miércoles, 26 de mayo de 2021

 

Miércoles, VIII semana
San Agustín Confesiones 10,26,37—29,40



Señor, ¿dónde te hallé para conocerte –porque ciertamente no estabas en mi memoria antes que te conociese–, dónde te hallé, pues, para conocerte, sino en ti mismo, lo cual estaba muy por encima de mis fuerzas? Pero esto fue independientemente de todo lugar, pues nos apartamos y nos acercamos, y, no obstante, esto se lleva a cabo sin importar el lugar. ¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y, a un mismo tiempo, respondes a todos los que te interrogan sobre las cosas más diversas. Tú respondes claramente, pero no todos te escuchan con claridad. Todos te consultan sobre lo que quieren, mas no todos oyen siempre lo que quieren. Optimo servidor tuyo es el que no atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti escuchare.

REFLEXIÓN

La Verdad de Dios es un Tú, que buscamos y cuestionamos más que lo que escuchamos. Aplicamos nuestro uso común ordinario, que es decir, opinar, hablar sin casi descanso. Pero menos el escuchar y asimilar lo que se nos pueda decir. Dios ama el silencio y es silencio, en el cual se nos comunica, si estamos abiertos a escuchar.

¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.

REFLEXIÓN

El Señor pasa de incógnito, pero no se queda anónimo, porque quien lo experimenta, sabe que es Él y que Él es. Es un Amor primero, posicionado en nuestro centro, quizá olvidado pero disponible.

 Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será realmente viva, llena toda de ti. Tú, al que llenas de ti, lo elevas, mas, como yo aún no me he llenado de ti, soy todavía para mí mismo una carga. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas, dignas de ser aplaudidas, y no sé de qué parte está la victoria. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Contienden también mis tristezas malas con mis gozos buenos, y no sé a quién se ha de inclinar el triunfo. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; tú eres misericordioso, y yo soy miserable. ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo un servicio? ¿Quién hay que guste de las molestias y trabajos? Tú mandas tolerarlos, no amarlos. Nadie ama lo que tolera, aunque ame el tolerarlo. Porque, aunque goce en tolerarlo, más quisiera, sin embargo, que no hubiese qué tolerar. En las cosas adversas deseo las prósperas, en las cosas prósperas temo las adversas. ¿Qué lugar intermedio hay entre estas cosas, en el que la vida humana no sea una lucha? ¡Ay de las prosperidades del mundo, pues están continuamente amenazadas por el temor de que sobrevenga la adversidad y se esfume la alegría! ¡Ay de las adversidades del mundo, una, dos y tres veces, pues están continuamente aguijoneadas por el deseo de la prosperidad, siendo dura la misma adversidad y poniendo en peligro la paciencia! ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo sin interrupción un servicio? Pero toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia.

REFLEXIÓN

Más que el espacio, la temporalidad se hace sentir en la existencia humana. Y así se va construyendo nuestra inestabilidad, aunque disfrutemos largamente de las bondades de la vida. Y por eso la misericordia del Señor, que es su comprensión y compensación a nuestra inestabilidad, nos comparte su permanente solidez.

martes, 25 de mayo de 2021

 

MARTES 8 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Eclesiástico 35,1-15



REFLEXIÓN

Apartarse del mal es agradable a Dios, apartarse de la injusticia es expiación

Padecemos una cultura narcisista, porque toleramos mal la desaprobación de nuestros impulsos, aun cuando esté escrito hace mil años en leyes.

Nos vendría bien para nuestra ética y para nuestra maduración en el sentido de alteridad, considerar que guardar el mandamiento del Señor es apartarse del mal, dejar la complicidad con el daño, alejarse de seguir cometiendo injusticias.

No te presentes a Dios con las manos vacías; esto es lo que pide la ley. La ofrenda del justo enriquece el altar, y su aroma llega hasta el Altísimo

En la última alianza, en Jesús el iniciador, todo culto se centra en el ofrecimiento de la persona a la justicia de Dios.

Con las orientaciones de sus mandamientos la vida cotidiana nos llama a concretar actos de justicia y amor con los otros.

Es un tejer la existencia desde la vivencia de Jesús el inspirador y expresar la vida toda en una acción de gracias, por la capacidad que nos concede de actuar bajo su sombra.

El memorial eucarístico es el desplazamiento absoluto y radical de cualquier tipo de sacrificio de cosas y la exclusiva postulación de lo único agradable al Señor: hacer su voluntad.

no seas mezquino en tus ofrendas; cuando ofreces, pon buena cara, y paga de buena gana los diezmos

El impuesto del pobre lo encontramos a cada paso todos los días. Siempre hay uno que nos recuerda que dar es mejor que recibir.

La frecuente mención actual de los pobres y el esfuerzo político por resolver su situación debe ser también apoyado desde esta óptica de la ofrenda.

Hay que purificarlo de la demagogia que lucra poder a través de gestos que pretenden ganar votos solamente.

Da al Altísimo como él te dio: generosamente, según tus posibilidades, porque el Señor sabe pagar y te dará siete veces más

Los discípulos del evangelio que se inquietaban por su recompensa, encuentran en las palabras de Jesús una tradición que atribuye al Señor una gran generosidad.

No confíes en sacrificios injustos

Como la segunda clase de hombres que según Ignacio de Loyola no dan al Señor lo que pide, sino que dan algo, sin entregarse del todo.

Salmo responsorial: 49



REFLEXIÓN

 

El que me ofrece acción de gracias, / ése me honra; / al que sigue buen camino / le haré ver la salvación de Dios

Acción de gracias es el comportamiento acorde al designio.

Jesús es el arquetipo de la acción de gracias por su entrega al Padre como sacrificio por los pecadores.

El tercer tipo de hombres promovido en los ejercicios espirituales ignacianos, es aquél quien sube al ara de la ofrenda de sí mismo en su disponibilidad a la voluntad del Padre, en seguimiento de Jesús de Nazareth.

Marcos 10,28-31



REFLEXIÓN

Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido."

Pedro le recuerda a Jesús que nuestras relaciones cargan con una expectativa o interés, que anhela ser recompensado o reconocido.

recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.

Jesús le recuerda a Pedro que efectivamente hay reconocimiento y recompensa en esta relación, pero va más allá de cualquier cálculo: incluye persecuciones y eternidad.

El santo cristiano se preocupa de la justicia de Dios y esto le acarrea persecuciones. La recompensa en este mundo al seguimiento y la entrega a la causa de Jesús es un proceso de realización y sufrimiento. Por eso es pasión. Es muerte y resurrección.

Esa recompensa va apareciendo en la comunidad fraterna que se construye como un reino de ágape.

En ella nuestras vidas se van acercando, entrecruzando y la solidaridad mutua va creando fuertes vínculos de lealtad y apoyo.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

Pedro como animoso y entusiasta se apunta de primero pero se le advierte: puede quedar de último.

Nuevamente: el cálculo que hagamos puede no ser el adecuado.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1397161378063032320?s=20