jueves, 8 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Inmaculada Concepción

Génesis 3,9-15.20



REFLEXIÓN

tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí

Se recoge en este diálogo la primera reacción psicológica después de la desobediencia.

No responde la mujer sino el hombre, él tiene la vocería de lo que la mujer le empujó a hacer.

Se trata de una visión del hombre sin carácter, porque cede a su mujer.

Y de la mujer como tentadora, en continuación de la tentación incitada por la serpiente.

Una visión poco justa con la mujer de una cultura que la oprime. Y hasta de la serpiente, quien tiene su rol en un ecosistema.

Quizás la expresión de culpa que se muestra en el miedo que se verbaliza es la mala conciencia causada por la opresión cultural contra la mujer.

Con este relato se tiene la coartada perfecta para tenerla estigmatizada, y justificar su puesto en la sociedad.

Después de haberla considerado carne y hueso suyos ahora es la compañera que le tocó en suerte y que resultó tentadora.

Un reflejo de la ambigüedad del varón hacia la mujer: buena para la unión, pero no tanto para la convivencia en condiciones de igualdad.

No es extraño que hoy se plantee una cultura alternativa donde la mujer sea igual.

Aunque también puede plantearse una cultura donde la mujer se saque el clavo para convertirse en opresora, lo que también puede estar sucediendo.

"¿Quién te informó de que estabas desnudo?

Más bien la pregunta va hacia una información sesgada: quién te dijo que la desnudez es mala, como para ocultarse y tener miedo?

La desnudez era una condición inicial y primordial. Una transparencia reflejada en el cuerpo, sin miedo a dar cuentas.

Es hoy un atributo anhelado y exigido por las relaciones sociales e interpersonales.

Queremos y necesitamos la transparencia que consista en la autenticidad y la verdad. No sólo en la percepción de transparencia.

Es interesante que eso se lo exigimos al otro, no tanto a nosotros mismos.

Y que condenamos la falla en estos niveles hasta extremos de negar el perdón, y la oportunidad de cambio.

Somos terriblemente hipócritas.

Adán respondió: "La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí."

Ella respondió: "La serpiente me engañó, y comí."

La cuerda se rompió por lo más delgado: la serpiente.

Se demonizó el animalito por su capacidad de veneno, el cual utiliza en su defensa.

Muchas veces somos nosotros los intrusos de su habitat.

Pero los que etiquetamos somos nosotros, y era importante contar con un relato que victimizara a algo fuera de nosotros, para no cargar con toda la culpa.

Después de todo, el sentimiento de culpa es molesto y hasta aparece en las pesadillas.

No obstante el relato tiene un aporte: nosotros también somos responsables. No es suficiente ante el verdadero juicio, echar la culpa a otros.

La raíz del descontento con Dios es que Él representa una instancia en la que me veo tal como soy y entiendo mi responsabilidad tal como es, y me aflige el daño que realizo tal como sucede, todo sin cosmético, ni maquillaje, ni mentiras.

Esa instancia es bravía en la existencia y vivencia humanas. No cualquiera la soporta.

Podemos construir un estilo de vida evasivo de esa instancia, y edificarnos en el auto y altero engaño.

establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón."

Es una expresión enigmática, no corroborada por las culturas, porque la serpiente-si a eso vamos-es enemiga de mujeres y hombres.

Pero en el plano profético parece que tiene alguna salida comprensible: se da una cierta mujer, una calidad de mujer, una mujer con misión de colaboración en la misión redentora de Jesús.

Como paradigma de otra mujer, otro estilo de compañera, que no debe ser reducida sólo a su rol materno, sino también como pareja.

De una mujer así se puede esperar una relación diferente, un varón diferente, un orden de cosas diferente.

El contexto social de la Palabra en general se desarrolla donde la valoración primaria es el varón, entre otras cosas por su calidad de productor de bienes y de mano de obra para la producción de bienes.

La mujer, excepto figuras aisladas, se ubica en un segundo orden. Ella es la primera en la lista de animales útiles.

Se trata de una sociedad patriarcal. De allí los acentos que pone la palabra humana en la Palabra, que en contextos diferentes al Patriarcal, como el matriarcado, o el pluralista de hoy, se vean obsoletos.

