miércoles, 27 de octubre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

MIÉRCOLES 30 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 8,26-30



REFLEXIÓN

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

σαύτως δ κα τ πνεμα συναντιλαμβάνεται τ σθενεί μν· τ γρ τί προσευξώμεθα καθ δε ουκ οδαμεν λλ ατ τ πνεμα περεντυγχάνει στεναγμος λαλήτοις·

 

El Espíritu coopera porque somos débiles.

No siempre sabemos pedir lo que más nos conviene.

Aunque creemos lo contrario, y no nos lo pensamos mucho antes de pedir.

Entonces el Espíritu se aproxima para alinearnos en la dirección del designio con gemidos que no se pueden traducir a un lenguaje conocido.

Se nos pide confiar en una fuerza profunda que nos colabora en corregir el rumbo de nuestros sueños, para que no desvariemos, ni alucinemos, ni nos engañemos, ni erremos el blanco.

Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

δ ραυνν ύτως καρδίας οδεν τί τ φρόνημα το πνεύμαύτως τι κατ θεν ντυγχάνει πρ γίων.

Solo el Señor, quien nos creo, investiga nuestra profundidad de intenciones verdaderas.

Le somos transparentes, aunque no estemos dispuestos y prontos a darle cuentas.

Igual es un atributo, expresado mediáticamente, como algo deseable en la sociedad de la corrupción contemporánea.

Así el Señor puede entrar en contacto con su Espíritu, su gemido, su aspiración, su pulsión.

Sabemos hoy que nuestra profundidad tiene su dimensión inconsciente que empuja en el sentido de experiencias buenas y malas acumuladas a lo largo de la existencia, sobretodo en la tierna infancia.

Éstas nos pueden confundir con el deseo del Espíritu y su propio empuje.

El Señor sabe salvar lo que viene de Él.

Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio

Οδαμεν δ τι τος γαπσιν τν θεν πάντα συνεργε [ θες] ες γαθόν, τος κατ πρόθεσιν κλητος οσιν.

A los amados de Dios: a quién no ama Dios? Si entregó a su Hijo por amor al mundo.

Todas las cosas le sirven, todo ayuda y coopera, todo converge y sintoniza hacia lo bueno y el bien por definición, intrínsecamente, contra toda apariencia.

Esta colaboración profunda del Señor nos hace ver todo, aún lo que no parece, bajo la perspectiva buena, salvada, en pie.

Por eso los que son dóciles al Espíritu en su modo de proceder tienen una experiencia de la vida y una marcha por la historia peculiares, propia, inédita. Ven lo que otros no ven sobre las cosas buenas.

Tenemos en este versículo un asidero teológico espiritual que sirve a la Contemplación para alcanzar amor de San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales.

La experiencia de estos ejercicios debe haber empoderado al ejercitante para leer lo bueno como amado del Señor y llevado por su Espíritu.

No es raro que las personas que viven esta experiencia sean como solitarios descoyuntados, porque su vivencia no es compatible con el rumbo de la cultura dominante.

Son más cercanos en su vivencia a los excluídos y periféricos vulnerables, a las víctimas del poder de personas y sistemas.

Propiciatorios vivientes que llaman a la conversión y al reconocimiento del propio pecado.

A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.

τι ος προέγνω, κα προώρισεν συμμόρφους τς εκόνος το υο ατο ες τ εναι ατν πρωτότοκον ν πολλος δελφος·

 

Si bien es cierto la predestinación es una expresión crítica para la comprensión de la total voluntad salvífica absoluta del Señor, se puede entender este versículo como un dicho de la generalidad de los escogidos y predestinados, en el sentido de que todo elegido es predestinado. Y todos somos escogidos en el Señor Jesús. No implica automatismo en el sentido de que no se requiere nuestro concurso, como se deja ver en los versículos antecedentes.

Hacia dónde va esta predestinación? Hacia el perfil por descontado: la construcción de la imagen del hijo en nosotros, de nuestro hermano, el primogénito.

Esa es la obra que labra el Espíritu a lo largo de nuestra existencia.

Salmo responsorial: 12



REFLEXIÓN

 

alegra mi corazón con tu auxilio

Con el gemido de tu Espíritu, que es tu auxilio operante, puntual, recursivo, acompañante.

Lucas 13,22-30



REFLEXIÓN

 

recorría ciudades y aldeas enseñando

Como los sumarios de los evangelios y en los ejercicios espirituales de segunda semana, para motivar el seguimiento más próximo de Jesús de Nazareth.

"Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos (agonidsomai:esfuerzo que trae una competencia como la atlética) en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán

Nos gana el espíritu de los tiempos con su facilitonería y molicie.

Pero tampoco ayudan los ejemplos de austeridad y mortificación, porque no se entienden en su significatividad profunda.

Que parece quedar en la apariencia antipática que contraria a lo que parece bueno y agradable de la creación.

Contra el automatismo de la pertenencia al Reino, no bastan palabras, intenciones, aun muy repetidas como conjuros.

Hagan la lucha frente a la oportunidad que se presenta estrecha a nuestro ego.

