miércoles, 26 de mayo de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Año Impar

Eclesiástico 36,1-2a.5-6.13-19



REFLEXIÓN

Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente.

La expectativa del autor inspirado se orienta a la restauración del pasado de Israel. Pero en esto la historia del pueblo elegido como paradigma muestra otra verdad.

El pasado no volverá. Solo que el futuro lo podemos ver con esperanza porque hay atisbos de él que nos provee la palabra.

De ahí que nuestros esquemas nos ayudan a esperar como conocido lo desconocido. Pero esto no significa revivificar el pasado.

Para muchos en el Pueblo de Dios viviendo en nuestro segmento actual del tiempo, la esperanza se cifra en la vuelta al pasado y los valores perdidos.

La verdadera esperanza tendría que ser un poco más abierta, a formas y realidades que no son exactamente las copias del pasado, sino quizás su transfiguración, renovación, refundación.

reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno

Reconozcan también que es el Misterio indomeñable y amoroso.

Que no cabe en nuestra especulación por brillante que sea, tanto la que lo niega como la que lo afirma.

Todas las espadas que se cruzan en lides religiosas y teológicas, para sobresalir como las elegidas y ungidas de la verdad plena, para que el resto del Pueblo de Dios se someta a un totalitarismo religioso de nuevo cuño dogmático, merecerían deponerse voluntariamente ante el Misterio siempre más grande del Señor en su Palabra encarnada.

Hemos de aprender que ni los profetas, ni los sabios en Israel en sus reflexiones y oráculos percibieron como idea clara y distinta el futuro que se avecinaba.

Por eso, ante todo su palabra inteligente y humana se concebía a sí misma como un préstamo de la sabiduría del Dios altísimo, que rebasaba en forma apabullante cualquier cálculo.

Por qué no aprenderemos a ubicarnos en nuestra importancia relativa en el contexto de la Palabra?

Salmo responsorial: 78



REFLEXIÓN

No recuerdes contra nosotros / las culpas de nuestros padres

Es difícil zafarse del determinismo del código genético ancestral, con sus fortalezas y falencias, para abrirse a las probabilidades de superación de ese lastre.

te daremos gracias siempre, / contaremos tus alabanzas / de generación en generación

Cuando captemos que nada de lo ocurrido previamente nos condena definitivamente, sino que hay fundadas esperanzas en la llegada de un indulto, nos daremos cuenta del significado de la Salvación efectiva en nuestro tejido humano.

Las decisiones que nos anteceden han podido perjudicar nuestras posibilidades de futuro. Las decisiones que tomamos han podido perjudicar a las generaciones que sobrevendrán.

La fe en la salvación del Señor por su Palabra trasciende nuestra realidad y nos dona un espíritu resiliente, una capacidad de remontarnos, para salir de cualquier cloaca.

Marcos 10,32-45



REFLEXIÓN

los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba;

En la segunda semana de los ejercicios ignacianos se nos ofrece un Rey, un líder que llama a seguirlo. Pero no a superarlo. No exigirá nada que no haga él primero. Su conducción es ejemplar, porque inspira hacer como él.

los que seguían iban asustados

el Hijo del hombre va a ser entregado

Porque la carne presiente la crucifixión y teme el dolor y la ignominia. El carisma ignaciano es para ubicar al creyente ejercitante en tal disposición de fe confiada que acepta y se abre a la perspectiva de la crucifixión, alentado por el caminar siempre por delante de Jesús, Rey eternal.

De nuestra parte se nos pide confiar en medio del temor, como los jóvenes en medio de las llamas, que alababan al Señor.

el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará

Pero se necesita esa luz de la Resurrección para soportar la oscuridad desde la luz.

No es lo mismo adentrarse en las tinieblas del mundo a ciegas, que con la luz que nos ha concedido el Señor Jesús.

En Jesús su historia se hace nuestro credo. Es nuestra orientación para descifrar el futuro.

Es nuestra resurrección pero debemos asumir con él nuestra pasión.

En el camino tendremos miedo, pero él lo ha hecho primero, viene con nosotros y es nuestro conocido de lo desconocido.

Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?

Frente a todo ímpetu de ambición de poder, por mezquino que parezca nos confronta Jesús con su propia ambición: entregarse al designio del Padre.

