domingo, 13 de diciembre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 Domingo III

San Agustín Sermón 293,3

Juan era la voz, pero el Señor es la Palabra que en el principio ya existía. Juan era una voz provisional; Cristo, desde el principio, es la Palabra eterna. Quita la palabra, ¿y qué es la voz? Si no hay concepto, no hay más que un ruido vacío. La voz sin la palabra llega al oído, pero no edifica el corazón. Pero veamos cómo suceden las cosas en la misma edificación de nuestro corazón. Cuando pienso lo que voy a decir, ya está la palabra presente en mi corazón; pero, si quiero hablarte, busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que está ya en el mío. Al intentar que llegue hasta ti y se aposente en tu interior la palabra que hay ya en el mío, echo mano de la voz y, mediante ella, te hablo: el sonido de la voz hace Llegar hasta ti el entendimiento de la palabra; y una vez que el sonido de la voz ha llevado hasta ti el concepto, el sonido desaparece, pero la palabra que el sonido condujo hasta ti está ya dentro de tu corazón, sin haber abandonado el mío. Cuando la palabra ha pasado a ti, ¿no te parece que es el mismo sonido el que está diciendo: Ella tiene que crecer y yo tengo que menguar? El sonido de la voz se dejó sentir para cumplir su tarea y desapareció, como si dijera: Esta alegría mía está colmada. Retengamos la palabra, no perdamos la palabra concebida en la médula del alma.



REFLEXIÓN

El protagonismo que ansiamos y imponemos, creemos lo merecemos. Hemos sido educados para realizarnos, para ser líderes, para brillar. Sin autosuficiencia y prepotencia no creemos ser nadie, tememos nos invisibilicen. Hay necesidad de una conversión muy profunda para entender que en la economía de salvación, la pequeñez es sacramento de Dios, y el último lugar no es una ubicación provisional, sino el auténtico lugar a menos que se de una revaloración divina.

sábado, 12 de diciembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 



Nuestra Señora de Guadalupe

Zacarías 2,14-17




REFLEXIÓN

vengo a habitar en ti -oráculo del Señor

Como oráculo de la divinidad puede confundirse, en este tiempo de relatividad religiosa, con cualquier sitio de oráculos, donde se acudía para tener contacto con el destino, que siempre se muestra incierto.

Pero en este caso la Palabra avisa que viene a nosotros, como nosotros. Ya no hay que buscarlo más fuera de nosotros, porque en nosotros está, el más amigable de los dioses que conozcamos.

La Palabra nos trae un texto que separa las biblias protestantes o reformadas de las católicas.

Aquellas porque buscan mayor fidelidad a las fuentes originales, lo que también argumentan las católicas.

Sin embargo las ideas de este texto y sus imágenes no son exclusivas, sino que resuenan en otros textos proféticos como Sofonías o Isaías. Así que tampoco se trata de inventar algo.

El Señor promete morar, convivir, inhabitar. Es la antigua aspiración humana: llegar a ser Dios o de Dios. Identidad y pertenencia con lo máximo.

Pero el texto nos enfatiza que no es nuestro anhelo o proyección el que hace la convivencia divina, sino Dios que viene a nosotros.

Porque la Palabra está dirigida a Sión, ciudad de David, Jerusalén, ciudad de Paz. Pero los católicos la trasladaron desde temprano a María, la madre de Jesús, y también a nosotros, el pueblo del Señor.

sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti

Saber algo o saber de algo indica sabiduría. Se trata de algo vivencial. De un sexto sentido, que resuena y vibra con el paso del Señor.

Es así como debe proceder nuestra fe. Como un sonar ante la presencia del objeto configurado. Por el bautismo hemos sido configurados a la fe en el Padre y debiéramos vibrar con su presencia.

Salmo responsorial 95

Cantad

Proclamad

Aclamad

Decid



REFLEXIÓN

Sabiduría de la fe como proceso que celebra, afirma, da gloria y comunica su vivencia de la Palabra.

Es precisamente lo que la comunidad creyente celebra y festeja de María, la madre del Señor: que es un modelo de fe.

él gobierna a los pueblos rectamente

El Señor de nuestra fe gobierna rectamente por estar en medio de su pueblo, y escuchar lo que dice.

Lucas 1,39-45




REFLEXIÓN

María se puso en camino y fue aprisa a la montaña

Para María la experiencia del Señor encarnado en ella deviene servicio, sensibilidad y cuido.

Una mostración inmediata del efecto de la Palabra, que interviene en la historia para transformarla en una mejor calidad.

Le vino bien a María ocultarse un poco donde su prima, porque estaba encinta y no se había casado. Corría peligro en su aldea de origen, si se llegaba a saber.

Pero también deseamos reconocer en su gesto la solidaridad que lleva a prestar servicio a quien lo puede necesitar, más allá de las propias e inciertas circunstancias.

Una consecuencia de su fe y una consecuencia de su misión, que ya germina en su seno.

Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá

María que aprendió en el Espíritu a creer, será la maestra que enseñe a Jesús, también a creer y reconocer la fe, que le permite sanar.Y a encontrar en las consecuencias y receptividad de la fe en otros, una confirmación de esa fe. Como nos enseña Ignacio en los Ejercicios Espirituales.

 

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COMPARTIR LA PALABRA

Zacarías 2,14-17

La repercusión de este cambio es global: todos los pueblos llamados e invitados al nuevo paradigma de conversión y servicio.

Salmo responsorial 95

Con los modelos que se nos ofrece en el evangelio la alabanza de esta Salvación brota del corazón, como engrandecimiento del Dios de la historia

Lucas 1,39-45

María se presenta donde su pariente Isabel, para compartir su don, y convivir la alegría de la salvación por el Espíritu Santo. Así modela en compartir y en solidaridad la comunidad eclesial que irá tras las huellas de su hijo. Compartir que se ve en Pedro al comienzo de la comunidad cuando anuncia al justo que pasó haciendo el bien, y el Espíritu usó de sus palabras para traspasar los corazones y provocar la conversión. Juan hijo de Isabel se alegra con el Espíritu de Jesús aún en el seno de María, y modela la conversión de los que integren la comunidad eclesial.El canto de María a continuación resume la grandiosidad del momento como historia de Salvación, cambiio definitivo de paradigma en la comunión con Dios y los seres humanos y éstos entre sí.