Una advertencia a nuestra tendencia más cómoda que satisface nuestro exclusivo bienestar.

Jesús no habla de quiénes se salvan, sino que se trata de un proceso en el que hay que esforzarse, porque no basta la intención de salvarse.

Ignacio de Loyola detallaba las actitudes respecto de esta lucha en la tipificación de los tres tipos de personas, lo tres binarios: los que sólo se convierten al final de su vida, los que mezclan sus propios intereses como si fueran los del reino y los que en todo y por todo hacían la voluntad de Dios.

Ha habido épocas, y la nuestra no parece ser, en la que se obsesionaron por saber si se estaba entre los salvados o no. Se discutía mucho sobre la predestinación.

Pero este mensaje de la Palabra pone el énfasis más bien en la lucha, en el proceso de esfuerzo más allá de la buena intención.

"Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados"

Incluso hemos consumido el Sacramento.

Un proceso de agonía que debe ir más lejos que sentarse en la mesa con el Señor y escuchar su Palabra. Incluso si hemos consumido el Sacramento y adorado la reserva Eucarística.

Es lo que diría de nuestras cómodas eucaristías y nuestra escucha de homilías y sermones sobre la Palabra. No es suficiente lucha. No es suficiente agonía para ser salvo.

Por qué tiene que ser tan difícil este asunto de la salvación?

Porque el Padre no nos salva si nuestra libertad no se suma y colabora. Y nuestra libertad es compleja, esquiva y tenemos que conquistarla para el designio todos los días.

Esto debiéramos aprender a reflejarlo en todo nuestro quehacer humano para que se hiciera el reino del Padre.

Luego es posible ser desconocidos si no nos esforzamos.

Y podemos pensar que estamos entre los escogidos, pero no.

No hay seguridad sino de acogernos a su misericordia.

hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos

Parece suceder con esforzados no cristianos y no nada, en su lucha por estructuras más justas y solidarias.

No se puede gratuitamente condenarlos o sospecharlos. Hay que sopesarlo todo. Para no ser reprobados.

Este es el momento del Amén, de la docilidad al Espíritu y a la palabra que interpela y descalifica, pero con amor y misericordia, porque se siente que no termina aquí sino que hay esperanza.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1453320390634246148?s=20

BEATO CARLO

NO DECIR MUCHO SINO MÁS BIEN HACER BIEN

 
De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios
(Caps. 30, 3-4; 34, 2-35, 5: Funk 1 99.103-105)

SIGAMOS LA SENDA DE LA VERDAD

Revistámonos de concordia, manteniéndonos en la humildad y en la continencia,
apartándonos de toda murmuración y de toda crítica y manifestando nuestra justicia más
por medio de nuestras obras que con nuestras palabras. Porque está escrito: ¿Va a quedar
sin respuesta tal palabrería? ¿va a tener razón el charlatán?
Es necesario, por tanto, que estemos siempre dispuestos a obrar el bien, pues todo
cuanto poseemos nos lo ha dado Dios. Él, en efecto, ya nos ha prevenido, diciendo: Mirad,
el Señor Dios llega, y viene con él su salario para pagar a cada uno su propio trabajo. De
esta forma, pues, nos exhorta a nosotros, que creemos en él con todo nuestro corazón, a
que, sin pereza ni desidia, nos entreguemos al ejercicio de las buenas obras. Nuestra
gloria y nuestra confianza estén siempre en él; vivamos siempre sumisos a su voluntad y
pensemos en la multitud de ángeles que están en su presencia, siempre dispuestos a
cumplir sus órdenes. Dice, en efecto, la Escritura: Miles y miles le servían, millones
estaban a sus órdenes y gritaban, diciendo: "¡Santo, santo, santo, el Señor de los
ejércitos, la tierra está llena de su gloria!"
Nosotros, pues, también con un solo corazón y con una sola voz, elevemos el canto de
nuestra común fidelidad aclamando sin cesar al Señor, a fin de tener también nuestra
parte en sus grandes y maravillosas promesas. Porque él ha dicho: Ni el ojo vio, ni el oído
oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.
¡Qué grandes y maravillosos son, amados hermanos, los dones de Dios! La vida en la
inmortalidad, el esplendor en la justicia, la verdad en la libertad, la fe en la confianza, la
templanza en la santidad; y todos estos dones son los que están, ya desde ahora, al
alcance de nuestro conocimiento. ¿Y cuáles serán, pues, los bienes que están preparados
para los que lo aman? Solamente los conoce el Artífice supremo, el Padre de los siglos;
sólo él sabe su número y su belleza.
Nosotros, pues, si deseamos alcanzar estos dones, procuremos, con todo ahínco, ser
contados entre aquellos que esperan su llegada. ¿Y cómo podremos lograrlo, amados
hermanos? Uniendo a Dios nuestra alma con toda nuestra fe, buscando siempre con
diligencia lo que es grato y acepto a sus ojos, realizando lo que está de acuerdo con su
santa voluntad, siguiendo la senda de la verdad y rechazando de nuestra vida toda
injusticia.