lunes, 29 de julio de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA


 

De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 103,1-2. 6: PL 38, 613. 615)
Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su casa
TIEMPO ORDINARIO - SANTORAL
29 DE JULIO SANTA MARTA Memoria

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Las palabras del Señor nos advierten que, en medio de la multiplicidad de ocupaciones de este mundo, hay una sola cosa a la que debemos tender. Tender, porque somos todavía peregrinos, no residentes; estamos aún en camino, no en la patria definitiva; hacia ella tiende nuestro deseo, pero no disfrutamos aún de su posesión. Sin embargo, no cejemos en nuestro esfuerzo, no dejemos de tender hacia ella, porque sólo así podremos un día llegar a término.

Marta y María eran dos hermanas, unidas no sólo por su parentesco de sangre, sino también por sus sentimientos de piedad; ambas estaban estrechamente unidas al Señor, ambas le servían durante su vida mortal con idéntico fervor. Marta lo hospedó, como se acostumbra a hospedar a un peregrino cualquiera. Pero, en este caso, era una sirvienta que hospedaba a su Señor, una enferma al Salvador, una criatura al Creador. Le dio hospedaje para alimentar corporalmente a aquel que la había de alimentar con su Espíritu. Porque el Señor quiso tomar la condición de esclavo para así ser alimentado por los esclavos, y ello no por necesidad, sino por condescendencia, ya que fue realmente una condescendencia el permitir ser alimentado. Su condición humana lo hacía capaz de sentir hambre y sed.

Así, pues, el Señor fue recibido en calidad de huésped, él, que vino a su casa, y los suyos no lo recibieron; pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, adoptando a los siervos y convirtiéndolos en hermanos, redimiendo a los cautivos y convirtiéndolos en coherederos. Pero que nadie de vosotros diga: "Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa." No te sepa mal, no te quejes por haber nacido en un tiempo en que ya no puedes ver al Señor en carne y hueso; esto no te priva de aquel honor, ya que el mismo Señor afirma: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Por lo demás, tú, Marta —dicho sea con tu venia, y bendita seas por tus buenos servicios—, buscas el descanso como recompensa de tu trabajo. Ahora estás ocupada en los mil detalles de tu servicio, quieres alimentar unos cuerpos que son mortales, aunque ciertamente son de santos; pero ¿por ventura, cuando llegues a la patria celestial, hallarás peregrinos a quienes hospedar, hambrientos con quienes partir tu pan, sedientos a quienes dar de beber, enfermos a quienes visitar, litigantes a quienes poner en paz, muertos a quienes enterrar?

Todo esto allí ya no existirá; allí sólo habrá lo que María ha elegido: allí seremos nosotros alimentados, no tendremos que alimentar a los demás. Por esto, allí alcanzará su plenitud y perfección lo que aquí ha elegido María, la que recogía las migajas de la mesa opulenta de la palabra del Señor. ¿Quieres saber lo que allí ocurrirá? Dice el mismo Señor, refiriéndose a sus siervos: Os aseguro que los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

domingo, 28 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA


Domingo 17 de tiempo ordinario




2Reyes 4,42-44

"¿Qué hago yo con esto para cien personas?"

así dice el Señor: Comerán y sobrará

REFLEXIÓN

Las tradiciones de Elías y Eliseo se originaron después de la división de Israel en dos reinos, aproximadamente hace tres mil años.

Pertenece al patrimonio de la Palabra, la confianza en el Señor como proveedor de sustento, sobretodo de los menos favorecidos, de tal manera que con poco alimento se satisfaga una multitud.

Porque su amor no permitirá que desfallezcan los que el protege.

La comunidad creyente del primer testamento fue nutriéndose de esta confianza hasta que en Jesús, la nueva comunidad, renovó esta tradición con el relato de la multiplicación de los panes.

Salmo responsorial: 144




REFLEXIÓN

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor

tú les das la comida a su tiempo

Porque su prestigio es la confianza en Él y el reconocimiento que le hace nuestra acción de gracias.

cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente

Cuando los pequeños tienen hambre no cesan de clamar a su madre por alimento. Nuestro Padre, el Señor, espera de nosotros esta calidad de confianza: como la de los pequeños.

Ellos no entienden que sus padres no puedan darles de comer. Así nuestra invocación, que se plasma en el Padrenuestro, debe brotar de esa actitud.

No podemos esperar menos de nuestro Padre-madre sino que nos atienda.

Y el hambre de los pequeños en nuestro entorno es un memorial para que suscitemos una paternidad y maternidad tal, que atendamos ese clamor.

Efesios 4,1-6




REFLEXIÓN

andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados

La coherencia, la congruencia, la fe íntegra e integral. La fe que abarca todos los rincones de la existencia y promueve la plenitud, la perfección, la pureza de la intención y motivación.

Hay un momento de Espíritu y lucidez, cuando se cae en cuenta que por ser creyente no nos podemos mantener o estancar en la incongruencia, producto de la iniquidad. Sino que debemos seguir dando pasos adelante hacia la perfección.

Un solo cuerpo y un solo Espíritu

La pregunta que brota de nuestro escándalo de creyentes es: por qué tanto olvido de Dios en nuestro entorno?. 

Puede haber abundancia de ritos y devociones. Pero con olvido de Dios, si no se da la fraternidad.

Si no logramos mostrar que nos amamos no trascenderá nuestra fe.

Esta es la importancia del gesto de compartir el pan como colaboradores de la paternidad-maternidad del Señor.

Juan 6,1-15




REFLEXIÓN

"¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?"

El relato re-edita en Jesús el de Eliseo, porque la comunidad creyente vió en su maestro que se actualizaba la intervención del Padre hacia sus necesidades.

Y toda comunidad creyente ha de preguntarse a lo largo del tiempo si cree como para esperar también esa intervención ahora.

"Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?"

Pero no sin nosotros. No sin nuestra contraparte. El Señor espera de nosotros que nos mojemos, nos comprometamos, aunque sepamos que no podemos todo. Quiere colaboradores, no parásitos.

Es como una de las frases de Ignacio de Loyola, que más o menos suena así: Confiar como si todo dependiera de Dios, pero trabajar como si todo dependiera de nosotros.

"Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Porque no todo lo que se nos propone como bien, es el mayor bien. Y ser rey en esas condiciones, no lo era.


motivaciondehoy


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Domingo 17 de tiempo ordinario

2Reyes 4,42-44

Salmo responsorial: 144

     Efesios 4,1-6

     Juan 6,1-15