La pregunta es demasiado grave y puede generar consecuencias difíciles de asumir. Pareciera una pregunta para candidatos al bautismo y no vendría mal que se insertara en el ritual de los adultos que se bautizan actualmente.

Contestaron: "Lo somos."

Si somos honestos con nuestras resistencias sentidas habríamos de decir más bien: No sé.

Pero somos además audaces con la asistencia del Espíritu, que nos da alas para volar, y nos lleva a poner la confianza en la Palabra más que en nuestras débiles fuerzas.

sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado

Parece que se trata de un seguimiento que no ofrece recompensa a las ambiciones de glorias humanas.

Puede que esta sabiduría sea la explicación de la petición insistente que Ignacio de Loyola hace para sufrir y padecer humillaciones.

El amor en su tercera forma que lleva a querer parecerse a Jesús en su camino histórico.

Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen

Es la lectura de la historia política del mundo que nos ofrece la Palabra. Ayuda a poner en su dimensión exacta las luchas de poder que pululan, incluso en las instituciones sacras.

Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos

Porque la humillación y la pasión no tienen una función narcisista o egoísta sino que se vinculan a un servicio de la vida que se entrega para el establecimiento del Reino.

No tanto parecerse a Jesús como vanidad, sino como transformación desde el Espíritu de Jesús para servir con la vida al Reino.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1397518205569179661?s=20

 

Miércoles, VIII semana
San Agustín Confesiones 10,26,37—29,40



Señor, ¿dónde te hallé para conocerte –porque ciertamente no estabas en mi memoria antes que te conociese–, dónde te hallé, pues, para conocerte, sino en ti mismo, lo cual estaba muy por encima de mis fuerzas? Pero esto fue independientemente de todo lugar, pues nos apartamos y nos acercamos, y, no obstante, esto se lleva a cabo sin importar el lugar. ¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y, a un mismo tiempo, respondes a todos los que te interrogan sobre las cosas más diversas. Tú respondes claramente, pero no todos te escuchan con claridad. Todos te consultan sobre lo que quieren, mas no todos oyen siempre lo que quieren. Optimo servidor tuyo es el que no atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti escuchare.

REFLEXIÓN

La Verdad de Dios es un Tú, que buscamos y cuestionamos más que lo que escuchamos. Aplicamos nuestro uso común ordinario, que es decir, opinar, hablar sin casi descanso. Pero menos el escuchar y asimilar lo que se nos pueda decir. Dios ama el silencio y es silencio, en el cual se nos comunica, si estamos abiertos a escuchar.

¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.

REFLEXIÓN

El Señor pasa de incógnito, pero no se queda anónimo, porque quien lo experimenta, sabe que es Él y que Él es. Es un Amor primero, posicionado en nuestro centro, quizá olvidado pero disponible.

 Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será realmente viva, llena toda de ti. Tú, al que llenas de ti, lo elevas, mas, como yo aún no me he llenado de ti, soy todavía para mí mismo una carga. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas, dignas de ser aplaudidas, y no sé de qué parte está la victoria. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Contienden también mis tristezas malas con mis gozos buenos, y no sé a quién se ha de inclinar el triunfo. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; tú eres misericordioso, y yo soy miserable. ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo un servicio? ¿Quién hay que guste de las molestias y trabajos? Tú mandas tolerarlos, no amarlos. Nadie ama lo que tolera, aunque ame el tolerarlo. Porque, aunque goce en tolerarlo, más quisiera, sin embargo, que no hubiese qué tolerar. En las cosas adversas deseo las prósperas, en las cosas prósperas temo las adversas. ¿Qué lugar intermedio hay entre estas cosas, en el que la vida humana no sea una lucha? ¡Ay de las prosperidades del mundo, pues están continuamente amenazadas por el temor de que sobrevenga la adversidad y se esfume la alegría! ¡Ay de las adversidades del mundo, una, dos y tres veces, pues están continuamente aguijoneadas por el deseo de la prosperidad, siendo dura la misma adversidad y poniendo en peligro la paciencia! ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo sin interrupción un servicio? Pero toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia.

REFLEXIÓN

Más que el espacio, la temporalidad se hace sentir en la existencia humana. Y así se va construyendo nuestra inestabilidad, aunque disfrutemos largamente de las bondades de la vida. Y por eso la misericordia del Señor, que es su comprensión y compensación a nuestra inestabilidad, nos comparte su permanente solidez.