lunes, 4 de noviembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 31 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 2, 1-4



REFLEXIÓN

No obréis por rivalidad ni por ostentación, 

dejaos guiar por la humildad y 

considerad siempre superiores a los demás

No parece entonces que con nuestro tiempo se inventó la rueda, porque tenemos iguales o parecidos defectos en nuestra vida de relación y de sociedad: competitividad, arrogancia y soberbia, todo ello en nombre de la autoestima.

Si es bueno para mi autoestima, es bueno para mí, se dice.

No se enfatiza por igual la altero estima, que significa considerar superiores a los demás.

Porque la auto y la altero son valoraciones que hacemos de nosotros en el contexto de la valoración de los demás.

El objetivo debía consistir en promover la estima propia con tal de no perjudicar la de otros. Y promover la ajena con tal de perjudicar la mía.

A lo que nos debe llevar, por lo tanto, es a una comunidad: un modo de convivir en el que todos nos veamos incluídos en el respeto y aprecio.

Salmo responsorial: 130



REFLEXIÓN

Sino que acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre

Si nuestra educación por el ejemplo y testimonio se volcara pronunciadamente a incoar el autocontrol quizás lograríamos mejores personas, parejas, familias y ciudadanos.

Fluirían entonces los valores democráticos que permiten la participación, el consenso y la convivencia armoniosa.

Parte de nuestros males, entonces, somos los educadores, líderes, dirigentes y pastores de todo tipo, porque nuestro ejemplo no es íntegro, sino que en alguna forma nos infecta la corrupción de la autoestima a costa de la altero estima.

Lucas 14,12-14



REFLEXIÓN

no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Ser correspondidos en las relaciones amistosas es la expectativa común y la motivación que nos mantiene en ellas. Es un canon del mundo y se mira mal a quien no corresponde. Pronto es aislado y orillado.

Muchos llamados a la evangelización caen en el pantano del amiguismo y la correspondencia. Se olvidan de migrar frecuente y constantemente a los pobres que no pueden o no quieren corresponder.

invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos

Si vamos a trabajar como servidores del evangelio debemos convencernos que la correspondencia es de otro nivel, de otro tipo. 

Esperarla no nos corrompe como otra clase de correspondencia. 

Para organizar una sociedad solidaria, como alternativa de la sociedad codiciosa, se requiere fe, esperanza y ágape orientados a la fraternidad 

Y orientados también, pero no menos, al fin, cual es la comunidad eterna del Padre. 

Se trata de una inversión a largo plazo, que convoca pocos inversionistas.

Éstos más bien están interesados en ganancias materiales rápidas y exorbitantes y sin tasas impositivas. Además de codicia padecen de avaricia.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1587042610329358339?s=20&t=HkdZJZY65xGmB-i-7KxL2g

motivaciondehoy


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Año Par

Filipenses 2, 1-4

Salmo responsorial: 130

Lucas 14,12-14

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 

Orígenes, presbítero, Sobre los principios
(Lib 2, 6, 2: PG 11, 210-211)
Sobre el misterio de la encarnación del Verbo

De todas las cosas milagrosas y magníficas que de Cristo pueden referirse, hay una que rebasa absolutamente la admiración de que es capaz la mente humana y que la fragilidad de nuestra mortal inteligencia no acierta a

comprender o imaginar: que la omnipotencia de la divina majestad, la misma Palabra del Padre, la propia sabiduría de Dios, en la cual fueron creadas todas las cosas, visibles e invisibles, se haya dejado encerrar dentro de los límites de aquel hombre que hizo su aparición en Judea, como nos asegura la fe. Más aún: que la sabiduría de Dios haya entrado en el seno de una mujer, que nació como un niño entre vagidos y lloros lo mismo que los demás niños; finalmente, que, según se nos informa, se sintió turbado ante la muerte, como él mismo confiesa diciendo: Me muero de tristeza; y, por último, que fue condenado a la muerte  que los hombres tienen por más ignominiosa, si bien resucitó al tercer día.

Y como hallamos en él rasgos humanos que en nada parecen diferenciarle de la común fragilidad de los mortales, y rasgos hasta tal punto divinos que no son atribuibles sino a aquella primera e inefable naturaleza de la deidad, la humana inteligencia queda como paralizada por la ansiedad, y víctima de estupor ante comprobaciones tan dignas de admiración no sabe adónde dirigirse, a qué

atenerse o qué partido tomar. Si se siente inclinado a reconocerlo como Dios, lo

contempla mortal; si lo considera hombre, he aquí que lo ve retornar de entre los muertos cargado de despojos y derrocado el imperio de la muerte.

Por lo cual, hemos de proceder en nuestra contemplación con gran temor y reverencia, para que de tal modo se demuestre en una y misma persona la realidad de ambas naturalezas, que ni se piense nada indigno ni indecoroso de aquella divina e inefable sustancia, ni tampoco se consideren unos

acontecimientos históricos como falsas o ilusorias apariencias. Expresar estas cosas a un auditorio humano y tratar de explicarlas con palabras, es algo que supera las fuerzas tanto de nuestro mérito como de nuestro ingenio. Y pienso que incluso rebasaba la misma capacidad de los santos apóstoles; y hasta es muy posible que la explicación de este misterio transcienda todo el orden de las potencias celestes.