martes, 15 de octubre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Martes 28 de tiempo ordinario

Gálatas 5, 1-6



REFLEXIÓN

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado.

Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud

Cuál es el sentido que nuestra fe- en contexto actual -asigna a la libertad, como don del Cristo?

Desde la Palabra parece aportarse ante todo un sentido de don: libertad merecida por Cristo, liberación ganada por Jesús para todos.

Por lo tanto es un don, un carisma del Espíritu de Jesús resucitado.

Pero no es un don asegurado para siempre, exigible siempre, garantizado para nuestro sentido propio de libertad.

Porque Pablo advierte que no caigamos en nueva esclavitud.

Parece darse un choque o confrontación radical de sentidos de libertad y objetivos de liberación.

El mundo de la ley, la estructura de orden humana que llamamos cultura, aspira a salvaguardar una libertad, aunque sea para una élite.

El don de Jesucristo pretende ganar nuestra fe para una libertad radical, absoluta, en la que cualquier otro género de esclavitud es superado y abolido.

Una y otra pudieran estar en relación, en un proceso de liberación de cualquier ley, estructura o cultura, hacia una libertad como don para la fe, que se mantenga libre de cualquier nueva esclavitud.

Por eso todo proceso de liberación no irá muy lejos en el camino del don de Jesucristo, sino es autocrítico de su propia trampa de esclavitud.

Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia

La justificación es un sentido, enfoque y estilo de vida, una cosmovisión, cosmoaudición, cosmorelación cuyo factor vinculante es la creencia Trascendente.

Es vivir con un significado de aprobación, que se vale la pena, una suerte de autoestima integral y holística. 

Como un campo de fuerzas en perfecto equilibrio dinámico.

Ponerlo en La ley como en cualquier estructura es un modo, incluso alternativo para quien no descansa en ello como fundamento. 

Vivirlo en la gratuidad del amor de Cristo (gracia) es superior, como acción de gracias permanente en medio de los altibajos de la existencia.

Salmo responsorial: 118




REFLEXIÓN

Andaré por un camino ancho, / buscando tus decretos

Buscar la voluntad de Otro, aunque sea el Espíritu, es algo estrecho e implica la cruz.

Pero en la obediencia de fe es posible sentirlo como ancho, por la comunión que se da con el Señor.

Lucas 11, 37-41



REFLEXIÓN

"Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades.

El fariseísmo así retratado es el que recoge Pablo más arriba en su ansia de circuncidar a los gentiles.

Trata una conducta universal, no meramente étnica ni de una cultura particular. 

Trata de imponer con sentido de liberar: como si el lavado prescrito con minucia, o la circuncisión de los inscritos en el régimen de ley debieran adquirir su libertad solo y exclusivamente a través de esa normativa.

Puesto en esta forma tendríamos que revisar nuestro propio faiseísmo cultural mediante el que pretendemos aportar libertad a otros mediante la imposición de nuestra perspectiva.

Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo

Compartamos desde lo profundo, desde nuestro núcleo menos contaminado para liberarnos de verdad.

Jesús no guarda las formas con quien lo ha invitado. No se inhibe, ni se siente deudor, sino de la libertad de conciencia y la verdad, no para sí y su afirmación, sino para la deconstrucción de un estilo de vida hipócrita.

Dar caridad desde lo profundo. Buscar un orden más equitativo y justo para los más pobres.

Una forma actual de cumplir con la limosna, término también degradado.

Desde dentro implica con más coherencia y sinceridad.

Si puedo cambiar las cosas no me puedo conformar con una limosna, en sentido peyorativo.

Es lo mismo que preocuparse por lo de fuera pero no por lo profundo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1579802812678299651?s=20&t=O1Z7gfnAZesiwLJaN32ESg

motivaciondehoy


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Martes 28 de tiempo ordinario

Gálatas 5, 1-6

Salmo responsorial: 118

Lucas 11, 37-41

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


MARTES, XXIX SEMANA
Del Libro de su vida, de santa Teresa de Ávila, virgen y doctora de la
Iglesia
(Cap. 8,1-4)
Necesidad de la oración

No sin causa he ponderado tanto este tiempo de mi vida, que bien veo no dará a nadie gusto ver cosa tan ruin, que cierto querría me

aborreciesen los que esto leyesen de ver un alma tan pertinaz e ingrata con quien tantas mercedes le ha hecho; y quisiera tener licencia para decir las muchas veces que en este tiempo falté a Dios.

Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la Oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años con estas caídas. Y con levantarme y mal —pues tornaba a caer— y en vida tan baja de perfección, que ningún caso casi hacía de pecados veniales, y los mortales, aunque los temía, no como había de ser, pues no me apartaba de los peligros, sé decir que es

una de las vidas penosas que me parece se puede imaginar; porque ni yo gozaba de Dios, ni traía contento en el mundo. Cuando estaba en los contentos del mundo, en acordarme de lo que debía a Dios era con pena; cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desosegaban. Ello es una guerra tan penosa que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más tantos años.

Con todo, veo claro la gran misericordia que el Señor hizo conmigo, ya que había de tratar en el mundo, que tuviese ánimo para tener oración; digo ánimo, porque no sé yo para qué cosa, de cuantas hay en él, es menester mayor que tratar traición al rey, y saber que lo sabe, y nunca se le quitar de delante; porque, puesto que siempre estamos delante de Dios, paréceme a mí es de otra manera los que tratan de oración, porque están

viendo que los mira; que los demás podrá ser estén algunos días que aun no se acuerden que los ve Dios.

Verdad es que, en estos años, hubo muchos meses —y creo alguna vez año— que me guardaba de ofender al Señor y me daba mucho a la oración, y hacía algunas y hartas diligencias para no le venir a ofender. Porque va todo lo que escribo dicho con toda verdad, trato ahora esto.

Mas acuérdaseme poco de estos días buenos, y ansí debían ser pocos y muchos de los ruines. Ratos grandes de oración pocos días se pasaban sin tenerlos, si no era estar muy mala y muy ocupada. Cuando estaba mala, estaba mejor con Dios; procuraba que las personas que trataban conmigo lo estuviesen, y suplicábalo al Señor; hablaba muchas veces en él.

Ansí que, si no fue el año que tengo dicho, en veintiocho años que ha que comencé oración, más de los dieciocho pasé esta batalla y contienda de tratar con Dios y con el mundo. Los demás, que ahora me quedan por decir, mudose la causa de la guerra, aunque no ha sido pequeña; mas, con estar, a lo que pienso, en servicio de Dios y con conocimiento de la

vanidad que es el mundo, todo ha sido suave, como diré después.

Pues para lo que he tanto contado esto es, como he ya dicho, para que se vea la misericordia de Dios y mi ingratitud; lo otro para que se entienda el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad, aunque no esté tan dispuesta como es menester, y cómo, si

en ella persevera, por pecados y tentaciones y caídas de mil maneras que ponga el demonio, en fin tengo por cierto la saca el Señor a puerto de salvación, como, a lo que ahora parece, me ha sacado a mí.