jueves, 5 de septiembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 22 de tiempo ordinario Año Par

 

1Corintios 3, 18-23



REFLEXIÓN

 

Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. 

La recomendación de Pablo a los Corintios no los toma totalmente de sorpresa porque su cultura helénica es rica en reflexiones sobre la verdadera sabiduría, que para ellos descansa en la razón. 

Pero la originalidad del mensaje puede fundamentarse en la concepción de sabiduría de la Palabra, que no se se basa exclusivamente en la razón, sino en toda la persona, hasta afectar su conducta en la vida corriente.

Además, la realidad que inspira tal sabiduría es tenida como divina por fe y el compromiso se profundiza en una decisión de la conciencia ética, no solamente en la lógica de un argumento de razón.

Nuestra época prosigue su aventura evolutiva insistiendo en la racionalidad, que busca fundamentar la sabiduría humana en el progreso humano, del cual da testimonio la razón.

Pero los tiempos que vivimos critican ferozmente esa presunción, desde una perspectiva posmoderna o moderna avanzada, toda vez que también la razón encumbrada ha sido responsable de crímenes de lesa humanidad, como los genocidios y los apartheid por ejemplo. 

La necedad a la que alude Pablo más bien es un semitismo que se ubica en las antípodas de una sabiduría engreída y prepotente.

 Con lo cual se ignora y afecta la sabiduría del designio de la Palabra.

la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios

La astucia de los hijos de las tinieblas que aparece en la parábola del administrador despedido que perdonó deudas a otros para contar con apoyo.

La astucia de la codicia, de la lujuria, del poder y su secuela de injusticias y perjuicios contra sus víctimas. 

nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro

Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Si alguien debe ser desmitificador e iconoclasta ése es el creyente del reino porque su todo es Cristo y su nada cualquier anticristo: hombre, animal o cosa.

Se toca aquí el fundamento bíblico de la irreductibilidad de la autonomía libre de la persona individual.

Es la pieza que todo totalitarismo laico o religioso pretende erosionar, derrocar y sepultar.

Así la fe en Jesús de Nazareth, el Cristo, se nos muestra como la garantía y protección del ser hombre como humano y persona.

Salmo responsorial: 23



REFLEXIÓN

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos

Caminar hacia la dignidad de la persona significa ascender al monte del Señor Dios y Padre de Jesucristo 

Son varios los genios de la espiritualidad que han usado la imagen de la ascensión dificultosa para ubicarse en la trascendencia.

Pero no se puede ascender a las regiones más puras, de plena libertad del Señor, sin irse liberando del peso de los ídolos. Un ejercicios sin fin hasta coronar el monte.

Lucas 5,1-11



REFLEXIÓN

la gente se agolpaba (epikeimai:presionaba ansiosamente, estrujaba) alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios

La palabra de Dios mueve. Eso es bueno, pero no suficiente. 

La gente se agolpa por un hambre distinta a la de pan. La gente también busca la verdad. 

Por eso los sofistas y los populistas son demagogos que engañan una y otra vez a los hambrientos y se aprovechan de ellos para encumbrarse en el poder político y sacar provecho material. Pero éstos también son pobres hambrientos de la verdad. 

Un liderazgo que convoca a un sentido diferente al que se despierta con la imposición violenta, o la sugestión de las promesas.

Un liderazgo basado en una palabra que confrontaba, interpelaba, no engañaba, no adulaba.

Y la cual, sin embargo, se anhela escuchar como gota de agua en el árido desierto.

los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes 

Gente común en sus propias faenas, inmersos en sus propios intereses y preocupaciones.

Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. 

En su enseñanza Jesús no procedía como esos políticos engañosos sino que ante todo y sobre todo daba la verdad y por eso era insobornable. 

Debió tener una voz clara y fuerte.

