lunes, 4 de octubre de 2021

 


Lunes, XXVII semana

San Ambrosio Tratado sobre Caín y Abel 1,9,34.38-39

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso, se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios. Y le dijo: «Levántate, vete: tu fe te ha salvado». Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre, haciéndote ver cómo complace en darnos sus bienes, para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia, no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque, con frecuencia, las largas oraciones van acompañadas de vanagloria, y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia. Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello, tu oración se hace recomendable por tus obras

REFLEXIÓN

La oración, cualquiera forma que adopte, tiene una sede: el corazón, el centro del Santo de los Santos en nuestra persona, no únicamente en nuestra dimensión interna sino en la totalidad de nuestra existencia libre y voluntaria. Allí donde nos rendimos, nos confesamos con sinceridad y lealtad, donde nos entregamos sin reservarnos nada, donde fraguamos en medio de muchos conflictos a veces, la buena acción, el seguimiento generoso, la dedicación que se olvida de sí mismo, donde permanece el reino de Dios en nosotros, lejos del amor propio, querer e interés.

domingo, 3 de octubre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 27 de tiempo ordinario

Génesis 2, 18-24



REFLEXIÓN

"No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude."

En la óptica bíblica de la Palabra en este relato se privilegia el valor productivo del ser humano: no debe estar solo y se le dará alguien que ayude. Ayudar en la productividad, porque en una economía agrícola la mano de obra es importante y mucho más si la ayuda puede concebir otros ayudantes. Por eso la palabra hebrea para mujer será entre otros sentidos la cargadora de hijos.

Nuestro horizonte antropológico actual sobre la calidad de la soledad del ser humano se orienta más a la dimensión afectiva, que a la dimensión productiva, incluso en la sociedad de mercado, donde se aprecia mucho el concepto de equipo de trabajo, de tareas. Claro con la finalidad de producir mejor.

Y cuando se habla de superar la soledad se piensa en la necesidad que tiene el corazón de un apoyo sentimental.

Sin embargo en nuestros países pobres, en donde se da un empleo que invade hasta las horas para estar con la familia, la ayuda al hombre-mujer jefe de familia la constituye otro ingreso económico, para poder subsistir al menos.

Se puede dar la paradoja que ese otro ingreso no requiere ser de una ayuda del otro sexo, sino que basta con que sea del mismo.

Es posible que una ayuda para la soledad afectiva y productiva del hombre/mujer sea hoy alguien que no es precisamente el sexo contrario y sin embargo para los fines de ayuda nos podemos dar por bien servidos.

Así nuestro mundo muestra semejanzas con la antigua cultura bíblica pero también diferencias, y la Palabra puede seguir iluminando nuestro discernimiento humano, cultural y espiritual.

"¡Ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne."

Pero se dará en esos caso la unión en una sola carne bíblica? Se referirá esa expresión a la materialidad de la unión física entre hombre y mujer? Porque otras uniones físicas también son posibles. Se referirá al aspecto de complemento? Porque hay uniones del mismo sexo que confiesan un satisfactoria complementariedad. Hemos de dudar de eso?

Los acentos para la comprensión de la Palabra en nuestro mundo se ponen más bien en la significatividad de la unión que pueden producir dos carnes en una unidad física, moral, afectiva.

Y haríamos bien, como hermanos en la fe, en abrir nuestra comprensión a maneras no tradicionales de ser una sola carne para solventar la soledad humana, ya que la Palabra transforma toda realidad humana para su designio.

Salmo responsorial: 127



REFLEXIÓN

Dichoso el que teme al Señor / y sigue sus caminos

Hagamos del temor reverencial de quienes extraen la imagen del Señor de los fenómenos naturales tremendos, un cambio de sentido, y más bien temamos al Señor cuando nos cerramos a la novedad de los caminos, que su Palabra va abriendo ante nosotros.

Porque si la unión en una sola carne y la ayuda a la soledad humana se puede entender en otros sentidos actualmente, es que nos encontramos ante su designio del reino de vida.

Tu mujer, como parra fecunda, / en medio de tu casa; / tus hijos, como renuevos de olivo, / alrededor de tu mesa

Porque la actual valoración de la mujer hace de ella una parra fecunda no por el sentido de una gran cantidad de hijos, sino porque lleva el sustento, en algunos casos mejor que un marido.

Hebreos 2, 9-11



REFLEXIÓN

perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación

Jesús de Nazareth sufrió una cruz, entre otras cosas, cultural. Unas costumbres sobre el dios nacional fueron confrontadas por la experiencia de Dios de la Palabra encarnada.

Ese mundo no lo toleró, en nombre del dios oficial y en eso se unieron dos culturas: la judía y la romana.

Marcos 10, 2-16



REFLEXIÓN

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre."

La fuerza de la unión en una sola carne es tal que no tiene sentido la desunión, el divorcio.

Unión que representa aquella que la Palabra en su designio pretende con nosotros: hombres y mujeres de fe.

Por eso es elevada a sacramento, por la fuerza que representa como signo de unión.

Es posible que lo que celebramos como unión no lo sea en la realidad? La administración eclesiástica lo reconoce así cuando admite el recurso de anulación.

Esto nos indica que llevar una relación humana a tal calidad de unión en una sola carne no es una empresa que se satisface con una celebración meramente ritual.

Se trata de un proceso como el del crecimiento en la fe, donde sea posible crecer como personas que se unen para una entrega y colaboración.

Contrario a lo que siente el mundo de lo desechable, es un proceso para toda la vida.

de los que son como ellos es el reino de Dios

La docilidad y confianza del niño pequeño en sus padres, es la que requerimos en nuestra fe a la Palabra para cumplir el designio.

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