclavizado por el pecado, que se disponga por la fe a la regeneración que nos hace hijos adoptivos y libres; y así, libertado de la pésima esclavitud del pecado y sometido a la dichosa esclavitud del Señor, será digno de poseer la herencia celestial. Despojaos, por la confesión de vuestros pecados, del hombre viejo, viciado por las concupiscencias engañosas, y vestíos del hombre nuevo que se va renovando según el conocimiento de su creador. Adquirid, mediante vuestra fe, las arras del Espíritu Santo, para que podáis ser recibidos en la mansión eterna. Acercaos a recibir el sello sacramental, para que podáis ser reconocidos favorablemente por aquel que es vuestro dueño. Agregaos al santo y racional rebaño de Cristo, para que un día, separados a su derecha, poseáis en herencia la vida que os está preparada.

Porque los que conserven adherida la aspereza del pecado, a manera de una piel velluda, serán colocados a la izquierda, por no haberse querido beneficiar de la gracia de Dios, que se obtiene por Cristo a través del baño de regeneración. Me refiero no a una regeneración corporal, sino al nuevo nacimiento del alma. Los cuerpos, en efecto, son engendrados por nuestros padres terrenos, pero las almas son regeneradas por la fe, porque el Espíritu sopla donde quiere. Y así entonces, si te has hecho digno de ello, podrás escuchar aquella voz: Bien, siervo bueno y fiel, a saber, si tu conciencia es hallada limpia y sin falsedad.

Pues si alguno de los aquí presentes tiene la pretensión de poner a prueba la gracia de Dios, se engaña a sí mismo e ignora la realidad de las cosas. Procura, oh hombre, tener un alma sincera y sin engaño, porque Dios penetra el interior del hombre.

El tiempo presente es tiempo de reconocer nuestros pecados. Reconoce el mal que has hecho, de palabra o de obra, de día o de noche. Reconócelo ahora que es el tiempo propicio, y en el día de la salvación recibirás el tesoro celeste.

Limpia tu recipiente, para que sea capaz de una gracia más abundante, porque el perdón de los pecados se da a todos por igual, pero el don del Espíritu Santo se concede a proporción de la fe de cada uno. Si te esfuerzas poco, recibirás poco, si trabajas mucho, mucha será tu recompensa. Corres en provecho propio; mira, pues, tu conveniencia.

Si tienes algo contra alguien, perdónalo. Vienes para alcanzar el perdón de los pecados: es necesario que tú también perdones al que te ha ofendido.
REFLEXIÓN

La gracia que se ofrece no es automática, sino que requiere nuestra cooperación. De nuestra parte, quitar frenos y obstáculos, que en eso consiste el reconocimiento de los pecados. El cual no sólo es verbal sino integral, incluyendo la reparación. Porque hoy en día los díálogos que terminan en arrepentimiento, reconocimiento y confesión, no llegan hasta los signos de reparación del daño causado, aunque sea simbólicamente.