lunes, 21 de octubre de 2024

BEATO CARLO

SAN FRANCISCO MARTO, pastorcito de Fátima


BEATO CARLO, estudiante de Milán

 Del tratado de Nicolás Cabasilas sobre la vida en Cristo
(Lib 1: PG 150, 515-518)
Sobre la victoria de Cristo

El Señor mismo, libre de todo pecado, murió entre los ultrajes del pueblo; y asumiendo como hombre la defensa y tutela de los hombres, aceptó el martirio y liberó a su estirpe de la culpa; dio a los cautivos la libertad, que él, como Dios y Señor, no necesitaba.

Estos son, pues, los caminos a través de los cuales nos llegó la verdadera vida, gracias a la muerte del Salvador. En cuanto al modo de hacer derivar esta vida a nuestras almas, tenemos la iniciación en los misterios, esto es, el baño, la unción y la participación en la sagrada mesa. Cristo viene a quienes esto

hicieren, habita en ellos, se une y apega a ellos, elimina el pecado, les comunica su vida y su fortaleza, les hace partícipes de su victoria, corona a los purificados y los proclama triunfadores en la Cena.

Ahora bien, ¿a qué se debe el que la victoria y la corona nos vengan a través del baño, la unción y el banquete, cuando son más bien el premio a la fatiga, al sudor y a los peligros? Pues porque si bien, al participar de estos misterios, no luchamos ni nos fatigamos, sin embargo celebramos su combate, aplaudimos su

victoria, adoramos su trofeo y manifestamos nuestro amor al esforzado, eximio e increíble luchador; asumimos aquellas llagas, aquellas heridas y aquella muerte y, en cuanto nos es posible, las reivindicamos como nuestras; y gustamos de la carne del que estaba muerto, pero ha vuelto a la vida. En consecuencia, no disfrutamos ilícitamente de los bienes derivados de aquella muerte y de aquellas luchas.

Esto es exactamente lo que pueden merecernos el baño y la cena: me refiero a una cena sobria y a las modestas delicias de la unción; pues cuando recibimos la iniciación, detestamos al tirano, lo escupimos y nos apartamos de él. Mientras que al fortísimo luchador lo aclamamos, lo admiramos, lo adoramos y lo amamos de todo corazón; y de la sobreabundancia del amor nos alimentamos

como de pan, andamos sobrados como de agua.

Resulta, pues, evidente que por nosotros él aceptó esta batalla y que no rehusó morir, para que nosotros venciéramos. Por lo tanto, no es ni ilógico ni absurdo que nosotros consigamos la corona al participar de estos misterios.

Nosotros pusimos de nuestra parte todo el ardor y el entusiasmo de que somos capaces, y enterados de que esta fuente tenía la eficacia derivada de la muerte y sepultura de Cristo, lo creímos todos, nos acercamos espontáneamente y nos sumergimos en las aguas bautismales. Cristo no es distribuidor de dones despreciables ni se contenta con mediocridades, sino que a cuantos se acercan a él imitando su muerte y sepultura los recibe con los brazos abiertos, otorgándoles no una corona cualquiera, ni siquiera comunicándoles su propia gloria, sino que se da a sí mismo, vencedor y coronado.

Y cuando salimos de la fuente bautismal, llevamos al mismo Salvador en nuestras almas, en la cabeza, en los ojos, en las mismas entrañas, en todos y cada uno de los miembros, limpio de pecado, libre de toda corrupción, tal como resucitó y se apareció a los discípulos y subió a los cielos; tal como ha de volver a exigirnos cuentas del tesoro confiado.

domingo, 20 de octubre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 29 de tiempo ordinario

Isaías 53, 10-11



REFLEXIÓN

El Señor quiso(chapets:aprobó) triturarlo(daka:aniquilar) con el sufrimiento

La Palabra revela el Misterio absoluto del Señor en el decir histórico-cultural humano. Esto ayuda y estorba. 

Alguien amado del Señor, su siervo por decir su enviado, su ungido, su elegido, es triturado, hecho trizas por el sufrimiento.

