martes, 5 de noviembre de 2024

PALABRA COMENTADA

Martes 31 de tiempo ordinario

Filipenses 2, 5-11




COMENTARIO

 Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.

Una traducción más literal del griego se traduciría como”En todo tengan o sean en uds. entrañables como Jesús” O: “tengan en uds. las entrañas que caracterizan a Jesús”.

La antropología subyacente en nuestro pensamiento occidental del siglo XXI adjudica a los sentimientos una gran carga favorable hasta el punto que algunos teóricos caracterizan nuestra época como emotivista.

Pero en el origen el genio de la cultura aramea a la que el evangelio deja asomar en su griego de uso común o koiné indica una cualidad de sentir que físicamente se ubica en la región cercana al diafragma y el corazón que quizás podemos traducir aproximadamente como afectarse o dejarse afectar.

Se trata de una experiencia que brota de lo profundo de la persona por la cual se identifica o se distancia de una persona, una idea o causa, una situación que lo saca de su indiferencia.

San Ignacio de Loyola en los ejercicios hace alusión a una experiencia de todo el hombre que puede asemejarse cuando describe un tipo de consolación que se piensa es de Dios nuestro Señor de tal manera que no puede dudar que sea de Él.

Cuántas veces en nuestra vida hemos llegado a ese punto, de tal manera que contamos con un criterio de seguimiento de la voluntad de Dios?

Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Pablo recoge este himno cantado entre cristianos que tempranamente expresaba la subjetivación de Jesús de Nazaret, como Hijo de Dios abajado (kenótico).

Pablo se afecta o abre sus entrañas al modo que Jesús para exhortar a que su comunidad se mantenga en una fe que abre sus entrañas como Jesús, para ser capaces de seguirse abajando por los demás.

Parece resonar aquellas palabras de Jesús que hablan del mayor amor que tiene el amigo que da la vida por los amigos.

Salmo responsorial: 21



COMENTARIO

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor

Se trata de una revolución de la justicia, tal como la conocemos y la practicamos.

Para entrar en su comprensión plena hay que afectarse, abrir las entrañas en seguimiento del Jesús abajado.

Lucas 14, 15-24




COMENTARIO

Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."

En esto consiste la justicia del reino: abrirse como festín a quienes menos dignidad tienen a los ojos del mundo.

Los que son como ellos tiene las entrañas preparadas para entender el sentido del reino como la dicha de un banquete que estrecha lazos entre los dispuestos a compartir.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1323593506934456322?s=20

motivaciondehoy


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Martes 31 de tiempo ordinario

Filipenses 2, 5-11

Salmo responsorial: 21

Lucas 14, 15-24

DOCTORES DE LA IGLESIA

BEATO CARLO

 

De los sermones de San Bernardo de Clarava(Sermón 21, 1-3: Opera omnia, Edit Cister t. 6, 1, 1970, 168-170)La ciencia de los santos consiste en sufrir aquí temporalmente y deleitarseeternamente.

El Señor condujo al justo por sendas llanas, le mostró el reino de Dios, y le dio a conocer los santos. Dio éxito a sus tareas e hizo fecundos sus trabajos. Justo es

el que desde el principio del discurso se acusa a sí mismo; justo es también el que vive por la fe; justo es asimismo el que va seguro. El primero es indudablemente bueno porque está a punto de emprender el camino; el segundo es mejor porque ya corre por él; el tercero es óptimo porque se aproxima ya al final del camino.

El Señor condujo al justo por sendas llanas. Las sendas del Señor son sendas rectas, sendas deleitosas, sendas plenas, sendas planas. Rectas, sin desviaciones, porque conducen a la vida; deleitosas sin detritos, porque enseñan la pureza; plenas de una muchedumbre, porque todo el mundo está ya dentro de la red de Cristo; planas, sin ninguna dificultad porque comunican suavidad. Su yugo es efectivamente suave y su carga ligera.

Le mostró el reino de Dios. El reino de Dios se concede, se promete, se muestra, se percibe. Se concede en la predestinación, se promete en la vocación, se muestra en la justificación y se percibe en la glorificación. A eso se refiere aquel texto: Venid vosotros, benditos de mi Padre: heredad el reino. Y así se expresa también el Apóstol: A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó. En la predestinación se manifiesta la gracia; en la

vocación, la potencia; en la justificación, la alegría; en la exaltación, la gloria.

Y le dio la ciencia de los santos (Vulg.). La ciencia de los santos consiste ensufrir aquí temporalmente y deleitarse eternamente. La ciencia de los malos sigue un proceso inverso: está la ciencia del mundo que enseña la vanidad y está la ciencia de la carne que enseña la voluptuosidad.

Dio éxito a sus tareas. ¿Acaso nosotros mismos no tenemos éxito en nuestras tareas cuando todo lo que hacemos lo realizamos bajo el signo de la unidad, de modo que entre nosotros no haya pesas desiguales y medidas desiguales, pues ambas cosas las aborrece el Señor? ¡Ay de nosotros si nos alegrásemos, a no ser en Cristo y por Cristo! ¡Ay de nosotros si ofreciéramos una pobreza venal!

E hizo fecundos sus trabajos: bien aquí abajo en la perseverancia, manteniéndose firme hasta el final en la justicia; bien allí arriba en la gloria, gozándose eternamente. Felices ambos complementos, pues aquí abajo el justo

muere colmado de días, y allí arriba nace para años sin término. Colmado en ambos sitios: aquí de gracia, allí de gloria, pues el Señor da la gracia y la gloria. Amén.