Sin embargo en los textos como el de la fiesta de hoy surgen narraciones de acontecimientos que se remontan a una era casi mitológica, y funciona el lenguaje como una simbología.

Encontramos que el varón echa la culpa a la mujer, dentro de la mentalidad de la fémina tentadora.

Pero la mujer echa la culpa a la serpiente, lo que la equipara al varón en la actitud de rehuir la propia responsabilidad.

Ambos, no obstante su diferencia, son responsables y no asumen su responsabilidad, sino que se empecinan en parecer sólo víctimas.

Este empecinamiento de una victimización que exculpa de toda responsabilidad parece ser uno de los pensamientos seductores que distorsionan la libertad y dignidad humanas en nuestro tiempo.

Pero la Palabra reserva una situación nueva, liberadora del contexto social Patriarcal y de la culpa, por nuevos símbolos de varón y mujer: la mujer que dará a luz confrontando a la serpiente símbolo del mal, y el varón, hijo de la mujer que vencerá ese mal, aunque también será herido.

Es decir, habrá una liberación basada en la lucha responsable de la libertad humana, la cual por supuesto, tiene su lastre.

Una mujer fuerte surgirá para superar a una mujer débil. Una mujer nueva frente a una caduca. Una mujer dispuesta para salvar, en vez de una lábil para caer.

Hoy en día la concienciación de la opresión y maltrato de la mujer por el varón, ha llevado a una formulación asertiva del valor de la mujer. Para lo cual nuestro texto es una base y punto de referencia.

Pero también esa revaloración lleva a una nueva formulación del varón, igual en dignidad a la mujer, compañero de ella en las tareas de la vida, y socio de ella en el proyecto de la realización personal y social.

La mujer para el hombre y él para la mujer son oportunidades de trascender al otro distinto, mejor que trascender al otro igual.

Es una problemática de la homosexualidad que se empecina en no aceptar: que si bien es posible cierta alteridad, la más completa es la heterosexual, en la medida que no se reduzca a la mera sexo-genitalidad.

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Aun en el engaño se dan valores: el compartir de los compañeros en medio de una mala decisión.

Semilla de regeneración? Proceso de purificación? Esperanza de renovación?

Nada es tan absolutamente malo que no porte en su seno la esperanza del cambio.

La gracia es más que el pecado. El mal no lo puede todo, del todo, siempre.

Salmo responsorial: 97



REFLEXIÓN

El Señor da a conocer su victoria

No cabe duda, por el relato del Génesis, que el designio del Señor ha sido torpedeado por agentes adversos.

Alguien no quiere que las cosas salgan bien, y nosotros le hacemos el juego, aun sin saber.

Sin embargo Él nos hace saber que emerge victorioso y corrige rumbo cuantas veces sea necesario.

Lo suyo va!

se acordó de su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel

La Palabra expresa cómo es el Señor con nosotros, por eso es una Palabra para la salvación, porque la misma consiste en la comunidad salvífica formada con Él.

Los acentos sociales liberadores que se van dando en la historia, no exentos de la fatiga de la promoción social, van trayendo un nuevo modo de concebir la feminidad, que aporta la mujer a la humanidad.

Y afecta el modo de concebir al Señor, más que varón y más que mujer.

La experiencia de Dios ahora valora encontrar en Él a un Padre y a una Madre, un ser fiel pero un ser misericordioso.

Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios

Con más y más mujeres salvíficas capaces de superar el engaño de la serpiente y dar a luz generaciones diferentes.

Efesios 1,3-6.11-12



REFLEXIÓN

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

Vivimos para un designio fabuloso: construir un nuevo varón y una nueva mujer.

De manera que las diferencias en la expresión de las identidades y roles sexuales no deben ser vistas, sino como una riqueza que expresa la abundancia del ser del Señor.

Nuestro designio, del Padre para nosotros, para apropiarnoslo, es el amor: es Principio y Fundamento. Es alcanzable por contemplación.

Programa de vida, estrategia y estilo: el amor que el Señor nos dona en Jesús y nos mantiene en el Espíritu.

Es una fuerza y un poder que se despliega en proceso.

Es preciso creer en él para vivirlo, percibirlo, captarlo e irradiarlo.

