Domingo 23 de tiempo ordinario
Isaías 35, 4-7ª
REFLEXIÓN
Mirad a vuestro
Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará
La Palabra busca convencernos, persuadirnos, que con ella, en
ella, por ella somos verdaderamente dignos y colmados de grandeza.
No se trata de un enfoque de vida lastimera y sufriente, para
satisfacción de una divinidad celosa y arbitraria.
Se trata de la visión de una existencia que se empodera con
la compañía de un Dios potenciador, promotor, solidario.
Nuestra desolación y pequeñez de nuestra mano viene, incluso
lo que individualmente no nos buscamos, porque dependió de una cadena de
circunstancias que nos precedieron y ubicaron.
El desquite de su parte es el ofrecimiento de colmar nuestro
anhelo. Nuestro sueño, como dice la etiqueta actual. Pero eso sí: no lo hará
sin nuestra libertad.
han brotado aguas
en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco
un manantial
La Palabra investida en lengua humana nos surte de imágenes
contradictorias para golpear nuestra lógica cerrada sobre las realidades de
este mundo, como si fueran las únicas. La Palabra lleva el lenguaje hasta
extremos que nos hacen dudar si lo que esperamos es un sueño o un absurdo.
Salmo responsorial: 145
REFLEXIÓN
El Señor reina
eternamente
Un reinado es un dominio efectivo, absoluto pero benéfico. Un
orden de cosas y circunstancias que favorecen valores éticos de fraternidad.
Santiago 2. 1-5
REFLEXIÓN
¿Acaso no ha
elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos
del reino, que prometió a los que lo aman?
Es la base que nos ofrece la Palabra para asumir con
prioridad de aprecio y acción al pobre: él es la dramatización viviente de
nuestra auténtica condición humana. Porque ante el Señor todos somos pobres y
Él nos enriquece.
En la sociedad fraterna que estamos llamados a construir, un
criterio privilegiado es el de la equidad de trato y por eso la Palabra en
Santiago nos previene contra el favoritismo hacia el rico y poderoso en
detrimento del pobre e indefenso.
Marcos 7, 31-37
REFLEXIÓN
le metió los dedos
en los oídos y con la saliva le tocó la lengua
Podemos abrir nuestra mente y figurarnos la progresivamente
avanzada tecnología médica como los gestos de Jesús de Nazaret haciendo
contacto con nuestras dolencias y enfermedades.
Porque estas son límites y barreras del anti-reino que el
empoderamiento del Espíritu en nosotros quiere superar.
Las lecturas hallan un común denominador en el
oprimido que será liberado. Tal esperanza debe justificar: configurar una fe
fuerte, un suspiro profundo, una práctica equitativa, y un mundo nuevo.
Ni el AT ni el NT en estos textos
precisan la justificación en una espiritualización dicotómica, sino en bienes
concretos cuya fuente es el Padre.
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