Domingo 17 de tiempo ordinario
2Reyes 4,42-44
"¿Qué hago yo con esto para cien personas?"
así dice el Señor: Comerán y sobrará
REFLEXIÓN
Las tradiciones de Elías y Eliseo se originaron después de la división de Israel en dos reinos, aproximadamente hace tres mil años.
Pertenece al patrimonio de la Palabra, la confianza en el Señor como proveedor de sustento, sobretodo de los menos favorecidos, de tal manera que con poco alimento se satisfaga una multitud.
Porque su amor no permitirá que desfallezcan los que el protege.
La comunidad creyente del primer testamento fue nutriéndose de esta confianza hasta que en Jesús, la nueva comunidad, renovó esta tradición con el relato de la multiplicación de los panes.
Salmo responsorial: 144
REFLEXIÓN
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor
tú les das la comida a su tiempo
Porque su prestigio es la confianza en Él y el reconocimiento que le hace nuestra acción de gracias.
cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente
Cuando los pequeños tienen hambre no cesan de clamar a su madre por alimento. Nuestro Padre, el Señor, espera de nosotros esta calidad de confianza: como la de los pequeños.
Ellos no entienden que sus padres no puedan darles de comer. Así nuestra invocación, que se plasma en el Padrenuestro, debe brotar de esa actitud.
No podemos esperar menos de nuestro Padre-madre sino que nos atienda.
Y el hambre de los pequeños en nuestro entorno es un memorial para que suscitemos una paternidad y maternidad tal, que atendamos ese clamor.
Efesios 4,1-6
REFLEXIÓN
andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados
La coherencia, la congruencia, la fe íntegra e integral. La fe que abarca todos los rincones de la existencia y promueve la plenitud, la perfección, la pureza de la intención y motivación.
Hay un momento de Espíritu y lucidez, cuando se cae en cuenta que por ser creyente no nos podemos mantener o estancar en la incongruencia, producto de la iniquidad. Sino que debemos seguir dando pasos adelante hacia la perfección.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu
La pregunta que brota de nuestro escándalo de creyentes es: por qué tanto olvido de Dios en nuestro entorno?.
Puede haber abundancia de ritos y devociones. Pero con olvido de Dios, si no se da la fraternidad.
Si no logramos mostrar que nos amamos no trascenderá nuestra fe.
Esta es la importancia del gesto de compartir el pan como colaboradores de la paternidad-maternidad del Señor.
Juan 6,1-15
REFLEXIÓN
"¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?"
El relato re-edita en Jesús el de Eliseo, porque la comunidad creyente vió en su maestro que se actualizaba la intervención del Padre hacia sus necesidades.
Y toda comunidad creyente ha de preguntarse a lo largo del tiempo si cree como para esperar también esa intervención ahora.
"Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?"
Pero no sin nosotros. No sin nuestra contraparte. El Señor espera de nosotros que nos mojemos, nos comprometamos, aunque sepamos que no podemos todo. Quiere colaboradores, no parásitos.
Es como una de las frases de Ignacio de Loyola, que más o menos suena así: Confiar como si todo dependiera de Dios, pero trabajar como si todo dependiera de nosotros.
"Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Porque no todo lo que se nos propone como bien, es el mayor bien. Y ser rey en esas condiciones, no lo era.
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Domingo 17 de tiempo ordinario
2Reyes 4,42-44
Salmo responsorial: 144
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