Mientras se esté dando el proceso es auto-regenerativo y sanador. Sólo hay que entregarse a él.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos

La simbología: María, Madre, Comunidad, engendradoras para el Padre de hijos en Cristo se inicia por el bautismo, por la palabra, por el ágape o amor de solidaridad y fraternidad.

Esta corriente re-puebla la tierra y la regenera.

Mientras esta maternidad-paternidad se manifieste hay esperanza frente a la destrucción que vivimos.

Hubo ya en la Edad Media un gran teólogo que se llamó Duns Escoto, un franciscano, que dio la clave de la solución, dijo, fíjense bien en el gran argumento: Cristo es el redentor de todos los hombres, también María es redimida, pero hay dos clases de redención; una redención, la que salva de la caída, uno que ha caído y le sacan del hoyo donde cayó, del abismo donde cayó, es un redimido, y así nos ha redimido a todos Cristo porque todos hemos caído en el abismo del pecado original, todos nacemos manchados con esa desobediencia de Adán. Pero hay otra segunda clase de redención que se llama una redención de preservación, una redención que consiste en no dejar caer, en decirle: antes de que caigas al abismo, te recojo en mis brazos y te mantengo elevada; como todos los que han caído, tú no has caído, pero debías haber caído, yo te he preservado por un amor especial. (Homilia de Monseñor Romero para el día de hoy (8 de Diciembre de 1977)

Lucas 1,26-38



REFLEXIÓN

una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David

Nosotros buscamos los signos de excelencia para estar seguros de una predestinación.

Nada de eso se da en la selección de Dios sobre la ciudad, la doncella, el varón y la estirpe elegidas.

Más anonimato, oscuridad, falta de protagonismo no se puede lograr si se quisiera.

Aquí no hay trazas de una historieta de héroes, con orígenes altisonantes.

Este contexto común será el que transmita la pareja que recompone a Adán y Eva en Jesús y María.

Es un grupo que puede estar desnudo sin miedo, porque no sabe lo que es la culpa.

"¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?"

En un mundo sexista como el de hoy se quiere hacer ver este texto como obra de un maniático obsesionado por el trauma sexual, que encumbra la virginidad en una cultura donde ese valor no existe apenas.

Sin embargo con todo lo bueno que ha tenido y tiene la revalorización de la actividad sexual en el desarrollo humano, hay que reconocer que tampoco es la panacea, ni la salvación.

También acarrea problemas, conflictos, malestar, desviaciones y crímenes.

Ese podría ser un mensaje positivo del texto lucano: el sexo no lo es todo.

La vida de Dios viene en otra forma, utiliza otros canales, aunque sea el mismo Dios el que valorice la prole de la estéril.

En esta revelación se nos muestra que otra vida es posible y deseable.

Esa vida se mostrará abierta a la comprensión de los llamados, los que entienden que un Espíritu Santo puede engendrar.

Otros verán en María una adúltera, digna de muerte. De ese foso de suspicacia es salvado su pareja José.

Nuestra María es un paradigma de nueva mujer. Sexuada sí, objeto sexual no.

Y ni siquiera el feminismo más activista ha podido desvirtuar esta tentación machista.

María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

La gracia alabada en María se advierte en su capacidad de tener como buena la palabra de Dios y disponerse a cumplirla.

Es evangelio en acción.

Los que escuchan la palabra y la ponen en práctica serán alabados por Jesús como su familia, su nueva familia.

Y María es más que familia biológica, porque antes vivió la gracia de la escucha y obediencia de fe.

Nuestra fe nos lleva a pulsar con frecuencia nuestra disposición y disponibilidad para el designio salvífico del Señor.

El evangelio como buena nueva es la proclamación de esa disposición y disponibilidad en Jesús y en María, para provocar nuestro seguimiento.

Los caminos de la gracia en María implicaron pasar por madre que engendró antes de la consumación del matrimonio: sospechosa de infidelidad.

Cuando en la historia las circunstancias parecen ir más allá de la voluntad de bien, y nos enredamos en la red de la vida, donde quizás no quisiéramos estar, podemos en la esperanza de Dios aliviarnos con el pensamiento de que todo está sostenido y animado por su Espíritu y que en el proceso histórico, las cosas irán madurando y aclarándose, hasta la vigencia de la gracia definitiva.

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