Se ubicaba allí donde la gente vivía, laboraba, pasaba la vida. No los alienaba, ni desarraigaba, ni aculturaba.

por tu palabra, echaré las redes 

De allí la esperanza inagotable del creyente en Jesús de Nazareth. Siempre echando redes, porque no se debe descansar hasta cosechar la verdad que hace libres. 

puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red 

La palabra de Jesús se respalda con un portento, una señal del Espíritu de su misión, que no debe ser distorsionado como si fuera atracción de feria, como espectáculo, ni como culto a la personalidad. 

el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido

Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador” 

Un pecador, un idólatra, uno que rehúsa la verdad plena, pero un autocrítico capaz de abrirse a una realidad diferente y transformadora. 

"No temas; desde ahora serás pescador de hombres."

La señal en el relato se le presenta a los que van a seguirlo. Deben vencer el temor que causa un portento, por magia, por el espectáculo y pasar a otro sentido: pescar hombres.

La vocación apostólica tiene mucho que ver con la inclinación a formar conciencias, que son el núcleo de las personas y su dignidad. 

En las signos que nos transmite hemos de buscar: qué sentido revelan sus palabras. 

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron

En pos de ella, de la verdad que nos muestra Jesús, se dan los signos de liberación que dan fe de la seriedad de nuestra esperanza. 

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Jueves 22 de tiempo ordinario Año Par

 

1Corintios 3, 18-23

Salmo responsorial: 23

Lucas 5,1-11

DOCTORES DE LA iGLESIA

 


JUEVES, XXII SEMANA

De la carta de San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir a los Efesios
(13-15: Funk 2, 197-201)
Nada mejor que la paz en Cristo

Pues si morimos con él, también viviremos con él; si perseveramos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

Esto es lo que has de recordar, advirtiéndoles seriamente delante de Dios que no discutan sobre palabras; no sirve para nada y es funesto para los oyentes. Procura con toda diligencia presentarte ante Dios como digno de aprobación, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que imparte con rectitud la palabra de la verdad. Evita las charlatanerías profanas, pues conducen a una impiedad cada vez mayor, y su palabra se propagará con efectos tan corrosivos como la gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto, los cuales se desviaron de la verdad al decir que la resurrección ya ha acontecido, y trastornan la fe de algunos. Mas el sólido fundamento de Dios ha permanecido firme, teniendo este sello: «El Señor conoció a los que son suyos» y «Aléjese de la iniquidad todo el que invoca el nombre del Señor». Ahora bien, en una casa grande no hay solo vasijas de oro y plata, sino también de madera y de arcilla. Unas tienen una finalidad honrosa; otras, deshonrosa. Pues bien, si uno se purifica de estas cosas, será una vasija con finalidad honrosa, santificada, útil a su dueño, preparada para toda obra buena.

Nada de esto os es desconocido, si mantenéis de un modo perfecto, en Jesucristo, la fe y la caridad, que son el principio y el fin de la vida: el principio es la fe, el fin es la caridad. Cuando ambas virtudes van a la par, se identifican con el mismo Dios, y todo lo que contribuye al bien obrar se deriva de ellas. El que profesa la fe no peca, y el que posee la caridad no odia. Por el fruto se conoce el árbol; del mismo modo, los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras. Lo que nos interesa ahora, más que hacer una profesión de fe, es mantenernos firmes en esa fe hasta el fin. Es mejor callar y obrar que hablar y no obrar. Buena cosa es enseñar, si el que enseña también obra. Uno solo es el maestro, que lo dijo, y existió; pero también es digno del Padre lo que enseñó sin palabras.

El que posee la palabra de Jesús es capaz de entender lo que él enseñó sin palabras y llegar así a la perfección, obrando según lo que habla y dándose a conocer por lo que hace sin hablar. Nada hay escondido para el Señor, sino que aun nuestros secretos más íntimos no escapan a su presencia. Obremos, pues, siempre conscientes de que él habita en nosotros, para que seamos templos suyos y él sea nuestro Dios en nosotros, tal como es en realidad y tal como se manifestará ante nuestra faz; por esto, tenemos motivo más que suficiente para amarlo.