jueves, 17 de julio de 2025

DOCTORES DE LA IGLESIA



 

Jueves, XV semana
San Ambrosio Tratado sobre los misterios 29-30.34-35.37.42

Al salir de la piscina bautismal, fuiste al sacerdote Considera lo que vino a continuación. Es lo que dice el salmista: Es ungüento precioso en la cabeza, que va bajando por la barba, que baja por la barba de Aarón. Es el ungüento del que dice el Cantar de los cantares: Tu nombre es como un bálsamo fragante, y de ti se enamorar las doncellas. ¡Cuántas son hoy las almas renovadas que llenas de amor a ti, Señor Jesús, te dicen: Arrástranos tras de ti; correremos tras el olor de tus vestidos, atraídas por el olor de tu resurrección! Esfuérzate en penetrar el significado de este rito, porque el sabio lleva los ojos en la cara. Este ungüento va bajando por la barba, esto es, por tu juventud renovada, y por la barba de Aarón, porque te convierte en raza elegida, sacerdotal, preciosa. Todos, en efecto, somos ungidos por la gracia del Espíritu para ser miembros del reino de Dios y formar parte de su sacerdocio. Después de esto, recibiste la vestidura blanca, como señal de que te habías despojado de la envoltura del pecado y te habías vestido con la casta ropa de la inocencia, de conformidad con lo que dice el salmista: Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. En efecto, tanto la ley antigua como el evangelio aluden a la limpieza espiritual del que ha sido bautizado: la ley antigua, porque Moisés roció con la sangre del cordero, sirviéndose de un ramo de hisopo; el Evangelio, porque las vestiduras de Cristo eran blancas como la nieve, cuando mostró la gloria de su resurrección.

REFLEXIÓN

Una forma de visualizar la salvación redentiva que aporta el crucificado resucitado se muestra el la categoría de regeneración: volver al punto original, sin lastre de malicia y perversión. Volver a ser buenos! Volver al amor primero! Volver a creen en mí y los demás! Es lo que se denota con la blancura recuperada por la luz que nuevamente baña de Espíritu lo profundo del ser. No es blancura de piel, como una señal de discriminación racial, porque todos de todo los colores estamos anhelando tal blancura de regeneración. Si no que lo digan los encarcelados quienes sueñan con una segunda oportunidad.

miércoles, 16 de julio de 2025

PALABRA COMENTADA

Nuestra Señora del Carmen


  • Primera Lectura

    Éxodo 3:1-6, 9-12

    1Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; solía conducirlo al interior del desierto, llegando hasta el Horeb, el monte de Dios.
    2El ángel del Señor se le manifestó en forma de llama de fuego en medio de una zarza. Moisés miró: la zarza ardía pero no se consumía.
    3Y se dijo Moisés: «Voy a acercarme y comprobar esta visión prodigiosa: por qué no se consume la zarza».
    4Vio el Señor que Moisés se acercaba a mirar y lo llamó de entre la zarza:
    —¡Moisés, Moisés! Y respondió él: —Heme aquí.
    5Y dijo Dios:
    —No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es tierra sagrada.
    6Y añadió:
    —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Moisés se cubrió el rostro por temor a contemplar a Dios.
    9Así es, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto además la opresión a que los egipcios los someten.
    10Ahora, pues, ve: yo te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel, de Egipto.
    11Moisés respondió a Dios:
    —¿Quién soy yo para ir al Faraón y para sacar a los hijos de Israel de Egipto?
    12Y le dijo Dios:
    —Yo estaré contigo, y ésta será la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en este mismo monte.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 103:1-4, 6-7

    1De David.
    Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Nombre santo.
    2Bendice, alma mía, al Señor,
    no olvides ninguno de sus beneficios.
    3Él es quien perdona tus culpas,
    quien sana tus enfermedades.
    4Quien rescata tu vida de la fosa,
    quien te corona de misericordia y compasión.
    6El Señor hace obras justas
    y justicia a todos los oprimidos.
    7Él mostró sus caminos a Moisés,
    sus hazañas, a los hijos de Israel.

  • Evangelio

    Mateo 11:25-27

    25En aquella ocasión Jesús declaró:
    —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños.
    26Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
    27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.