sábado, 21 de agosto de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Sábado, XX
San Ambrosio Comentario sobre los salmos 48,14-15



Cristo, que reconcilió el mundo con Dios, personalmente no tuvo necesidad de reconciliación. Él, que no tuvo ni sombra de pecado, no podía expiar pecados propios. Y así, cuando le pidieron los judíos la didracma del tributo que, según la ley, se tenía que pagar por el pecado, preguntó a Pedro: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti». Dio a entender con esto que él no estaba obligado a pagar para expiar pecados propios; porque no era esclavo del pecado, sino que, siendo como era Hijo de Dios, estaba exento de toda culpa. Pues el Hijo libera, pero el esclavo está sujeto al pecado. Por tanto, goza de perfecta libertad y no tiene por qué dar ningún precio en rescate de sí mismo. En cambio, el precio de su sangre es más que suficiente para satisfacer por los pecados de todo el mundo. El que nada debe está en perfectas condiciones para satisfacer por los demás. Pero aún hay más. No sólo Cristo no necesita rescate ni propiciación por el pecado, sino que esto mismo lo podemos decir de cualquier hombre, en cuanto que ninguno de ellos tiene que expiar por sí mismo, ya que Cristo es propiciación de todos los pecados, y él mismo es el rescate de todos los hombres.

REFLEXIÓN

No hay necesidad de más víctimas,  y en profundidad toda víctima ya no lo es sólo ella sino Cristo lo une a sí, por lo cual una víctima de cualquier injusticia y violencia, es Cristo entre nosotros nuevamente vivo y clamante de solidaridad. No sólo somos hijos de Dios en el Hijo, garantía y fundamento de nuestra dignidad y de nuestro derechos humanos trascendentes, sino que somos víctimas en el Hijo y nuestro sufrimiento es el suyo y nuestro clamor, no menos suyo. Se entiende así por qué se desviven los místicos en unirse a las víctimas en el cuido y solidaridad. Porque alivian la víctima única que reúne a todas.

viernes, 20 de agosto de 2021

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 20 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Rut 1,1.3-6.14b-16.22



REFLEXIÓN

"No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios."

Una decisión por un Dios, el Dios de Israel, que se vincula a una relación humana de compañía y solidaridad. Como una amistad.

Sin que sea obligante Rut hace suya la suerte de Noemí porque la ha conocido y la prefiere, a irse por su cuenta y vivir independiente. Es una decisión libre pero con motivaciones de amistad.

Así entra el Señor en su vida, por una experiencia de amistad humana, que en sus gestos y con sus valores, alcanza a darlo a conocer y querer

La amistad entre nosotros hombres y mujeres, aun no creyentes, puede llevar a una experiencia de Trascendencia, de absoluto, de un Dios Padre, persona, amoroso, salvador.

La amistad de todo tipo en la medida de su autenticidad, fundada en motivos altruístas, es el tanto cuanto para hacer vida el Principio y Fundamento de los ejercicios espirituales ignacianos.

Salmo responsorial: 145



REFLEXIÓN

que hace justicia a los oprimidos, / que da pan a los hambrientos.

El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos. / El Señor guarda a los peregrinos

Sustenta al huérfano y a la viuda

Vivimos una hora de activismo: protesta por diferentes razones y supuestas necesidades, que reclaman derechos supuestamente vulnerados, y para lo que no se tiene ya paciencia.

Las protestas en su mayoría pacíficas en cierta forma, recurren a otra forma de imposición: cerrar calles, obstaculizar la movilidad en las ciudades o carreteras de un país.

Ese activismo no tolera que no se le escuche.

Medido en tiempo este clamor es el de los pacientes impacientes, los pacientes que se cansaron de la paciencia, y están irritados porque las soluciones se dan para otros, que ya tienen sus necesidades básicas satisfechas.

El clamor de los pobres es el clamor que escucha el Señor, como en el Éxodo. No nos extrañemos de los cambios que impulsa su Espíritu en las circunstancias actuales de la historia.

Aunque el clamor nos incomode.

Mateo 22,34-40



REFLEXIÓN

""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

Se trata de un primer mandamiento y uno segundo, pero semejantes, es decir, de igual rango.

En qué? En amar: agapao. Amor de preferencia, que implica a la persona. No es amor sólo de afecto como Fileo.

Así amar a Dios por sí mismo, amar al prójimo por sí mismos, porque son dignos de amor, y no excusas ni propaganda para amarlos.

Ambos ágapes se relacionan estrechamente como vasos comunicantes. Si crece uno, crece el otro. Si merma uno, merma el otro.

Somos una familia y amarnos unos a otros, en ágape, entraña que hay amor para todos y cada uno.

Este es el núcleo duro de la ley, los profetas y Jesús de Nazareth.

De la palabra revelada y encarnada de Dios.

Su mandato, su voluntad, su beneplácito, su gloria.

Si respecto a cualquier prójimo se procediera con un bien obrar intencional, deberíamos aplicar el discernimiento espiritual de segunda semana, de los ejercicios espirituales ignacianos, para personas que van haciendo la lucha por ser mejores.

Quizás más que pecar se pretende hacer bien las cosas. Pero, viene el enemigo y se mezcla.

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