jueves, 19 de agosto de 2021

PALABRA COMENTADA

 

JUEVES 20 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Jueces 11,29-39ª



REFLEXIÓN

Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo

Ella le dijo: "Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que prometiste, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos."

llorando con mis amigas, porque quedaré virgen

Según las circunstancias que cambian, algunos valores también, y éstos tienen su cambio más radical en el evangelio de Jesús de Nazaret.

El sacrificio humano, sublimado por motivos religiosos en el antiguo Israel, y la virginidad menospreciada, tienen otro sentido en Jesús.

Con su predicación y acción sanadora hombres, mujeres y niños nacionales y extranjeros son revelados en su máxima dignidad como hijos del Padre y hermanos entre sí.

La virginidad como entrega de sí, contrario al violento sacrificio humano, se realza como valor más allá del valor de la pareja, el matrimonio, la descendencia. Por el reino de los cielos.

Es posible que la intolerancia del mercado a lo que no puede mercantilizar, mueva sus hilos para fomentar campañas que promueven con furor la actividad sexual y de paso desacrediten el ofrecimiento que hacen algunos de su celibato y virginidad en aras de la solidaridad.

Salmo responsorial: 39



REFLEXIÓN

Dichoso el hombre que ha puesto / su confianza en el Señor

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído

El valor del sacrificio y ofrenda de cosas que aluden a un culto idolátrico y engañoso, cede por el evangelio a una entrega de sí, en obediencia de fe, como máxima expresión de sacrificio auténtico.

En Jesús el derramamiento de sangre en la cruz, estuvo animado por un espíritu de entrega de sí, que le dio el sentido de verdadera buena nueva: hombre y mujer en Jesús de Nazareth son libres de la esclavitud de cualquier sacrificio impuesto, excepto el de la propia entrega a la solidaridad.

Y se erige como criterio de todo sacrificio que salva.

Mateo 22,1-14



REFLEXIÓN

habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.

La parábola en boca de Jesús no es un mero enigma para divertirse o quedarse pensando como ante una adivinanza, celebrando su creatividad o ingeniosidad. Es un llamado a decidirse por el Reino. Un llamado a una conversión.

Incluso es una exhortación a un trabajo que incluye un despertar de la seguridad de sentirse elegidos quizás por algún título: pertenencia a una cultura, raza, sociedad, credo.

Para desarrollar un mundo unido por lazos que broten de la propia entrega como sacrificio para la libertad y la solidaridad.

Las caricaturas pasadas o presentes del sentido del sacrificio de la cruz, como por ejemplo las desviaciones patológicas del masoquismo y el sadismo cubiertas de devoción, no deben echar a pique el sentido evangélico de sacrificio.

un rey que celebraba la boda de su hijo

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad

Una realidad histórica sobre un reinado odiado sirve a Jesús como base para un relato que da a entender un cambio, pero no político.

salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos

Otro tipo de gente es invitada a entrar al reino y su festín.

Se plasma así el cambio que ha venido con Jesús porque los oficialmente incluídos serán excluídos para incluir a otros que estaban excluídos y ni se consideraban dignos.

"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos""

El evangelista refleja una situación posterior a Jesús cuando comunidades cristianas estaban formadas de personas de diferente procedencia y condición.

Entonces se advierte que también aquí hay posibilidad de selección, porque haber sido llamado al reino y su festín no asegura su permanencia.

Un nuevo llamado a nuestra colaboración en el seguimiento del designio.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1428321204901920774?s=20

BEATO CARLO

 BEATO CARLO


“Hacen cola durante horas para ir a un concierto”, decía, “pero no se quedan incluso un momento antes del tabernáculo "

De los tratados de Balduino de Cantorbery, obispo

(Tratado 7, Sobre la salutación angélica: PL 204, 477-478)

FLOR QUE SUBE DE LA RAÍZ DE JESÉ

A las palabras del ángel, que repetimos cada día para saludar a la santísima Virgen con
filial devoción, añadimos: Y bendito el fruto de tu vientre. Expresión que añadió Isabel, al
ser saludada por la Virgen, a las últimas palabras que había dicho el ángel a María en su
saludo. Y así dijo Isabel: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. De
este fruto habla Isaías cuando dice: Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria,
fruto del país. ¿Cuál puede ser este fruto, sino el Santo de Israel, que a la vez es semilla
de Abrahán, vástago del Señor, y flor que sube de la raíz de Jesé, fruto de vida del que
hemos participado?
Bendito, realmente, en la semilla, bendito en el vástago, bendito en la flor, bendito en el
don; por último, bendito en la acción de gracias y la plena glorificación. Cristo,
descendiente de Abrahán, ha nacido según la carne de la estirpe de David.
Es el único entre los hombres que ha llegado al ápice de la bondad. Ha recibido el
Espíritu sin medida. Sólo él puede realizar toda justicia. Pues su justicia responde de la de
todos. Así, dice Isaías: Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus
semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los Himnos ante todos los pueblos. Porque
éste es el vástago de la justicia, bendecido y embellecido con la flor de la gloria. ¿De qué
gloria? De la mayor que cabe imaginar; más aún, es de tal naturaleza que no hay
posibilidad siquiera de imaginársela. Porque es una flor que sube de la raíz de Jesé.
¿Hasta dónde sube? Hasta lo más elevado, porque Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre. Se alza su majestad por encima de los cielos, para que el vástago del Señor sea
joya y gloria y fruto maravilloso del país.
Ahora bien, ¿qué fruto nos brinda este fruto? ¿De este bendito fruto podremos lograr
alguno que no sea verdadera bendición? En efecto, de esta semilla, de este vástago, de
esta flor, obtendremos frutos de bendición. Y penetrarán en nuestro interior;
primeramente se depositará la semilla: la gracia que nos trae el perdón; después brotará
el vástago: la gracia que se va desarrollando; por último, una espléndida floración: la
esperanza y el disfrute de la gloria. Realmente es fruto bendito por Dios y en Dios así en él
Dios es glorificado de verdad. Es también bendito para nosotros, de manera que,
bendecidos por él, logremos la gloria en él, ya que Dios le otorgó la bendición de todos los
hombres, según la promesa que hizo a Abrahán.