lunes, 19 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 16 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Éxodo 14,5-18



REFLEXIÓN

El Señor hizo que el Faraón se empeñase en perseguir a los israelitas

Que ciertas cosas desafortunadas sucedan, que ciertas decisiones desacertadas ocurran, no es ajeno a la soberanía del Señor.

Es el tema de su intervención en los acontecimientos de la historia y la libertad de los seres humanos, que pueden enceguecerse y seguir el curso de sus ciegas pasiones.

El trabajo de fe, como don, del creyente, es mantenerse esperanzado en el dominio del Señor y evitar que se adueñe de él la furia pasional que trastoca su libre albedrío.

Esto implica conocerse y conocer sus debilidades por donde es posible perderse para sí y posiblemente para otros.

¿qué es lo que nos has hecho sacándonos de Egipto?

El proceso de liberación es crucificado. Requiere mucho coraje de fe, para persistir en la convicción que estamos en manos amorosas y que saldremos bien librados.

"No tengáis miedo; estad firmes, y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio."

Nuestra mirada de creyentes es de tal calidad que horada los hechos y ve el trasfondo: el Señor lucha por nosotros junto a nosotros.

Di a los israelitas que se pongan en marcha

Entretanto el miedo no nos puede paralizar y hemos de continuar en la marcha de la liberación.

Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria

Porque de su gloria participamos con nuestra salvación. Su Gloria es participada, como la mesa a la que nos sentamos todos, sin exclusión.

Interleccional: Éxodo 15,1-6



REFLEXIÓN

Mi fuerza y mi poder es el Señor

Él es mi Dios: yo lo alabaré; / el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré

Te reconocemos Señor como el Dios bueno de nuestra historia, que atestigua una presencia salvadora en nuestra existencia.

Cuando despertamos con la sensación de vacío en la mañana, quizás porque hemos frustrado nuestra vitalidad e identidad, desconocemos que agradecidos hemos de mirar el bien que sobreabunda en el entorno de nuestro existir.

El Señor es un guerrero, / su nombre es "Yahvé"

Un guerrero de los oprimidos por el pecado, que es como la sentencia de muerte que pende sobre el prisionero, o el diagnóstico de enfermedad incurable sobre un enfermo terminal.

Mateo 12,38-42



REFLEXIÓN

Esta generación perversa y adúltera exige un signo

Si pedir un signo de tu cercanía y salvación es pertenecer a la perversidad, es mejor no recibirlo, ni pedirlo. Quizás deba ahondar en que tú todo lo tienes en tu providencia y sabes lo que necesitamos.

Una búsqueda afanosa e impaciente de un signo especial cuando están viendo signos. Todo está siendo signo.

Buscando signos podemos pasar la vida y no hacemos lo que tenemos que hacer.

tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.los hombres de Nínive se alzarán

Muerte y resurrección es el gesto que nos legó. El que quiera creer, que lo haga.

se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

El que quiera convertirse que lo haga.

Convertirse y creer es nuestra total responsabilidad. Más que con signos, convertirse es asunto del corazón que se rinde.

la reina del Sur se levantará

Hay quienes con menos signos se han convertido mejor.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1417086049034113024?s=20

BEATO CARLO

 BEATO CARLO


Carlo nos recuerda cual es el centro, cual es la fuente, cual es el motor. Junto a Jesús siempre

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Magnesios
(Caps. 6,1-9,2: Funk 1,195-199)

UNA SOLA ORACIÓN Y UNA SOLA ESPERANZA EN LA CARIDAD Y EN LA SANTA ALEGRÍA

Como en las personas de vuestra comunidad, que tuve la suerte de ver, os contemplé
en la fe a todos vosotros y a todos cobré amor, yo os exhorto a que pongáis empeño por
hacerlo todo en la concordia de Dios, bajo la presidencia del obispo, que ocupa el lugar de
Dios; y de los presbíteros, que representan al colegio de los apóstoles; desempeñando los
diáconos, para mí muy queridos, el ejercicio que les ha sido confiado del ministerio de
Jesucristo, el cual estaba junto al Padre antes de los siglos se manifestó en estos últimos
tiempos.
Así pues, todos, conformándoos al proceder de Dios, respetaos mutuamente, y nadie
mire a su prójimo bajo un punto de vista meramente humano, sino amaos unos a otros en
Jesucristo en todo momento. Que nada haya en vosotros que pueda dividiros, antes bien,
formad un solo cuerpo con vuestro obispo y con los que os presiden, para que seáis
modelo y ejemplo de inmortalidad.
Por consiguiente, a la manera que el Señor nada hizo sin contar con su Padre, ya que
formaba una sola cosa con él -nada, digo, ni por sí mismo ni por sus apóstoles-, así
también vosotros, nada hagáis sin contar con vuestro obispo y con los presbíteros, ni
tratéis de colorear como laudable algo que hagáis separadamente, sino que, reunidos en
común, haya una sola oración, una sola esperanza en la caridad y en la santa alegría, ya
que uno solo es Jesucristo, mejor que el cual nada existe. Corred todos a una como a un
solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo que procede de un solo
Padre que en un solo Padre estuvo y a él solo ha vuelto.
No os dejéis engañar por doctrinas extrañas ni por cuentos viejos que no sirven para
nada. Porque, si hasta el presente seguimos viviendo según la ley judaica, confesamos no
haber recibido la gracia. En efecto, los santos profetas vivieron según Jesucristo. Por eso,
justamente fueron perseguidos, inspirados que fueron por su gracia para convencer
plenamente a los incrédulos de que hay un solo Dios, el cual se habría de manifestar a sí
mismo por medio de Jesucristo, su Hijo, que es su Palabra que procedió del silencio, y que
en todo agradó a aquel que lo había enviado.
Ahora bien, si los que se habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron a una
nueva esperanza, no guardando ya el sábado, sino considerando el Domingo como el
principio de su vida, pues en ese día amaneció también nuestra vida gracias al Señor y a
su muerte, ¿cómo podremos nosotros vivir sin aquel a quien los mismos profetas,
discípulos suyos ya en espíritu, esperaban como a su Maestro? Y, por eso, el mismo a
quien justamente esperaban, una vez llegado, los resucitó de entre los muertos.