Domingo 2 de Adviento A
Isaías 11,1-10
REFLEXIÓN
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su
raíz florecerá un vástago.
Una vida
nueva trae un cúmulo de probabilidades, que en esperanza se desean benditas.
En el
profeta un vástago real afirma una dinastía, libra de guerras de sucesión y sus
males, lo que resulta en estabilidad y cierta paz.
En
Jesús, que creemos como Iglesia que cumple las expectativas a plenitud, se
realiza un cumplimiento parcial, limitado como prenda del todo que el Padre
está dispuesto a cumplir: señales de salud, vitalidad, gozo, sabiduría y
conocimiento, autoridad responsable y cuidadosa, en suma amor que repercute –en
multiformidad- para todo el ser y en todos los seres, sin distinción.
Eso es
lo que esperamos y anhelamos en este adviento.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de
prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y
temor del Señor
juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los
desamparados
Porque
son pecadores e injustos, pero sus condiciones los han orillado a esa
injusticia.
Y
merecen un juicio más justo.
La
medida de la equidad hacia el más vulnerable la dicta el amor más que la ley,
por más que en ella nos apoyemos por razones históricas y contingentes.
El amor
se enamora, pero no se impone ni se oprime.Porque sus secuelas violentas
malversarán la justicia del amor.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con
el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los
pastoreará. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león
comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura
meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo
mi monte santo: porque está lleno el país de la ciencia del Señor, como las
aguas colman el mar.
Esta
visión, que emerge sobre contrastes que sugieren enemistad, ley de la selva,
insubordinación frente al hombre y a la vez armisticio, paz entre enemigos,
cese del fuego, colaboración, compañerismo, amor entre desiguales; nos viene
bien en nuestro tiempo plagado de diferencias que se enfrentan, de reclamos y
demandas, de violencia que cobra violencias, en un trámite que no da tregua.
Nuestro
tiempo es el líder en medios de comunicación de todo tipo en tendencia
creciente.
Una
secuela que se viene dando es la discrepancia persistente, individualizada y
grupalizada, en relación a otros. De modo que el consenso es cada vez más un
ave rara.
Salmo responsorial: 71
REFLEXIÓN
Que en sus días florezca la justicia/ y la paz hasta que
falte la luna
Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía
protector; / él se apiadará del pobre y del indigente, / y salvará la vida de
los pobres
No sólo
le hará justicia en su injusticia, sino en su clamor de justicia.
Como
Zaqueo a quien visita la salvación y produce justicia para los que ha abusado.
La
justicia del corazón convertido es un gesto de amor, que se apresura a reparar
los daños causados, compensar la aflicción infligida y juntarse para caminar a
un destino común, junto a sus antiguas víctimas.
Romanos 15,4-9
REFLEXIÓN
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo
que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de
acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo
El ejercitante de los ejercicos ignacianos está
llamado a la experiencia de la consolación y desolación en la escucha intensiva
de la Palabra del Señor.
Este tanteo agridulce, aprendizaje del Espíritu
Santo, va construyendo un crecimiento desde dentro pero proyectivo, que no se
detiene a lo largo de toda la vida.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de
Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para
probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas;
y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su
misericordia. Así dice la Escritura: "Te alabaré en medio de los gentiles
y cantaré a tu nombre."
Jesús de Nazareth, Palabra de Dios encarnada e
historizada y pneumáticamente perpetuada, ha modelado para nosotros el
evangelio para toda cultura: la de la promesa judía y la gentil.
Son dos ejes que como constantes hayamos en toda
civilización aparecida en la historia de la humanidad:Promesa y búsqueda,
Revelación y fe, tanto creyente como filosófica y científica. No hay ámbito por
fuera de la vinculación a esta Palabra de Dios, no hay ser humano sin Buena
Nueva.
Mateo 3,1-12
REFLEXIÓN
confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán
Se preparaban para recibir el perdón, no lo
recibían en efecto.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego
Porque el fuego transforma por la combustión. En
Jesús se nos ha concedido un Espíritu de transformación, en una quema ardorosa
que toma toda nuestra existencia.
Dejarse quemar para transformarse por parte del
Espíritu, es nuestro proyecto y el designio del Padre.
No hay quema sin dolor, que purifica y separa lo
que se ha de destruir de lo que se preservará.
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