En el aire está el escándalo que se levanta en los corazones por una víctima inocente.

Qué decir de nuestra sensibilidad humana crece a sus máximos de queja y reclamo cuando topa con el sufrimiento de una víctima inocente.

Es un escándalo para lo que creemos del Señor, porque pone en tela de juicio su bondad y el resto de su revelación, su designio.

Será que el Señor no ha encontrado otro lenguaje, para que el corazón humano se convierta de su dureza?

Y así el sufrimiento de la víctima inocente no es precisamente para reclamarle a Él, sino para que Él nos reclame a nosotros por nuestra falta de ternura y compasión para los demás.

A veces un padre o madre recurre al sufrimiento de algún hijo, negándole algún bien o satisfacción, para que despierte de su engreimiento y egoísmo, y mire más por sus hermanos.

y entregar su vida como expiación

Y así la expiación es ante sus hermanos, para que se conmuevan y salgan de su desvío de la fraternidad.

Por los trabajos de su alma verá la luz, 

el justo se saciará de conocimiento. 

En la fe activa que portamos se ofrece esa secreta voz que nos asegura, que los trabajos de la solidaridad y la fraternidad, no quedarán sin reconocimiento.

Mi siervo justificará a muchos, 

porque cargó con los crímenes de ellos

Es como si un representante de una víctima inocente proclamara ante los verdugos, que salgan de la culpabilidad de su crimen y daño, y se abran a una realidad de ternura, perdón y fraternidad.

Porque los victimarios necesitan una voz que los haga encontrar el camino de vuelta y mostrar su conversión en la reparación del daño.

Salmo responsorial: 32



REFLEXIÓN

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Pero que venga como una responsabilidad para ser misericordiosos con los hermanos y las víctimas, que puedo producir en mi existencia. Las que produzco intencionalmente pero también por omisión.

Por eso pedimos las entrañas de misericordia del Dios leal, para hacernos en nuestra escala como Él.

Hebreos 4, 14-16



REFLEXIÓN

ha atravesado el cielo

En esto radica la angustia existencial humana ante la evidencia de su final eventual pero seguro: la inseguridad sobre el reinado de Dios.

Porque no es suficiente despejar la existencia o no de Dios, sino lo que significa en términos salvíficos: es qué tiene consecuencia signficativas para mi vida? Para nuestro mundo?.

Por eso Jesús contribuye a nuestra fe en nosotros como humanidad, con destino significativo, porque en él se revela la comunicación del Misterio del Señor. En él el cielo está abierto.

acerquémonos con seguridad

La seguridad nos la da el mediador, no el resultado pronosticado por nuestra sabiduría.

Marcos 10, 35-45



REFLEXIÓN

"Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir."

La ambición y el poder son nuestros acompañantes frecuentes y constantes. Están disponibles para que aparezcan en cualquier coyuntura de poder, o cuando creemos estar cerca de él. Los seguidores de Jesús eran muy ambiciosos y esperaban, como mercenarios, recibir buena paga.

Nos extrañamos de la impureza de las motivaciones nuestras y de otros, en las mejores causas. Más bien es con lo que debemos contar inicialmente.

¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?

El siervo Jesús deberá enderezar esos mercenarios a una conversión de servicio al reino. El sufrimiento ayudará a ver, en el testimonio de sus seguidores, que no iban por ambición de poder.

el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos

Los creyentes de Jesús de Nazareth con nuestro sufrimiento podemos dar testimonio a favor de Jesús: víctima inocente, y del compromiso para la reparación solidaria a toda víctima inocente.

Porque nuestra solidaridad no es un generoso excedente de nuestra bondad, sino una deuda de reparación frente a un orden injusto, que se manifiesta poblando la creación con víctimas inocentes.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1449706225520848899?s=20

motivaciondehoy


COMPARTIR LA PALABRA

Domingo 29 de tiempo ordinario

Isaías 53, 10-11

Salmo responsorial: 32

Hebreos 4, 14-16

Marcos 10, 35-45