viernes, 10 de septiembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 23 de tiempo ordinario

Año Impar

 

1Timoteo 1,1-2.12-14



REFLEXIÓN

 

Jesucristo, nuestra esperanza

 

Se expresa el gozo de la obra de Dios, como algo gratuito, por lo admirable de su intervención en elcurso de la historia de los hombres y los acontecimientos.

 

Con esta intervención Pablo se potenció para seguir a Cristo en trabajos, persecuciones y padecimientos apostólicos.

 

verdadero hijo en la fe

 

Se pueden criar hijos de carne y sangre, pero no necesariamente afiliarlos en la fe de Jesús.

 

Para eso se requiere la propia voluntad del candidato, movida por el Espíritu del Señor.

 

Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro

 

Una bendición que ensancha el corazón disponiéndolo para dar cabida a alguien mucho más grande: bondad, compasión y plenitud.

 

Son dones reconciliadores, sanadores, pacificadores, que mueven a la buena voluntad, a la colaboración, a la amistad, a la fraternidad.

 

que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio

 

yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente

 

En las cartas de influjo paulino se observa una subjetivación del proceso de conversión, expresado con fórmulas vivenciales en primera persona, y con la intención de comunicar intersubjetivamente el gozo de su hallazgo y encuentro con el Señor Jesús, en el camino de su existencia.

 

Pablo tropezó con una manifestación de Jesús vivo en su gloria, pero identificado con sus seguidores perseguidos, y vivió una desorientación que puso su mundo y orden patas arriba.

 

Volvió a nacer en el Espíritu, como en el evangelio de Juan se le dice a Nicodemo: para entrar en el reino hay que nacer de nuevo.

 

Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía

 

No es un asunto de culpa sino de misericordia.

 

Hay malhechores que se arrepienten y entonces cobran un conocimiento y conciencia que no tenían, con una perspectiva nueva del daño inferido a otros.

Literalmente no sabían lo que hacían. Y aunque no debemos presumir que es el caso de todos, si podemos estar abiertos a considerar la verdad de la expresión: Perdónalos porque no saben lo que hacen, o que se hacen.

 

Porque el daño que hacemos a otros nos lo hacemos también, rasgando la unión fraterna y maltratando el cuerpo que todos somos.

 

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente

 

El creyente vivo en la fe se mece al compás del susurro del Espíritu, que lo toca misteriosamente con el influjo de los hechos y la sensibilidad del corazón.

 

Es una bendición lograr tal situación, porque se tiene la experiencia de habitar en un estrato en el que no hay soledad sino acompañamiento del Señor.

 

Lucas 6,39-42



REFLEXIÓN

 

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

 

 

Pudiera estarse dando que somos ciegos conduciendo a otros ciegos, cuando nos aferramos o apegamos a nuestra ideología, filosofía, sabiduría, conocimiento, información, perspectiva o expresión de lenguaje, sin dejar ni el mínimo resquicio a la autocrítica, revaloración, re evaluación, re formulación o arrepentimiento y reconocimiento de un error.

 

Porque la soberbia es una ceguera, y la obediencia de fe es visión.

 

si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro

 

Estar en un aprendizaje tiene el riesgo de perder la perspectiva cuando se domina una etapa. Podemos alzarnos con lo que no es nuestro.

 

no reparas en la viga que llevas en el tuyo

 

Sin autocrítica que conduzca al cambio de mente es difícil ver ni mota ni ojo del hermano.

 

No aprendemos en los movimientos y activismo social, embriagados como estamos en la denuncia de la injusticia del otro.

 

Por eso caemos después en lo mismo que denunciamos.

 

¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano

 

O sea que somos hipócritas y que debo sacar mi viga que entorpece la visión correcta, para ver bien la mota y la pequeñez del otro que me saca de quicio y me hace intolerante.

 

Podría ser ciego por no ver, e hipócrita por no querer ver, pero pretender que veo para no dar mi brazo a torcer y rehuir el cambio necesario.

 

Hay situaciones en las que nos ensañamos con la culpabilidad de personas y colectivos, por el daño objetivo ocasionado, sin reconocer que no podemos ser sin más jueces puros e inocentes, sino que en todos tenemos algún grado de responsabilidad personal y social por acción u omisión.

 

Entonces brilla la sabiduría de la frase que dijo: el que esté sin pecado que tire la primera piedra.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1436285765068148748?s=20

BEATO CARLO

BEATO CARLO


 

De los sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella
(Sermón 11: PL. 194, 1728-1729)

NADA QUIERE PERDONAR CRISTO SIN LA IGLESIA

Hay dos cosas que son de la exclusiva de Dios: la honra de la confesión y el poder de
perdonar. Hemos de confesarnos a él. Hemos de esperar de él el perdón. ¿Quién puede
perdonar pecados, fuera de Dios? Por eso, hemos de confesar ante él. Pero, al desposarse
el Omnipotente con la débil, el Altísimo con la humilde, haciendo reina a la esclava, puso
en su costado a la que estaba a sus pies. Porque brotó de su costado. En él le otorgó las
arras de su matrimonio. Y, del mismo modo que todo lo del Padre es del Hijo, y todo lo del
Hijo es del Padre, porque por naturaleza son uno, igualmente el Esposo dio todo lo suyo a
la esposa, y la esposa dio todo lo suyo al Esposo, y así la hizo uno consigo mismo y con elPadre: Éste es mi deseo, dice Cristo, dirigiéndose al Padre en favor de su esposa, que ellos
también sean uno en nosotros, como tú en mi y yo en ti.
Por eso, el Esposo, que es uno con el Padre y uno con la esposa, hizo desaparecer de
su esposa todo lo que halló en ella de impropio, lo clavó en la cruz y en ella expió todos
los pecados de la esposa. Todo lo borró por el madero. Tomó sobre sí lo que era propio de
la naturaleza de la esposa y se revistió de ello; a su vez, le otorgó lo que era propio de la
naturaleza divina. En efecto, hizo desaparecer lo que era diabólico, tomó sobre sí lo que
era humano y comunicó lo divino. Y así es del Esposo todo lo de la esposa. Por eso, el que
no cometió pecado y en cuya boca no se halló engaño pudo muy bien decir: Misericordia,
Señor, que desfallezco. De esta manera, participa él en la debilidad y en el llanto de su

esposa, y todo resulta común entre el esposo y la esposa, incluso el honor de recibir la
confesión y el poder de perdonar los pecados; por ello dice: Ve a presentarte al sacerdote.
Nada podría perdonar la Iglesia sin Cristo: nada quiere perdonar Cristo sin la Iglesia.
Nada puede perdonar la Iglesia; sino al que se arrepiente, o sea, al que ha sido tocado
por Cristo. Nada quiere mantener perdonado Cristo al que desprecia a la Iglesia. Pues lo
que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a
Cristo y a la Iglesia.
No quites la cabeza al cuerpo. Así no podría estar el Cristo total en ninguna parte. En
ningún sitio está entero Cristo sin su Iglesia. En ningún sitio está entera la Iglesia sin
Cristo. Porque el Cristo entero e integral es cabeza y cuerpo. Por eso dice el Evangelio:
Nadie ha subido al cielo, sino el Hijo del hombre, que está en el cielo. Y éste es el único
hombre que puede perdonar los pecados.