lunes, 14 de octubre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 28 de tiempo ordinario

 

Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31-5, 1



REFLEXIÓN

"Alégrate, estéril, que no das a luz, rompe a gritar, tú que no conocías los dolores de parto, porque la abandonada tiene más hijos que la que vive con el marido."

Lo que Pablo plantee se puede asumir desde una perspectiva. Todos los seres humanos hablamos desde una perspectiva.

Por supuesto la del Pablo convertido es la perspectiva de su fe en Jesucristo. Una fe gestada en lo que Pablo llama revelación. 

Un mensaje entregado amorosa y gratuitamente por el Señor Padre de Jesús a una conciencia de falta de merecimiento. Esto es básico.

Así que Pablo respira por todos sus poros una agradecimiento profundo y una responsabilidad suma por esta revelación. 

Y esa gratuidad experimentada y vivenciada dicta el criterio interpretativo para hacer frente a la perspectiva judía que era la suya antes de la conversión.

Pablo ve a sus exreligionarios como ligados a una práctica de la Alianza pero en versión de Ley atribuída a Moisés. Ligados en forma servil, interesada, ideologizada para sustentar una supremacía de élite de poder.

Y usa a Sara la estéril como la figura de la bendición gratuita, como la que él ha recibido. El Señor ha vuelto a acordarse de quien no tenía futuro, para mostrar que Él es el futuro de toda persona, pueblo o nación.

Salmo responsorial: 112



REFLEXIÓN

Levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre.

El proceso de fe viva es uno de amistad con el Padre en el Espíritu de su Hijo.

Esa amistad, en el misterio del Dios absoluto, llega a una confesión: un Tú único. 

Un reconocimiento pleno al Señor sobre su forma peculiar de ser que lo constituye en Alguien fuera de serie, porque muestra su gloria desde lo pequeño.

Lucas 11, 29-32



REFLEXIÓN

la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás

La comunidad pasó a otro nivel de significación del signo: de la predicación que llama a la conversión, a la resurrección al tercer día. 

Ambas no se deben desvincular. Porque el anuncio de Jesus resucitado no nos hace inmunes al cambio de vida. Más bien lo promueve.

Un liderazgo como el de Jesús enseñaría a los líderes de nuestro tiempo a hablar con la verdad y cantarles a las multitudes que los aclaman sus fallas y defectos, que deben superar.

Pero nuestros líderes tienen miedo de decir la verdad para no perder apoyo. Y quien dice líder político, también dice líder religioso, educador, familiar y demás.

No somos libres de decir verdades que puedan liberar. Excepto aquellas que tienen el aplauso asegurado, como las grabaciones de los espectáculos televisivos que inducen al aplauso y la carcajada.

ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás

Qué desolación para Jesús: no se convierten así les haga milagros o así les hable claro.

Aparentemente el Señor hizo su plan en la forma más compleja: dejándonos ponderar y decidir qué aceptamos. 

Pero es la única vía que puede dar en una auténtica conversión.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1579439149899448321?s=20&t=S4rYHnzp1w7mQ_dKCyDhMg


motivaciondehoy


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Lunes 28 de tiempo ordinario

 

Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31-5, 1

Salmo responsorial: 112

Lucas 11, 29-32

SAN CARLO DE JESUS ACUTIS DE ASIS




Del tratado de Nicolás Cabasilas, sobre la vida en Cristo
(Lib 1: PG 150, 494-495)
Siento en mi interior la voz de un agua viva que me habla y me dice:«Ven al
Padre»

Nuestra vida en Cristo nace, es verdad, en este mundo y aquí tiene sus comienzos, pero logrará la perfección y se consumará en el mundo futuro, cuando lleguemos al día sin fin. Pero ni este tiempo presente ni el futuro son

capaces de introducir e inocular en las almas de los hombres este tipo de vida de que estamos hablando, a menos que aquí tenga sus comienzos.

Pues lo cierto es que de momento la carne difunde las tinieblas por doquier, y la niebla y la corrupción que allí existen no pueden poseer la incorrupción. Por eso san Pablo pensaba que partir de esta vida para estar con Cristo le era enormemente beneficioso: Por un lado —dice—, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor. La vida futura no aportará felicidad alguna a quienes la muerte sorprenda desprovistos de las facultades y de los sentidos necesarios a tal tipo de vida, sino que en aquel mundo feliz e inmortal vivirán muertos y desventurados. 

Es verdad que amanece el día y que el sol difunde sus luminosos rayos, pero no es ése el momento de que se forme el ojo. De idéntica

forma, aquel día a los amigos les será permitido participar en los misterios

juntamente con el Hijo de Dios y escuchar de su boca lo que él ha oído a su Padre, pero es absolutamente necesario que esos mismos amigos se acerquen provistos de oídos.

Este mundo presente alumbra al hombre totalmente interior, al hombre nuevo creado a imagen de Dios; y este hombre plasmado y troquelado aquí, una vez ya perfecto, es engendrado para aquel mundo perfecto y que jamás envejece.

Lo mismo que el feto vive en las tinieblas y en la noche todo el tiempo que permanece en el claustro materno, y la naturaleza lo va preparando para que pueda respirar al nacer a esta luz y lo dispone para la vida que lo va a recibir conformándolo a determinados cánones o reglas, así ocurre también con los

santos. Es lo que dice el apóstol Pablo escribiendo a los Gálatas: Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto, hasta que Cristo tome forma en vosotros.

Con una diferencia: que los niños nonatos no conocen esta vida, mientras que los bienaventurados, ya en este mundo, conocen muchas cosas del mundo futuro. Y esta diferencia radica en que los primeros todavía no han disfrutado de esta vida, que sólo más tarde conocerán, pues en los oscuros lugares en que de momento habitan, no se filtra ni un rayo de luz, como tampoco tiene noticia de

ninguna de las realidades en las que nuestra vida presente se apoya y la sustentan. En cambio, nuestra situación es completamente distinta: como la vida que esperamos está como fusionada y fundida con esta vida, y el sol que allí luce nos alumbra también a nosotros por la bondad de Dios, el ungüento celeste ha sido derramado en las regiones pestilentes y el pan de los ángeles ha sido

distribuido también a los hombres.

Por cuya razón, a los hombres santos se les concede, ya en esta vida mortal, no sólo informarse y prepararse para la vida futura, sino incluso vivir y actuar conforme a ella. Conquista la vida eterna, dice Pablo en la primera carta a Timoteo. Y san Ignacio: «Siento en mi interior la voz de un agua viva que me habla y me dice: Ven al Padre».